•Señalan que aun cuando los peces son devueltos al mar, esta práctica no garantiza su supervivencia ni representa un impacto necesariamente menor, debido a los daños físicos y estrés asociados por la captura.
EMILIO AVENDAÑO
La Paz, Baja California Sur.- El torneo Las Marías Blue Cup 2025 realizado en el archipiélago de Islas Marías, Nayarit, bajo la modalidad captura y liberación, se presentó como un evento “100% sustentable” apoyado en la captura y liberación de picudos y en el uso de tags de marcaje. Sin embargo, especialistas en ecología marina señalan que, aun cuando los peces son devueltos al mar, esta práctica no garantiza su supervivencia ni representa un impacto necesariamente menor, debido a los daños físicos y estrés asociados por la captura.
El responsable del laboratorio de ecología de peces costeros y arrecifales de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS), Emelio Barjau, explicó que la captura provoca alteraciones fisiológicas significativas.
“Hay muertes inmediatas, pero también hay muertes que pueden ser de una semana a diez días y eso no se cuantifica en los torneos”, indicó. Agregó que, tras la liberación, los peces pueden quedar en estado de extrema vulnerabilidad. “Cuando se recuperan de manera lenta pueden ser presa fácil de otros organismos y ese evento tampoco se contabiliza”, señaló.
El torneo en Puerto Balleto, en Isla María Madre, y reunió hasta 55 embarcaciones con cinco pescadores por equipo entre el 4 y 7 de diciembre. Tuvo un máximo de 55 embarcaciones que tuvieron que documentar cada captura mediante fotografías y videos que muestren la especie, el estado del pez, la colocación del tag y el proceso de liberación, además de reportes vía radio y GPS para validar la ubicación.
Revisiones de estudios con etiquetas satelitales en marlines y peces vela han encontrado mortalidades post‑liberación que van desde valores cercanos a 0 hasta por encima del 30%, conforme a la especie, arte de pesca y condiciones ambientales, de acuerdo con una síntesis publicada en la revista Fisheries Researchsobre picudos, marlins, peces vela, entre otros.
En el caso específico del marlín blanco del Atlántico, un estudio con etiquetas satelitales emergentes liderado por investigadores de la NOAA y la Universidad de Maryland estimó que alrededor de una quinta parte de los ejemplares liberados murió en los días posteriores, y que esta proporción podría acercarse a un tercio si se consideran como muertes probables algunas etiquetas (tags) que dejaron de transmitir de forma muy temprana.
El reglamento del torneo estableció la captura de marlín azul, negro y rayado, mientras que el atún quedó excluido por encontrarse en veda. En junio de 2025, la Secretaría de Agricultura y la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca formalizaron en el Diario Oficial una veda temporal para la pesca comercial de túnidos en el Pacífico oriental —incluido el atún aleta amarilla y el patudo— con un periodo general de cierre del 29 de julio al 8 de octubre de 2025.
Aunque el catch and release suele promoverse como una práctica de bajo impacto, investigadores de la UABCS explican que la supervivencia real de los peces expuestos a esta técnica es variable y depende de factores como la intensidad de la lucha, el tiempo de exposición fuera del agua, la manipulación, el estrés acumulado y el nivel de agotamiento.
Esta vulnerabilidad posterior es mayor en peces grandes y migratorios como los marlines, cuyo metabolismo se ve afectado por picos de acidez en los tejidos producido por el gran estrés que implica estar enganchados a un anzuelo que penetra sus órganos y una considerable disminución de energía, lo que puede comprometer su capacidad de nado, depredación y huida. En zonas oceánicas abiertas, donde se realizó el torneo, esta fase de recuperación puede durar horas y aumentar el riesgo de mortalidad diferida, aun cuando los organismos hayan sido liberados aparentemente en buen estado.
Las recomendaciones técnicas de The Billfish Fundation para reducir el impacto de la captura y libera en peces picudos coinciden en tres puntos básicos: no sacar al pez del agua, utilizar anzuelos circulares y minimizar el tiempo de pelea y de manipulación en la borda. Manuales de organismos regionales como ICCAT y guías de programas de marcado señalan que mantener al pez siempre sumergido, evitar tocar las branquias y cortar el líder lo más cerca posible del anzuelo disminuye el daño físico y el estrés fisiológico.
