• Los intermediarios pueden ser agentes de cambio para asegurar la sustentabilidad de los pes-cados y mariscos que llegan a los supermercados, sin embargo, para lograrlo deben vencer una serie de obstáculos.
La Paz,
Baja California Sur.- Uno de los eslabones que hacen llegar el pescado de los
productores a pie de playa hasta las tiendas de autoservicios como los
supermercados, son los intermediarios, donde el pescado es transformado para
cumplir con los requisitos que demandan los compradores de autoservicios.
Los
intermediarios pueden ser agentes de cambio para asegurar la sustentabilidad de
los pescados y mariscos que llegan a los supermercados, sin embargo, para
lograrlo deben vencer una serie de obstáculos.
Para
ahondar en estos desafíos, Causa Natura Media entrevistó a Rafael García,
director general de la compañía Mercuin o El Arrecife, por su nombre comercial,
dedicada desde el 2004 al procesamiento y distribución de productos del mar.
Actualmente, también es socio del Consejo Mexicano de Promoción de los
Productos Pesqueros y Acuícolas (Comepesca) y de Impacto Colectivo por la Pesca
y la Acuacultura Mexicana (Icpmx), desde donde impulsa el consumo responsable
de productos pesqueros y acuícolas.
*Esta entrevista ha sido editada para su síntesis y mejor lectura.
— ¿Por qué en México sigue siendo
importante la figura de los intermediarios?
Hay países
como España donde ya no hay intermediación porque el autoservicio tiene un lado
de especialización que busca sus productos directo del productor. En México
todavía falta para eso porque realmente no hay una especialización de los
compradores.
Los
autoservicios tienen un área de compras donde hay un comprador de carnes, de
abarrotes y entre ellas la de pescados y mariscos. Pero los compradores no son
gente con tanta experiencia como creemos. En cambio en España cuando reclutan
compradores, el perfil para ese puesto es de un gran nivel de conocimiento y de
experiencia.
El
autoservicio tampoco sabe cómo conseguir el producto, como tratarlo en las
condiciones adecuadas y transportarlo hasta el lugar final, entonces necesita
de gente como nosotros para que hagamos esa parte.
Además,
cuando le compras a las comunidades de pescadores, muchas veces tienes que
adelantarles dinero, y eso el autoservicio no lo va a hacer. También las
cooperativa nos venden todo su producto, pero el autoservicio solo quiere
productos de ciertas características, como huachinango de entre 500 y 700
gramos, entonces como comercializadora compramos todo, le damos el producto
seleccionado al autoservicio y nos ocupamos de vender el resto por otros
canales.
— ¿Qué tan preocupados percibes a los
supermercados por ofrecer productos sustentables?
A nivel de
cadenas de hoteles, ya hay algunas cadenas que han avanzado bastante en obtener
productos directamente del productor, pero todavía sigue siendo una
participación bastante pequeña con respecto a todo el volumen total.
En cambio
al autoservicio todavía le falta esa parte de buscar directamente, porque a
veces no depende del comprador, sino de toda la cadena, desde la misma base que
es el productor.
Por
ejemplo, Costco es la cadena que quizás más se preocupa en que el producto sea
sustentable y están dispuestos incluso a pagar más por tener la garantía de que
el origen de ese producto es legal. Los demás en general no tienen esa
preocupación, realmente les importa el negocio y ya.
Por eso lo
que hacemos en Comepesca es sensibilizar a toda la cadena desde el cliente
final hasta el comprador de la cadena más grande. A veces cuando una cadena de
autoservicio lidera en temas de sustentabilidad y le va bien, a los demás les
empieza a importar la sustentabilidad o cuando se dan cuenta que el consumidor
nuevo tiene otros criterios de la hora de tomar una decisión de compra y busca
productos con garantías de legalidad, inocuidad y sustentabilidad.
— ¿Qué otras medidas podrían forzar a la
cadena a considerar criterios de sustentabilidad?
Una parte
importante en esto sería el gobierno. Por ejemplo, Conapesca tiene el control
de establecer vedas y tallas, así que ellos podrían obligar al productor a
etiquetar sus productos con un código de barras donde venga toda la información
del producto. Si hubiera una obligatoriedad, la cosa cambiaría; mientras no la
haya, cada quien va por su lado. El etiquetado es una parte que desde Impacto
Colectivo estamos empujando.
— ¿Ante qué obstáculos te enfrentas para garantizar la legalidad de
los productos que comercializas?
Por un
lado, están las compras internacionales que generalmente son de compañías
grandes y que cuentan con certificaciones en buenas prácticas.
En cuanto
al producto nacional, el producto de la acuacultura es donde realmente se puede
tener un control de la parte de sustentabilidad porque las empresas productoras
ya manejan buenas prácticas, pero todavía es un volumen muy pequeño.
Respecto
al producto silvestre nacional, lo que se les pide generalmente es que sea
producto con una guía de pesca, pero a veces esta se falsifica o compran
inventarios cuando está fuera de veda para comercializar durante la veda y esa
es la parte contra la que es difícil luchar.
Poco a
poco se van consiguiendo cosas, pero todavía sigue habiendo mucha permisividad
en muchos de estos tipos de trámites. Yo le pido a una cooperativa que me mande
la guía de pesca donde se vea que ese producto fue pescado legalmente, pero
muchas veces la autoridad no lo revisa, simplemente, les firman un papel y lo
dan por legal.
También
puedo pedirles el permiso de pesca y otra documentación, pero la cooperativa
llega, y me ha pasado muchas veces, y me dice: “Tu competidor tal me lo compra,
me lo paga igual o menos pero no me piden nada de eso”. Y entonces se lo venden
a él.
Solo si no
tuvieran a quien más venderle, aceptarían entregarme toda la documentación,
pero como no es así, es más difícil que lo hagan.
— ¿Cuáles son algunos de los logros que han obtenido para revertir
este problema?
Desde
Comepesca hemos conseguido que varias cooperativas se alineen con ese tipo de
prácticas. Son pequeñas acciones, pero poco a poco hemos avanzado. Ahí vamos
consiguiendo que se pueda tener una trazabilidad del producto desde que se
pescó hasta que llegó al consumidor final.
Desde
Impacto Colectivo hemos conseguido el compromiso entre empresas voluntarias
(intermediarias), de tratar que todos los productos que traigamos tengan
trazabilidad y, a su vez, a los mismos proveedores que tenemos, también
exigirles cierta documentación al momento de la compra. “Me quieres vender pero
para que me vendas tienes que cumplir con estas reglas”.
— ¿Qué tan
sensibilizadas y conscientes están las comercializadoras respecto a su papel
para empujar la pesca sostenible?
Todavía es
algo que apenas está permeando. Es una lucha a largo plazo. No es fácil porque
estamos un poco solos. Para empujarlo se requiere mucho financiamiento para
hacer campañas y sensibilizar, pero como nos manejamos por donaciones o cuotas
de los propios socios, llegamos hasta donde podemos. Claro que se puede hacer
mucho más, pero voluntad no falta, nos falta un poquito más de capital.
*Este artículo se publicó originalmente en Causa Natura
Media.