Muy buenos días estimable Lector, gracias, muchas gracias por continuar prefiriendo este su Diario El Independiente.
Inicio esta columna comentando a Usted; Las mexicanas y los mexicanos reconocen que la democracia es esencialmente un sistema de reglas jurídicas y políticas para la celebración de elecciones justas, transparentes, competitivas y equitativas, así mismo para la alternancia pacifica de los gobiernos, por ello nuestra sociedad debe practicar una nueva pedagogía que le dé a la democracia su carácter de condición necesaria pero no suficiente para lograr metas mayores de bienestar. Porque la democracia es fuente de estabilidad y progreso político, de mayores niveles de vida, una mejor educación y brinda una distribución más equilibrada del ingreso justo depende de reformas institucionales, y de políticas públicas que van mucho más allá de la democracia formal.
La sociedad mexicana admite que la democracia es una condición necesaria, mas no suficiente. Ya que un País también requiere instituciones fuertes y eficaces, sociedades civiles responsables y autónomas, políticas públicas decididas y eficaces, ciudadanos respetuosos de la Ley, y sobre todo de los valores democráticos. Comprende que un cambio de régimen no necesariamente genera una democracia moderna y funcional, ni una ciudadanía de alta calidad, por lo tanto, la percepción de lo que ocurriera en nuestro País en los siguientes años debe tener en cuenta la complejidad de las asignaturas pendientes y de la propia sociedad mexicana.
Bajo este contexto: Hoy se advierte en el País una democracia de insuficiente calidad. Actualmente se observa un funcionamiento ineficaz de algunas instituciones políticas. Las mexicanas y los mexicanos quieren más de la democracia, exigen más de los actores políticos y demandan más de los gobiernos. Por ello, los funcionarios que tienen responsabilidades de conducción deben ser muy sensibles a ese reclamo para evitar que se profundice el desencanto con la democracia y lograr que esta se traduzca en progreso y bienestar. Porque la gente reclama, y con razón “Liderazgo Político, recuperación económica, desarrollo social y certidumbre Jurídica”.
Sin embargo; Las reflexiones sobre gobernabilidad y democracia se han vuelto una constante en la discusión política y académica de nuestro México. Todos nos preguntamos si en el origen de nuestras actuales dificultades se encuentran la impericia de la gestión política del gobierno; la falta de adaptación de los actores públicos a los tiempos de la alternancia y la transición; o las crisis internas de los partidos políticos o bien, si en ello intervienen problemas mucho más complejos relacionados con los llamados nudos históricos y estructurales del sistema político con una cultura cívica deficitaria y con la urgente necesidad de hacer reformas políticas de fondo, que transformen la naturaleza del Estado y generen un nuevo arreglo político constitucional. La pregunta central e ¿Cómo lograr que un régimen político eficaz y una sociedad plural, sean la base más consistente para tener una democracia gobernable, funcional y de calidad?
Concluyo: Para que la gobernabilidad sea eficaz, todos los actores políticos – partidos y gobiernos – y los agentes de socialización – organizaciones ciudadanas, medios de comunicación y el sistema educativo – deben inducir entre la sociedad civil una nueva pedagogía que le dé a la democracia el carácter que realmente tiene. Esto si queremos arribar a lo que hoy le llamamos democracia de calidad.