Los organizadores del torneo se atribuyen sustentabilidad con base en el marcaje de peces con tags convencionales de la Billfish Foundation (TBF). El director del evento, Diego Castañeda, señaló en entrevista para Causa Natura Media que el objetivo es generar datos poblacionales y ubicar posibles líneas de pesca ilegal. Sin embargo, de acuerdo con la información proporcionada por él mismo, los dispositivos adquiridos no cuentan con tecnología satelital ni capacidad de rastreo. Su funcionamiento depende totalmente de que el pez vuelva a ser capturado por otra embarcación.
La propia guía de TBF explica que estos tags son convencionales (dart/spaghetti), con un código único, y que sin recaptura solo queda el registro inicial; la información útil (movimiento/crecimiento) llega cuando un tercero recaptura y reporta el código.
El doctor Barjau señaló que este tipo de etiquetas tienen una tasa de recaptura global muy baja. “Se me hace muy iluso pensar que la posibilidad de volver a capturar al mismo organismo en un área, dadas las distancias de migración de los picudos, es muy pero muy remota”, afirmó. A ello se suma que las marcas pueden desprenderse si no se insertan con precisión, lo que reduce aún más la posibilidad de obtener datos. En consecuencia, la mayoría de los organismos marcados no generan información y el ciclo científico queda inconcluso.
Los grandes programas de marcado de picudos, incluido TBF (las etiquetas para este torneo), reportan tasas de recaptura generalmente entre 0.5% y 2.4%, con valores alrededor del 1% para marlín azul y ~1.2% para marlín blanco en bases cooperativas históricas.
Previo al torneo Castañeda explicó que la operación se haría fuera del polígono del Área Natural Protegida (ANP) y bajo coordinación con la Secretaría de Marina, la Capitanía de Puerto y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).
“Se cuidará que sea fuera del polígono, hacia el norte y hacia el sur, a distancias perfectamente delimitadas”, afirmó. Añadió que el equipo organizador mantuvo reuniones con distintas instituciones federales para definir los protocolos de navegación.
La directora del Área Natural Protegida, Marisol Amador, confirmó que la pesca no está permitida dentro de la Reserva de la Biosfera Islas Marías, pero que la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas no participa en la autorización del torneo debido a que éste se realizará fuera del polígono.
“No se tiene ningún tipo de autorización por parte del área natural protegida porque se realizará fuera del polígono. La pesca no está permitida dentro, pero fuera de él no tenemos competencia”, señaló.
Amador explicó además que aunque la actividad ocurrió fuera de la reserva, el área funciona como un corredor biológico para especies altamente migratorias, lo que vuelve relevante cualquier actividad extractiva en las zonas adyacentes.
Castañeda sostuvo que los recursos del torneo se utilizarán para proyectos ambientales en Islas Marías, entre ellos restauración de flora nativa, manejo de chivos ferales y la posible donación de equipo para la Conanp vía Turimar. No obstante, la dependencia ambiental informó a través de la directora Amador que no existe una solicitud formal relacionada con estos proyectos ni una vinculación operativa entre el torneo y programas de conservación dentro del ANP. En este contexto, Barjau indica que si los datos proporcionados por las marcas son escasos o inciertos, las metas planteadas por los organizadores carecen de mecanismos para evaluarse.
El torneo tuvo un fuerte componente económico. La inscripción costó 5 mil 500 dólares y la bolsa acumulada asciende a alrededor de 245 mil dólares (unos 4.4 millones de pesos); en
eventos similares, la bolsa total suele oscilar entre los 500 mil y un millón de pesos, según convocatorias públicas de este año. Por ejemplo uno de los torneos con más participantes y mayor derrama económica en Baja California Sur, “Maja El Grande”, otorgó 1 millón de pesos al primer lugar.
Este artículo fue publicado originalmente en Causa Natura Media.