Muy buenos días estimado Lector, gracias, muchas gracias por la preferencia que nos brinda leyendo su Diario El Independiente.
Inicio esta
columna comentando a Usted: En una declaración del Milenio de las Naciones
Unidas, se fijó la meta de reducir la pobreza a la mitad para el año 2015,
actualmente vivimos el 2025, los avances registrados son disimiles, pero no
desdeñables en nuestros países. Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Nicaragua y
México, muestran progresos cercanos al 60 por ciento en el cumplimiento de la
meta. algunos países en el resto de América Latina avanzaron a un ritmo mayor
que el nuestro, pero en otros como Colombia, Ecuador, Paraguay y Venezuela, los
niveles de pobreza empeoraron.
Las mexicanas
y los mexicanos exigen con urgencia, disminuir la desigualdad y lograr un
desarrollo social humano y sostenible, porque luchar contra la pobreza no es
solo una cuestión de justicia con los mas pobres. Consideran que es un asunto
de seguridad y convivencia civilizada. Se manifiestan por una lucha que deben
librar los gobiernos actuales para no llegar al extremo de que se pregunten
cuanta pobreza soporta la democracia. Los sistemas de gobierno, no pueden
permanecer pasivos, por ética y solidaridad con los que menos tienen, pero
sobre todo por convicción, deben emprender acciones para asegurar su
alimentación y garantizarles ese derecho elemental. Hoy no cabe la indiferencia
ante millones de personas mal nutridas y en condiciones de pobreza, o ante una
niñez que padece carencias proteínicas y energéticas agudas o crónicas.
Bajo este
contexto: La pobreza para los sistemas de gobierno actuales, tanto Federal,
Estatal y Municipal, la traen en su agenda como el más doloroso y grave rezago,
comprenden que combatirla desde su raíz es un deber histórico, un mandato
popular y su mayor compromiso, queriendo romper desde su raíz el circulo
vicioso de la pobreza, por ello los gobiernos trabajan orientando su atención
en la gente, principalmente en quienes sufren mayores carencias y reclaman con
justicia el respaldo de un gobierno para salir adelante. En este sentido a
todas las mexicanas y mexicanos, y gobiernos unidos, nos compete sumar
voluntades para estrechar los márgenes de la pobreza, reducir el hambre y
lograr condiciones de mayor justicia.
En este
sentido: El combate a la pobreza no admite demoras, nuestro País no puede
esperar más ante la exclusión y vulnerabilidad de millones de mexicanos. Es
hora de avanzar con responsabilidad por la seguridad alimentaria y el combate a
la pobreza de nuestros hermanos mexicanos. Se tiene que enfrentar haciéndolo
con voluntad, firmeza y decisión. Sin embargo, no se requiere esfuerzos
aislados que se extravíen en la complejidad de los problemas, ni acciones
verticales que se pierdan en las realidades de cada comunidad, de cualquier
barrio, municipio o región, porque solo atendiendo las propias particularidades
de cada entidad y aprovechando al máximo sus fortalezas regionales, podrán
reducirse los márgenes de la pobreza y la desigualdad.
Concluyo: El
gobierno Federal, Estatal y Municipal, actualmente han implementado una
política social de gran visión, desencadenada grandes beneficios para el
combate a la pobreza extrema. A diario se esfuerzan para garantizar un
instrumento de acciones concretas para disminuir los contrastes de la
marginación y la desigualdad entre nuestros hermanos mexicanos.