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Hoy es miercoles, 15 de mayo de 2024

Casi 10 años en que Culiacán no vivía hechos violentos de tal magnitud

• La ciudad se paralizó: era imposible circular por las calles del centro. Los disparos se escuchaban en los cuatro puntos cardinales.

Casi 10 años en que Culiacán no vivía hechos violentos de tal magnitud

 

Culiacán.  Ovidio Guzmán López no es uno de los hijos más conocidos de El Chapo, el líder del cártel de Sinaloa que en julio fue condenado en Estados Unidos a cadena perpetua por narcotráfico, pero las autoridades estadunidenses lo buscan por cargos de distribución de cocaína, metanfetaminas y mariguana de México a ese país desde 2008 a 2018 junto a su hermano Joaquín Guzmán López.

 

Las balaceras en diversos puntos de Culiacán comenzaron tras las acciones de las fuerzas federales. En las redes sociales se difundieron vídeos en los que se veían camionetas con civiles armados y ametralladoras de gran calibre, vehículos quemados en algunas vías y en casetas de peaje en las afueras, una práctica que los grupos del crimen organizado suelen utilizar para impedir la movilidad de las autoridades.

En poco tiempo, la ciudad se paralizó: era imposible circular por las calles del centro y en un amplio perímetro alrededor de la Fiscalía General. Los disparos se escuchaban en los cuatro puntos cardinales mientras la policía cerraba las vías donde se reportaban tiroteos. Varias compañías aéreas, como Volaris y Viva Aerobus, cancelaron muchos de sus vuelos.

“Nada funciona”, dijo a la AP por teléfono Ricardo González, un trabajador del Congreso estatal que se encerró en su casa después de recoger a su hijo de 15 años en la escuela. “Hay psicosis, nadie sabe qué está pasando, pero todos tenemos miedo y ya nos han dicho que mañana no nos presentemos en el trabajo”.

El gobernador, Quirino Ordaz, confirmó en declaraciones a una televisora que se suspendieron las clases pero dijo que los negocios sí funcionarían.

González, sin embargo, lo dudaba.

“No hay transporte público, no hay taxis, la gente de fuera de la ciudad se ha quedado aquí bloqueada y mañana todo será igual”, agregó tras asegurar que no recordaba una situación similar desde hace casi una década, cuando el Cártel de Sinaloa vivió una guerra interna.

Con la tercera y última detención de El Chapo en 2016 se desató una lucha por el control del grupo que fue desactivada con el encarcelamiento de Dámaso López Núñez y su hijo, Dámaso López Serrano. El primero fue capturado por México y el segundo se entregó voluntariamente a las autoridades estadunidenses.

Los expertos coinciden en que las riendas del cártel, que sigue operando a pesar del encarcelamiento de su líder, están en manos de Ismael El Mayo Zambada, cofundador de la organización criminal hace tres décadas, y de dos de los hijos de El Chapo, Iván Archivaldo y Alfredo Guzmán. A este último, Estados Unidos lo acusa de tráfico de drogas en Chicago y fue secuestrado por el Cártel Jalisco Nueva Generación en 2016 en lo que los expertos consideraron un intento de esta organización por entrar en Sinaloa.

El gabinete de seguridad federal se reunió en Culiacán este viernes por la mañana para informar de la acción ocurrida.

Aún no queda aclarado cómo sucedieron las cosas, pero al operativo de detenición de Ovidio Guzmán, implementado por el gobierno federal,  grupos de delincuencia organizada respondieron “con una fuerza mayor” que la de los militares y sembraron el pánico en diversos puntos de la ciudad, por lo que el gobierno federal optó por detener la acción.

José Luis González Meza, uno de los abogados de la familia de El Chapo, declaró a The Associated Press el jueves que familiares de Guzmán le indicaron que “Ovidio está vivo y está libre”, aunque dijo no tener información más detallada de lo sucedido.