Narcocorridos.
La
preocupación del gobernador Víctor Manuel Castro Cosío por la ola de violencia
que se dejó sentir en Baja California Sur, es también nuestra.
Y eso debemos
asimilarlo para poner la parte que nos corresponde, es decir, cuidarnos en lo
que cabe, y en su caso denunciar.
Ahora bien,
de ahí parte la solicitud que hace Castro Cosío al gobierno federal que no deje
fuera a la entidad de las estrategias nacionales en materia de seguridad.
En efecto,
pidió al Gobierno de México voltear a ver a Baja California Sur ante los hechos
violentos registrados recientemente, al considerar que no se trata de un
problema menor.
“Sí hay
preocupación”, recalcó, y abundó que, en el caso particular del Gobierno del
Estado, “lo planteé a la secretaria de Gobernación para que el asunto se
coloque como una alerta de carácter nacional”.
Lo anterior
muy a pesar de sus históricamente bajos índices delictivos.
Incluso, tras
estos hechos ocurridos aquí, el gobernador confirmó que se unirá a la intención
de otros estados del país en lo que concierne a la prohibición de
narcocorridos.
Y con esta
entrada para mi entrega de hoy, me remontaré a hace 40 años.
Iniciaré
diciendo que esa intención de prohibir los narcocorridos no tiene nada de
nuevo.
Así es.
Por allá en
1984, la señora Estela Ortiz de Toledo, esposa del entonces gobernador de
Sinaloa, Antonio Toledo Corro, convocó a reporteros de estados colindantes para
una conferencia de prensa.
Vale decir
que por esos tiempos Sinaloa era la entidad donde mayormente se escenificaban
hechos violentos.
A esa
conferencia asistieron reporteros de Sonora, Chihuahua, Durango y Nayarit.
Pero también
convocaron a Baja California Sur.
Entonces,
tuve el privilegio de asistir por el entonces diario La Extra, en tanto que por
El Sudcaliforniano aistió Miriam Valtierra.
Lamentablemente,
esa noble intención de la señora Ortiz de Toledo, no tuvo el eco esperado.
No. Porque si
así hubiese sido, a estas fechas otro gallo nos cantara.
Y quizás las
cosas no estuvieran tan calientes en todo el país como están ahora.
¿Por qué...?
Porque de
cualquier manera los narcocorridos incitan a las personas, especialmente a la
juventud a formar parte de acciones negativas.
Tal y cual lo
hacen las series televisivas que hacen alusión a la vida de reyes que se dan
los grandes capos.
Todo ello en
su conjunto les remueven las entrañas a muchos jóvenes que al final de cuentas
dejan estudios y deportes por querer emular a esos personajes, sin importales
nada. Ni su vida ni el sufrimiento de sus padres.
Luego
entonces se tornan insensibles.
Y eso eso es
lo más lamentable.
En síntesis,
al gobernador Castro Cosío no le queda de otra que pedir trnquilidad a la gente
y dejarle en claro que pese a lo que ha ocurrido, saldremos adelante.
Y aunado a lo
anterior que los titulares de las corporaciones federales y estatales, así como
las Fuerzas Armadas, seguirán efectuando reuniones en la Mesa de Seguridad para
definir estrategias de reforzamiento.
Asegurando
inclusive que no habrá impunidad.
Cuestión de
tiempo.