• Justicia Agraria.
A ese acto
realizado recientemente, y que tuvo como finalidad fortalecer el acceso de las
mujeres al ámbito rural, yo le llamaría de otro modo.
Es decir le
llamaría Justicia Agraria.
Porque eso
fue en realidad.
Y lo fue,
porque sabemos que desde tiempos ancestrales las mujeres del campo han estado
ahí solo para hacer de comer y parir.
Desgraciadamente
así había sido.
Y todo basado
en el machismo que ha sido ese ADN que ha pasado de generación a generación.
Es decir, de
padres a hijos.
Hoy,
pareciera que las cosas van a cambiar, dado ese interés demostrado por el
gobernador Víctor Manuel Castro Cosío, en aras de que las mujeres del medio
rural tengan garantizado el reconocimiento de su calidad agraria.
Claro que en
estas acciones tuvo también mucho interés el Instituto Sudcaliforniano de las
Mujeres, que representa Berenice Serrato Flores y la Procuraduría Agraria, cuyo
titular es Víctor Suárez Carrera.
Todos ellos,
dejaron entrever la importancia que tiene otorgar este reconocimiento a la
mujer del campo y al mismo tiempo promover el ejercicio efectivo de sus
derechos en condiciones de equidad y sin discriminación.
Esto fue
mediante un documento firmado, donde se destacó que dicho acuerdo representa
una herramienta concreta para combatir las violencias estructurales y avanzar
hacia la igualdad sustantiva.
Ahí, habría
sido Castro Cosío quien expresaría su sentir al respecto, al decir: “creo
firmemente en una justicia agraria que no solo reconozca derechos, sino que los
haga efectivos y tangibles”.
Agregando
además con pleno convencimiento: “que se traduzca en decisiones, en
participación y en voz para todas”.
Y más le
asiste la razón al gobernante cuando sabe que el acceso de las mujeres a la
tierra sigue siendo muy limitado, toda vez que, en Baja California Sur,
únicamente el 34 por ciento de las mujeres cuenta con derechos agrarios.
Sin embargo,
con este gran paso que ahora se da podemos adelantar que, en un corto periodo
de tiempo, las mujeres del campo obtendrán mayores beneficios, y no solo de
este tipo, sino de otros muchos más, simplemente porque se lo merecen.
Lo cierto es
que, con este acuerdo, las instituciones firmaron su compromiso de desarrollar
acciones coordinadas para que más mujeres sudcalifornianas obtengan el
reconocimiento de su calidad agraria y puedan ejercer plenamente sus derechos
en el entorno rural.
Fue por ello
que Castro Cosío les confirmó que: “alcanzar la igualdad sustantiva en la
propiedad social requiere más que voluntad”.
Y lo recalcó:
“se necesitan acciones que coloquen al centro a las mujeres y reconozcan su
diversidad, sus trayectorias y sus aportes a la comunidad”.
Bien entonces
por este tipo de actos que habla de justicia real.
Justicia real
para aquellas que antaño, malamente eran calificadas como el sexo débil y que
no siguen demostrando que al igual que el hombre, tienen reciedumbre, valor y
coraje.
Cuestión de
tiempo.