• Durante la COP30 en Brasil, México busca proyectar un rol de liderazgo climático con nuevas metas de reducción de emisiones, pero su apuesta interna por los combustibles fósiles lo mantiene lejos de una verdadera transición energética justa.
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La Paz, Baja
California Sur.- México presentó su Contribución
Determinada a nivel Nacional (NDC por sus siglas en inglés) en
la que se compromete a reducir entre un 31 y 37% de sus emisiones netas de
millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente (MtCO2e) actuales, de
forma no condicionada, para 2035. También añadió una meta condicionada a
financiamiento, transferencia tecnológica y fortalecimiento de capacidades por
medio de la cooperación internacional que podría elevar la reducción de 38 a
43%.
México podría
alcanzar un nivel de emisiones netas de entre 332 y 363 MtCO2e de forma
condicionada a la movilización de financiamiento, transferencia tecnológica y
el fortalecimiento de capacidades por medio de la cooperación internacional.
Aunque la
meta de México es aceptable para organizaciones de la sociedad civil como el
Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), también señalan que en la
política climática nacional no se han emprendido acciones alineadas a esta,
principalmente, desde el sector energético.
“A nivel
nacional sí genera un poco de dudas el cumplimiento real de las metas cuando
todavía tenemos una matriz energética altamente fosilizada. Se percibe la
intención (de cumplirlas) pero más bien lo que se ocupa es la implementación
para que a través de fuentes renovables se desfosilice la matriz energética.
Creo que ahí sí hay un reto bastante considerable”, señaló Anaid Velasco,
gerente de investigación y política pública en el Cemda.
·
Los
combustibles fósiles en la COP30
La NDC 3.0 se
hizo pública durante la segunda semana de la trigésima Conferencia de las
Partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático
(COP30) en Brasil, donde la hoja de ruta para eliminar los combustibles fósiles
se ha convertido en el centro del debate.
"Ahora
es el momento de centrarse en cómo lo hacemos de manera justa y ordenada,
centrándose en qué acuerdos atacar, para acelerar la triplicación de las
energías renovables y duplicar la eficiencia energética", dijo Simon
Stiell, secretario ejecutivo de ONU Cambio Climático en su discurso el primer
día de la COP30.
México juega
un papel importante ya que, durante la segunda semana de la COP estará
facilitando las negociaciones sobre transición energética junto a Polonia, del
que se espera la creación del Mecanismo de Acción de Belém (BAM, por sus siglas
en inglés), un mecanismo de transición justa - para pasar de los combustibles
fósiles hacia las energías limpias - que proteja a las personas y a la
naturaleza y que fomente la justicia social. Fue propuesto por el G77+China, un
grupo de 134 países en desarrollo y, desde entonces, ha ganado cada vez más
simpatizantes entre las partes.
Este
mecanismo respondería a lo acordado por las partes en la COP28 en Dubái (2023),
donde los gobiernos se comprometieron a alejarse de los combustibles fósiles en
los sistemas energéticos.
“Tenemos la
obligación de cumplir con la salida ordenada, justa y equitativa de los
combustibles fósiles. Ese es el primer paso que tienen que dar todos los
estados a nivel mundial y América Latina no se queda al margen de ello. El
segundo paso es la entrada en sistemas basados en energía limpia y en
eficiencia energética. Iniciativas como el tratado de no proliferación de
combustibles fósiles, puede ser útil y una señal para afirmar que todavía en
Naciones Unidas se está trabajando para la justicia climática”, señaló Javier
Dávalos, líder de política climática en The Climate Reality Project durante una rueda de prensa en el
segundo día de la COP30.
Este
compromiso de la COP28 también debía verse reflejado en las nuevas NDC que los
países debían presentar antes de la COP30, pero hasta el momento solo 118
países han entregado su actualización de acuerdo con el portal de Naciones Unidas.
“El
crecimiento de las energías renovables es extraordinario, pero debe ser
igualado por una eliminación rápida y justa de los combustibles fósiles",
dijo en rueda de prensa Rachel Cleetus, de la Union of Concerned Scientists.
De acuerdo
con Dávalos, América Latina es una zona con mucha inversión pública y privada
para proyectos de combustibles fósiles como el gas, lo que ha generado graves
impactos ambientales y sociales.
