• El dedo en la llaga.
Sé de
antemano que con mi entrega de hoy, muy seguramente voy a poner el dedo en la
llaga.
Pero no me
interesa.
Purque
también sé perfectamente lo que escribo.
Y por tanto,
como responsable de lo que escribo, me atengo a las consecuencias.
Iniciaré
diciendo que los más recientes hechos violentos registrados aquí en La Paz,
aunque fueron reprobables, sirvieron para algo.
Efectivamente.
Sirvieron
para poner al descubierto la prepotencia con la que actúan algunos tipejos que,
amparados por una cámara o un simple celular , se dicen periodistas.
Quienes, como
dice el Periodista Porfirio Sarabia: “son feibuqueros”.
Incluso,
dichos “periodistas”, de acuerdo con su manera de actuar, en eventos como el
ocurrido, pretenden rebasar la actuación de las autoridades policíacas.
Así es.
Y lo
confirmo, porque así se observó durante uno de estos desafortunados sucesos de
hace unos días.
Allí, pudimos
observar que hay quiénes, que por el solo hecho de decirse periodista, creen
que les asiste el derecho no solamente de transgredir operaciones de
investigaciones policiacas, sino hacerlo de manera despótica.
O si se
quiere, inclusive, son capaces de pretender obstaculizar el trabajo que en
momentos como esos están realizando las autoridades policiacas, lo cual es aún
más reprobable.
Que se
entienda.
Un servidor
no solamente fue reportero de información general en varios Semanarios, y
Diarios como Últimas Noticias, La Extra y El Independiente.
Sino que
también fue reportero de información policiaca.
Es decir, ya
hace muchos años pasé por esos campos minados y supe de aciertos y desaciertos.
Como también
supe de altas y bajas en nuestras filas.
Vamos, en
pocas palabras dediqué más de 40 años a ambas fuentes de trabajo periodístico,
a la par de esta columna EN PRIVADO.
Ahora, ya
tengo cumplidos 74 años.
Es decir,
estoy más allá del bien y el mal.
Y aclaro que
ha sido el trabajo profesional el que me ha hecho llegar lejos.
Pero ¡Jamás
la prepotencia!
Y todo ello
ha sido por una simple y sencilla razón:
Porque
siempre supe, en base a lo que mi padre decía:
“La
prepotencia, es la máscara de la ignorancia”.
Luego
entonces mi consejo es actuar con mesura y prudencia.
Y sobre todo
con criterio y profesionalismo.
En síntesis,
hoy no proporciono nombres.
Pero si hay
alguien que le quede el saco.
Pues,
simplemente que se lo ponga.
Cuestión de
tiempo.