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Hoy es martes, 15 de julio de 2025

De la pesca al turismo, así es como pescadores de Agua Amarga sustituyen la captura de tiburón

• La comunidad de Agua Amarga es conocida por tener a los mejores pescadores de tiburón. Por más de tres generaciones, la pesca de tiburón les ha regalado memorias, sustento y conocimiento del mar.

De la pesca al turismo, así es como pescadores de Agua Amarga sustituyen la captura de tiburón

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La Paz, Baja California Sur.- “Soy pescador, actualmente soy capitán, y me dedico al turismo de conservación”, responde Félix Rochín, de 32 años y originario de Agua Amarga, al preguntarle a qué se dedica. Sigue diciendo que es pescador a pesar de que son cinco años desde que incursionó en el turismo y tres sin salir a pescar.  De alguna manera sigue perteneciendo al mar.

 

La comunidad de Agua Amarga es conocida por tener a los mejores pescadores de tiburón. Por más de tres generaciones, la pesca de tiburón les ha regalado memorias, sustento y conocimiento del mar.

 

Sin embargo, en los últimos 20 años los recursos pesqueros empezaron a disminuir a causa de la pesca industrial y la pesca ilegal en la zona. Los tiburoneros veían cómo cada vez había más prestadores de servicios turísticos en el mar y cómo los pescadores se reconvertían total o parcialmente al turismo, una actividad que les dejaba más ganancias.

 

Por eso, un grupo de siete pescadores, entre ellos Rochín, incursionaron como capitanes colaborando con otros prestadores de servicios turísticos y desde hace tres años se acompañan con Orgcas, una organización dedicada a trabajar con las comunidades costeras buscando la protección del mar, para constituirse como una cooperativa turística.

 

Mediante estos esfuerzos han reducido, y en algunos casos, eliminado la pesca de tiburón en Bahía de los Muertos y alrededores de la Isla Cerralvo, en Baja California Sur, al noroeste de México.

 

La caída de la pesca

Luciano, tatarabuelo de Joel Lucero, fue fundador de la comunidad de Agua Amarga y pescador, cuyas lanchas de madera eran impulsadas por vela y remo en el mar. La tradición continuó con su abuelo José, con su papá Luciano y ahora Joel de 61 años rompió parcialmente esa tradición al combinar la pesca con el turismo.

 

Cuando inició en la pesca todas las embarcaciones de la comunidad se dedicaban a la pesca comercial, cuenta Joel Lucero. Alrededor de la Isla Cerralvo, frente al Faro de Punta Arena, en Punta Perico y en Bahía de los Muertos, capturaban huachinango, cabrilla, anchoveta, cochito y tiburón, principalmente, mako, azul, piloto y martillo.

 

Sin embargo, tanto la pesca ilegal como la industrial han deteriorado el estado de todas las especies que se encontraban en la zona. Esta última, aunque es legal, sus prácticas son consideradas no sostenibles.

 

“Hay industrias y actividades económicas destructivas que han mermado y afectado las especies. Por ejemplo, un barco atunero y camaronero puede llevarse en una noche lo que ellos sacarían en un año. Rascan el fondo y pescan todos los juveniles de todas las especies. Estas actividades destructivas son una amenaza al sustento de las comunidades”, señaló Frida Lara, especialista en tiburones desde hace 10 años y coordinadora científica en Orgcas.

 

Los tiburones presentes en el Pacífico mexicano y el Golfo de California están en la categoría de “máximo aprovechamiento sustentable” en la Carta Nacional Pesquera, esto significa que la extracción actual se encuentra en el límite de no poner en riesgo la recuperación de la especie a largo plazo, y recomienda no aumentar el esfuerzo pesquero.

 

Lo anterior aunado a una desvalorización de los productos pesqueros en el mercado, desalienta a los pescadores y los impulsa a buscar alternativas que les generen ingresos estables.

 

“Realmente lo que me apasiona es pescar, pero en el mercado nuestro producto es muy mal pagado. Es decepcionante llegar con tu producto bonito, bien conservado, pescado artesanalmente y selectivamente y que no le den el valor que merece. Prefiero que sigan nadando libres que matarlos para malvenderlos”, señaló Rochín quien conformaba uno de los equipos más eficientes de pesca de tiburón en Agua Amarga.

 

Del mar a los turistas: el cambio de paradigma

 

Muchos pescadores como Lucero y Rochín, han visto una oportunidad de obtener mejores ingresos en el turismo. Lo más común es que trabajen en él por temporadas, por ejemplo, de mayo a julio que hay veda de tiburón, se dedican al turismo y a pescar otras especies, y cuando es temporada baja de visitantes se dedican a la pesca a plenitud.