“América
Latina no tiene la necesidad de un combustible mal llamado de transición para
pasar a las energías limpias. El gas fósil no es transición, es retraso, y
Latinoamérica tiene que alzar la voz para evitar los impactos de los proyectos
de gas fósil que están padeciendo comunidades desde Sonora en México hasta Vaca
Muerta en Argentina, pasando por la selva amazónica. No es una transición
justa”, señaló Dávalos.
·
La industria
fósil en México
México cayó
un puesto y ocupa el lugar 39 en el Índice de Desempeño frente al Cambio
Climático (CCPI) en 2025, una iniciativa desarrollada por el Grupo de
Financiamiento Climático de Latinoamérica y el Caribe (GFLAC), que evalúa la
acción climática de 63 países y la Unión Europea, que en conjunto son
responsables de más del 90% de emisiones globales. Para el análisis se centra
en emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), energías renovables, consumo
de energía y política climática.
Además, fue
catalogado con un desempeño general “bajo” debido a una calificación “alta” en
consumo de energía, “media” en emisiones de GEI, “baja” en política climática y
“muy baja” en energías renovables, considerando la inversión para abrir dos
refinerías y la continua expansión de los gasoductos en el norte y sureste del
país, señaló el CCPI en su portal.
México es el
decimocuarto país con mayores emisiones globales de GEI en el mundo (1.31%), en
la lista liderada por China (25.29%), Estados Unidos (11.16%) e India (7.49%),
y es el segundo país con mayores emisiones en Latinoamérica después de Brasil
(3.1%), de acuerdo con Climate
Watch.
Los tres
sectores que concentran las mayores emisiones de GEI — transporte (23%),
generación de energía eléctrica (19%) e industria (18%) — tienen esta posición
debido al uso de combustibles fósiles, de acuerdo con la NDC 3.0 de México.
Mientras que el sector petróleo y gas es responsable de otro 8% de emisiones
nacionales por la extracción, refinación y transporte de hidrocarburos. En
total, los hidrocarburos contribuyen al 68% de las emisiones de GEI.
Las
principales estrategias de México para combatir esto lograr la reducción de GEI
se encuentran en el Plan México, una estrategia nacional que busca posicionar
al país entre las diez economías más grandes del mundo y fortalecer cadenas
productivas en sectores clave como el automotriz, aeroespacial y farmacéutico.
Algunos
proyectos que forman parte de la NDC y del Plan México son, en el sector
transporte: las “Rutas del Bienestar”, que consiste en diez proyectos de
electrificación del transporte público en Nuevo León, Ciudad de México,
Jalisco, Guanajuato, Michoacán, Tamaulipas, Aguascalientes, Guerrero y Oaxaca;
el diseño y ensamblaje de vehículos eléctricos producidos en México como Olinia
y Taruk; y el impulso de infraestructura ferroviaria basada en energías limpias
como el Tren Maya.
En el sector
de energía eléctrica establece que buscará fortalecer empresas públicas del
sector energético como Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de
Electricidad (CFE); y que cumplirá los compromisos establecidos en la NDC, en
conjunto con el sector privado, a través de la incorporación de energías
limpias y la sustitución de combustibles de alto contenido de carbono por gas.
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Los
combustibles fósiles en el presupuesto
Organizaciones
de la sociedad civil como Oxfam denunciaron que el Gobierno de México sigue
promoviendo una política nacional desalineada con los compromisos climáticos
internacionales de alcanzar cero emisiones netas de carbono para 2050, como se
comprometió en la COP27.
“El
presupuesto refleja las prioridades. Hoy por hoy ni la Semarnat, ni la
protección del medio ambiente, ni la restauración de ecosistemas, ni la
reducción de emisiones, ni la transición energética ni la lucha contra la
crisis climática se ven reflejadas como una prioridad en él”, señaló Jorge
Martínez, coordinador del Programa de Justicia Climática en Oxfam México.
Por ejemplo,
el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF 2026), aprobado el
4 de noviembre, aún fortalece a Petróleos Mexicanos (Pemex), una empresa
estatal productora, transportista, refinadora y comercializadora de petróleo y
gas fósil, que recibió 7.7% más presupuesto que lo asignado el año anterior.
