• El impuesto a las bebidas azucaradas no debe verse solo como una medida fiscal, sino como una herramienta de justicia social y ambiental, sostiene la Alianza por la Salud Alimentaria.
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Estado de México. - La Alianza
por la Salud Alimentaria (ASA) llamó al Estado a reforzar las políticas
públicas para garantizar el derecho a una alimentación saludable, al advertir
que el consumo de bebidas azucaradas y productos ultraprocesados sigue siendo
una de las principales amenazas para la salud pública del país.
La ASA, integrada por
organizaciones civiles, especialistas y profesionales de la salud, advirtió que
México enfrenta una “crisis alimentaria y sanitaria sin precedentes”, donde
millones de personas carecen de acceso a alimentos nutritivos y agua potable,
mientras que los refrescos y alimentos ultraprocesados continúan expandiéndose
incluso en las comunidades más vulnerables.
En el marco del Día Mundial de
la Alimentación 2025, afirmó que México se mantiene entre los mayores
consumidores de refrescos del mundo, con un promedio anual de 166 litros por
persona, de acuerdo el Inegi y la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT).
Las bebidas azucaradas, recordó, no aportan valor nutricional y están asociadas
al desarrollo de diabetes tipo 2, obesidad e hipertensión.
Un estudio publicado este año
en la revista Nature Medicine estimó que más de 230,000 nuevos casos de
diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares en México se atribuyen
directamente al consumo de estas bebidas, equivalentes a un 30% de los casos de
diabetes y al 13.5% de las enfermedades del corazón.
Si bien celebró medidas como
el etiquetado frontal de advertencia, la prohibición de grasas trans y la
regulación de publicidad dirigida a la infancia, la ASA señaló la persistencia
de lagunas en la fiscalización de la industria alimentaria y la falta de
mecanismos que aseguren que los ingresos del impuesto a refrescos se
reinviertan en salud.
Desde su implementación en
2014, este impuesto ha generado reducciones en el consumo, especialmente en los
hogares de menores ingresos, y beneficios económicos estimados en hasta 983
millones de dólares por ahorros en atención médica, según el Instituto Nacional
de Salud Pública (INSP), que proyecta además la prevención de más de 20,000
infartos y 19,000 muertes en los próximos años.
La alianza pidió actualizar la
tasa fiscal a por lo menos un 20% del precio final -alrededor de 7 pesos por
litro- y garantizar que los recursos se destinen a programas de prevención de
enfermedades y acceso a agua potable.
“El impuesto a las bebidas
azucaradas no debe verse solo como una medida fiscal, sino como una herramienta
de justicia social y ambiental”, sostuvo la organización, al insistir en que su
fortalecimiento, junto con entornos escolares saludables y acceso universal a
alimentos y agua segura, es indispensable para garantizar un futuro más
saludable para México.
El miércoles, legisladores
aprobaron cambios al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a
refrescos y bebidas azucaradas que se incrementa de 1.64 pesos a 3.08 pesos por
litro, lo que elevará el precio de estos productos 20.5%.