 

“El trabajo de la pesca es cada vez más difícil y no garantiza una estabilidad económica. Vi que otros pescadores habían cambiado al turismo y les iba muy bien. El trabajo de nosotros iba hacia abajo y el de ellos hacia arriba, y dije, ‘yo creo que estamos en el bando equivocado, hay que intentarlo’, y aunque no ha sido sencillo, tratamos de mezclar pesca y turismo porque eso nos garantiza una mayor estabilidad”, señaló Lucero.

 

Diego Correa, coordinador del programa de economía sustentable en la organización Red de Turismo Sustentable y Desarrollo Social AC (RED), se encarga de acompañar y asesorar en la consolidación de proyectos de turismo comunitario. Señala que en la actualidad ningún sector puede depender de un solo ingreso debido a que no es sostenible.

 

“Si dependen de una actividad, cuando esa actividad tenga sus crisis y situaciones impredecibles como eventos climáticos, tiene un declive. Aprovechando el patrimonio natural y cultural hay una oportunidad de diversificar las experiencias y son las comunidades las que lo están requiriendo”, señaló.

 

El turismo comunitario parte de la necesidad local de incursionar en el turismo y de que sean ellas quienes administran su patrimonio natural para obtener un beneficio económico de ello.

 

Los pescadores lo ven como una alternativa para darle un respiro a las especies que pescan, ya que están conscientes de que la extracción constante de tiburón y de las especies de las que se alimenta esta especie y de su hábitat, pueden ocasionar su desaparición.

 

“Dedicarnos al turismo en lo que se regenera el mar, es un poco la dinámica que queremos también, porque si todos los que estamos en turismo nos dedicáramos a la pesca totalmente, le pegaríamos muy duro a las especies la verdad”, señaló Lucero.

 

A través del turismo cuidan, conservan y generan ingresos, que es una parte importante para Correa. “Las sociedades humanas necesitan recursos para sobrevivir. Entonces hay que ser creativos para que en estos contextos siga habiendo recurso para la comunidad pero no haya una degradación de las especies”, señaló.

 

Desafíos para una reconversión justa

 

En el 2021, Orgcas se acercó a Agua Amarga donde habían 26 permisos para pesca de tiburón. Se reunió con un grupo de pescadores para invitarlos a formar parte del proyecto Tiburón, que proponía una transición hacia el turismo de conservación como alternativa para reemplazar la pesca de especies colapsadas como los tiburones.

 

“No veníamos a atacarlos, sino a ofrecerles capacitación y la posibilidad de traer pangas y clientes. Les dijimos, ‘lo único que necesitamos es que ustedes quieran trabajar con nosotras’”, señaló Lara. Para agosto de ese mismo año, estaban inmersas en la primera salida al mar con Lucero.

 

La primera etapa del proyecto inició en 2022 con capacitación y un proceso de formalización. Recibieron cursos de primeros auxilios, de seguridad en el buceo y obtuvieron sus libretas de mar.

 

En una segunda etapa en 2024, a través de un convenio con la organización RED, emprendieron un proceso para mejorar su modelo de negocio y fortalecer sus capacidades que hoy continúa.

 

 

Ese mismo año el Banco Intercam donó dos embarcaciones a través de un contrato de comodato en el que al paso de tres años, y si los pescadores dejan de pescar totalmente tiburón, pasan a ser propiedad de los pescadores.

 

En vías de ser más competitivos e independientes, los pescadores se constituyeron como una cooperativa turística en el 2024, y con ello se han presentado más retos financieros y legales que están en vías de resolver, como por ejemplo, obtener un permiso que ampare sus actividades turísticas.

 

En la zona que trabajan no existe una regulación de las actividades turísticas, por lo que están en vías de regularizarse y firmar acuerdos con universidades y empresas que busquen hacer un turismo científico.

 

Mientras tanto, los pescadores implementan las mejores prácticas de manejo para minimizar el impacto de las actividades turísticas en los ecosistemas.

 

Propuesta de valor

 

Su mayor ventaja ante la competencia en el mercado son los 30 años de experiencia en el mar que los ha llenado de conocimientos sobre el territorio, el clima, la historia local que comparten con quienes salen al mar con ellos. A esto, la organización RED llama su propuesta de valor, es en lo que se distingue el proyecto de otros.

 

“Le ponemos mucho corazón a la actividad. Si vas con un pescador local que se hizo capitán nunca te vas a aburrir porque si no encuentras vida marina en ese momento, él te puede platicar historias locales. Todo eso tiene su enriquecimiento por sí mismo”, señaló Rochín.

