Muy buenos días estimable Lector, gracias, muchas gracias por continuar prefiriendo este su Diario El Independiente.
Inicio esta
columna comentando a Usted; Los progresos en las reformas estructurales que el
País necesita para fortalecer su economía y su competitividad, han sido muy
escasos. La construcción de un sólido Estado de Derecho es un objetivo
inalcanzado. En medio de ese claroscuro, quizá el punto más critico es que
México necesita también, una nueva cultura política, y una pedagogía
democrática que permita a la sociedad mexicana adquirir los hábitos y
costumbres adecuados a los nuevos tiempos y escenarios políticos. En otras
palabras, de la alternancia electoral hoy se debe pasar a una democracia de
calidad.
En este
sentido, la gran tarea de nuestro México, hoy tiene que ver con un esfuerzo
educativo y cultural que produzca una cultura política aprobada para los nuevos
tiempos de la alternancia y la democracia. Porque en política cuentan las ideas
y los valores que se practican desde el poder.
Importan el
dialogo, la conciliación y la tolerancia, pero pesan sobre todo en un contexto
en el que hay que elegir entre distintas opciones los resultados, sin embargo,
esto no significa una crisis, al contrario, con los acomodos naturales de una
nueva vida política en la que todos los partidos políticos se van acostumbrando
gradualmente a actuar tanto como partidos mayoritarios en determinados casos y
como partido de oposición en otros. Además, es normal en las democracias; lo
anormal es la unanimidad.
Bajo este
contexto; México requiere actualmente un sistema de partidos sólido y vigoroso
que permita el fortalecimiento de nuestra vida política y la concertación de
acuerdos en lo fundamental, para impulsar las grandes reformas estructurales
que reclama la modernización del País. Porque la democracia mexicana no empezó
ayer, ni es patrimonio exclusivo de una persona, organización o de un grupo en
particular; su perfeccionamiento ha sido resultado de una larga cadena de
impulsos que conforman todos los actores políticos y sociales, en los cuales
absolutamente todos los partidos políticos tuvieron un protagonismo central.
Ahora bien:
En el México de hoy, existen avances y temas aún pendientes; existen acuerdos y
conflictos; problemas nuevos y asignaturas pendientes antiguas; Hay consensos
políticos aceptados y otros todavía en proceso de construcción y de aprendizaje
cotidiano, insuficiencias y por igual, la inevitable influencia de la economía
o las políticas internacionales. Las mexicanas y los mexicanos vivimos hoy,
nuevos tiempos. Después de un régimen político de larga duración, decidimos en
el año 2018 en forma democrática y madura dar paso a una nueva etapa en el
desarrollo político nacional, llamada Cuarta Transformación.
Concluyo: La
modernidad pasa por la consolidación y el perfeccionamiento de las
instituciones democráticas es la senda de la democracia y con plena vigencia de
las libertades individuales y sociales como México tendrá que enfrentar los
retos del desarrollo.