Diario El Independiente
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Hoy es viernes, 3 de mayo de 2024

En privado

• Crimen de odio por ser mujer.


 

Hoy, inicio mi entrega con estas dos interrogantes:

 

¿De qué diablos ha servido el Día Internacional de la Mujer?

 

¿De qué diablos han servido las promesas de candidatos y candidatas?

 

Y voy al grano con la única intención de hablar exclusivamente de la violencia contra la mujer.

 

En principio hago referencia con interrogantes, al Día Internacional de la Mujer, porque he observado que los desplazamientos y gritos de las mujeres, solo han sido cantos de sirenas.

 

O también gritos en el desierto.

 

Es decir, no ha habido eco en sus demandas.

 

Y es que, luego de pasado el 8 de marzo, las cosas siguen igual para ellas.

 

O mas bien peor, porque pareciera que los hombres-machos atentan con más energía en contra de ellas.

 

Digamos que, con las marchas que realizan, a esos hombre-machos se les mueve el ego y les despiertan más coraje.

 

Mientras tanto, ellas regresan a lo cotidiano… a su calvario, a su infierno.

 

A seguir sufriendo la friega del lavadero, de la barrida, de la trapeada, de la cocinada...

 

Y muchas de ellas regresan al maltrato, a los golpes, a los madrazos.

 

Porque pareciera que eso se ha vuelto su vida rutinaria. Sino es que una costumbre.

 

Pero, respecto a eso, ¿qué diablos hacen cuando llegan al poder las candidatas y/o candidatos?

 

¡Nada! Porque simplemente las cosas siguen igual.

 

No lo digo yo, lo dicen las estadísticas.

 

Lo dice el alarmante aumento de la violencia contra la mujer y los feminicidios.

 

Lo explica la Universidad Católica Andrés Bello que atiende hasta 3 casos semanales de violencia basada en género.

 

Y añade que desde que inició el confinamiento producto del COVID-19, dicha cifra se ha multiplicado toda vez que el exceso de convivencia generó que las parejas comenzaran a tener conflictos.

 

Y es que, lamentablemente, se ha confirmado que existen 21 tipos de violencia contra la mujer, los cuales van desde violencia psicológica, hasta feminicidio, pasando por acoso u hostigamiento, amenazas, violencia física, violencia doméstica, violencia sexual y violencia laboral entre muchas otras.

 

En síntesis, sea la que sea, habríamos de calificarlas como crímenes de odio que se cometen por motivo de género.

 

Ahora, hablemos en concreto de Baja California Sur.

 

Una entidad como la nuestra que pregona a los cuatro vientos una gran tranquilidad, pero donde guardamos, ¡maldita sea!, --como si fuera un preciado tesoro--, el nada honroso tercer lugar en el país en lo que se refiere al cometimiento de agresiones contra mujeres.

 

Esto es en base a estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), que afirma que el nuestro, es el estado con mayor número de lesiones dolosas con 167.4 casos por cada 100 mil habitantes.

 

Por otro lado, la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021, estima la prevalencia y gravedad de la violencia que han enfrentado las mujeres de 15 años y más.

 

Hace referencia a violencia psicológica, física, sexual, económica o patrimonial, escolar, laboral, comunitaria, y familiar.

 

Y estima que en el estado de Baja California Sur, 63.3 por ciento de las mujeres de 15 años o más, experimentaron alguna violencia de este tipo a lo largo de la vida y 38.4 por ciento en los últimos 12 meses.

 

Sin embargo, esas cifras pudieran quedarse cortas.

 

Y lo digo porque muchas denuncias pudieran estar suspendidas en el aire, sino es que en los hogares y en la mente de las víctimas.

 

Esto es porque las tendencias de las violencias hacia las mujeres siguen al alza, según lo declarado por la diputada María Luisa Ojeda González, presidenta de la Comisión de Igualdad de Género del Congreso del estado.

 

Fue en base a eso que aventuró que en Baja California Sur buscarán endurecer las sanciones hacia los agresores.

 

Pero no lo afirmó.

 

Sino es que dijo que “buscarán”.

 

Por lo tanto, esos endurecimientos de las sanciones hasta la fecha no los han encontrado.

 

Y lo peor aún es que todos ellos y ellas ya están por abandonar el barco.

 

Pues entonces a esas pobres mujeres maltratadas y golpeadas no les queda otra que confiar nuevamente en los que siguen.

 

Cuestión de tiempo.