 

Él sale por lo menos tres veces a la semana como capitán y a veces también como guía. Durante seis horas comparte con los grupos a bordo sus conocimientos, los lleva a los lugares para encontrarse con la gran biodiversidad de la zona, hacen paradas en las playas más apreciadas por ellos y comparten sus platillos tradicionales.

 

Durante el recorrido comparten la historia tiburonera de su comunidad y los retos que han enfrentado al incursionar en el turismo, y de esta manera, ofrecen cierta educación ambiental y concientización a quienes toman los recorridos con ellos. A diferencia del turismo de las grandes empresas que solo les interesa la tasa de ganancia que van a obtener sin importar las variables sociales, culturales y ambientales.

 

 

Resultados y replicabilidad

 

El Proyecto Tiburón tiene como objetivo equiparar los ingresos que los pescadores recibían de la pesca de tiburón con el turismo. Para lograrlo necesitan aumentar el número de salidas al mar para que eso se traduzca en ingresos para los pescadores.

 

Sin embargo, la incursión en el turismo ha sido difícil principalmente porque los pescadores llegan al mercado cuando ya hay mucha competencia y hay prestadores con mejores lanchas, equipo, logística y con una cartera de clientes importante. Su principal reto ha sido ser competitivo en ese mercado.

 

“Un gran reto aquí es insertarse en el mercado ya que están en un espacio donde la competencia puede ser muy desigual. Ellos parten de un esquema de desigualdad con un sector turístico un poco agresivo, entonces ahí tenemos que ver cómo fortalecerlos”, señaló Correa.

 

Pese a las adversidades, Lucero redujo en un 20% la pesca de tiburón, aunque sigue manteniéndose en gran medida de los ingresos de la pesca de otras especies. Mientras que Rochín desde hace tres años se dedica exclusivamente al turismo.

 

“El planteamiento de ellas no era quitarnos la pesca de tiburón, de ninguna manera, dijeron que el proyecto solo iba a hacer que dejáramos de pescarlo, y pues resultó, llegó una etapa en la que no nos dábamos abasto para atender la pesca de tiburón y el turismo. Optamos por deshacer la sociedad que teníamos de cuatro y por dejar de pescar tiburón”, señaló Rochín.

 

Hasta el momento Orgcas solo ha podido cuantificar los ingresos que los pescadores obtienen a través de las salidas de ciencia que hacen con ellos y en colaboración con otras organizaciones. En estas salidas Orgcas recolecta muestras de tejido de tiburones y de ADN ambiental, coloca y monitorea sensores de temperatura, con el objetivo de obtener información que les ayude a tomar acciones de manejo y protección de los tiburones y sus hábitats.

 

Durante el 2024, Orgcas realizó 114 salidas al mar que generó un ingreso de 222 mil pesos por capitanear, lo que representa un ingreso mensual promedio de 18 mil 500 pesos para el grupo de pescadores. Sin embargo, sus ingresos son mayores debido a que aparte trabajan como capitanes con compañías turísticas, como guías y rentan las lanchas.

 

“En el momento en el que igualemos el ingreso que les genera la pesca de tiburón, que no es tan fácil, los pescadores ya no dependerán de esta y tendrán un ingreso que le permita sustentar a su familia sin tener que volver a pescar tiburón”, señaló Lara.

 

Además, actualmente están procesando datos del monitoreo para cuantificar el impacto del proyecto tiburón en la población de la especie en esta zona. De momento solo saben que en promedio un pescador captura entre siete y 10 tiburones por cada salida al mar, por lo tanto, si se multiplica por las 114 salidas con Orgcas, calculan que se evitó la pesca de alrededor de mil 140 tiburones durante 2024.

 

El proyecto tiburón está en construcción y ha tomado más de cuatro años lograr lo que lleva hasta ahorita, por lo que la replicabilidad de este tipo de proyectos es un reto, de acuerdo con Gabriela Galindo, directora de la organización RED, ya que los proyectos requieren un acompañamiento personalizado acorde a sus realidades comunitarias.

 

Sin embargo, otros proyectos pueden encontrar inspiración en el caso de los pescadores tiburoneros de Agua Amarga para adaptarlas a sus condiciones.

 

“Nos encantaría poder tener un modelo replicable y que en una plataforma tomen el curso y saquen su diagnóstico y ya, pero las circunstancias son muy particulares. Aprendimos la lección de que tenemos que irnos uno por uno para tener la sensibilidad de acompañarles en todo lo que necesitan para lograr la profesionalización, comercialización, etc”, señala Galindo.

 

*Este reportaje forma parte de la serie #TiburonerosEnCrisis, un especial sobre los diferentes retos que enfrenta la pesca de tiburón en México. Publicado originalmente en Causa Natura Media.