Según un informe del
Observatorio Crisis Climática y Presupuesto Público en México, el Anexo
Transversal 16 del PPEF —que agrupa los recursos destinados a acciones contra
el cambio climático— ya no financia el programa Servicios de Transporte de Gas Natural de la Comisión Federal de
Electricidad. Sin embargo, dicho programa continúa recibiendo recursos a través
de otros ramos y anexos del presupuesto.
“Se mantiene
una política energética que privilegia el uso de combustibles fósiles y apunta
a agudizar la crisis climática. Los proyectos de gas deben dejar de ser
financiados con recursos públicos”, señala el informe.
Además,
Velasco señala que el presupuesto no parece alineado ya que no se está
invirtiendo en energías renovables acorde con la meta de alcanzar 38,5 % de
generación eléctrica por fuentes limpias al 2030 que se estableció en la NDC
2.0, y de 43,3 % al 2035 establecida en la NDC 3.0, a través de siete proyectos
eólicos, nueve proyectos fotovoltáicos y cinco de ciclo combinado (que
funcionan con gas fósil).
“No se ven
señales tan claras a través de la financiación pública a energías renovables o
apoyos a aspectos de infraestructura que puedan facilitar el ingreso de estas,
como las líneas de transmisión. Muchos dicen que las energías renovables no son
confiables, pero, ¿qué tanto estás invirtiendo para generar esa estabilidad o
confiabilidad del sistema eléctrico?”, señala Velasco.
Por lo que,
para que la meta de mitigación y de cero emisiones se cumpla, de acuerdo con
Martínez, se necesita dejar de construir nuevos proyectos basados en
combustibles fósiles, que los subsidios a este sector se redirijan a acelerar
la transición hacia energías renovables y garantizar que esta transición sea
justa.
Otros temas
relevantes para la agenda de transición durante la COP30, según Velasco, han
sido la reducción de emisiones de metano en el sector energía y residuos, la
meta de mitigación global considerando las NDC 3.0 de todos los países, y la
creación del Fondo Bosques Tropicales para Siempre (TFFF, por
sus siglas en inglés), que tiene como objetivo recaudar 125 mil millones de
dólares para recompensar a los países que logren detener la deforestación.
·
Novedades de
la NDC mexicana
La NDC 2.0 de
México, presentada en el 2022, incluía dos componentes para la acción
climática: mitigación y adaptación. Una de las mayores actualizaciones para la
NDC 3.0 es la incorporación de tres componentes más: las pérdidas y daños, los medios
de implementación y las condiciones habilitantes, y una política climática
transversal.
El componente
en materia de condiciones habilitadoras y medios de implementación buscan
eliminar las barreras normativas y de coordinación que impiden la
implementación efectiva, y asegurar la movilización de recursos, tecnologías y
capacidades.
En el
componente de pérdidas y daños se abordan medidas clave como los protocolos de
respuesta ante eventos climáticos extremos, el diseño de mecanismos para la
transferencia del riesgo -como es el caso de los seguros paramétricos- y, de
manera crucial, la atención a la migración vinculada a los impactos del cambio
climático.
La nueva NDC
incluye componentes transversales como perspectiva de género, enfoque de
derechos humanos y la transición justa de la fuerza laboral, y la equidad
intergeneracional en la implementación de la acción climática.
Con respecto
a la adaptación, que ya estaba desde la NDC de 2022, ahora se fortalecen
medidas en los cinco ejes establecidos en ese entonces (comunidades y territorio;
sistemas productivos, ecosistemas resilientes y seguridad alimentaria;
biodiversidad y servicios ecosistémicos; recursos hídricos e infraestructura
estratégica). A ellos se suma un nuevo eje sobre el vínculo entre cambio
climático y seguridad, a fin de prevenir y atender oportunamente los conflictos
socioambientales.
“Aún tenemos
tiempo para llegar y salvaguardar la meta de 1.5 grados, pero la ventana de
oportunidad se está cerrando. Hoy, más importante que nunca, es imperativo que
la COP concluya con una señal política clara de nuestra determinación por
corregir el modelo de desarrollo y el rumbo”, señaló Bárcena durante la Cumbre
del Clima.
Este reportaje fue producido en el marco del programa de cobertura de
la COP30 de Climate Tracker América Latina, con apoyo de Oxfam, y publicado
originalmente en Causa
Natura Media y Climate
Tracker Latam.