• La Unesco incluyó la ‘Ruta Wixárica por los Sitios Sagrados hasta Wirikuta’ como parte de la Lista de Patrimonio Mundial
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Estado de
México. - La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) celebró la inscripción
de la ‘Ruta Wixárica por los sitios sagrados hacia el Wirikuta (Tatehuarí
Huajuyé)’ en la lista del patrimonio mundial de la UNESCO.
Por medio de
un comunicado, la Cancillería apuntó que “este reconocimiento refleja el valor
universal de las culturas originarias de México y es un testimonio de la
interdependencia entre los conocimientos tradicionales indígenas y la
preservación de los ecosistemas”.
“Esta primera
inscripción de una tradición indígena viva en América Latina es el fruto de una
estrecha colaboración entre la comunidad wixaritari, el gobierno de México y la
sociedad civil”, puntualizó.
“La
diplomacia cultural de México contribuye a la preservación de la cultura y el
desarrollo sostenible de las comunidades indígenas de nuestro país. Con 36
inscripciones, México tiene el mayor número de sitios de la UNESCO en el
continente”, resaltó.
Esta Ruta
Wixárica, considerada una de las más representativas de la época precolombina
aún en uso en las Américas, abarca cerca de 550 kilómetros y comprende desde la
región del Gran Nayar, pasando por Jalisco, Zacatecas y llega hasta el desierto
de San Luis Potosí.
Poco después
de conocer la inscripción, un representante del pueblo Wixárika se expresó en
su lengua en el pleno de la Unesco para agradecer “el compromiso del
Estado
mexicano tras tantos años de lucha”.
Indicó que se
trata de “un reconocimiento y protección” de una zona en la que “se fundan las
esencias de la vida”
Testimonio
excepcional de las tradiciones culturales vivas del pueblo Wixárika -como
también conoce a los huicholes-, la ruta la usaron históricamente este grupo
indígena para regresar a sus zonas originarias, de las que había sido
expulsados por los colonizadores españoles.
Incluso hoy
en día, este pueblo recorre cada año unos 550 kilómetros a través de los
estados de Zacatecas y San Luis Potosí, guiados por el mar’akame (sacerdote).
Según la Unesco, la ruta abarca zonas de rica biodiversidad como la Sierra
Madre Occidental y el desierto de Chihuahua.