• El incendio sigue.
Por tratarse de una importante
fuente de empleo, una fundamental derrama económica y un inmueble emblemático,
si alguien está interesado en la reapertura del hotel Los Arcos, es Víctor
Manuel Castro Cosío.
Lo manifestó como candidato y
lo ha reiterado en al menos un par de ocasiones como gobernante, lo cual es
plausible.
No es para menos, cuando los
sudcalifornianos bien sabemos que se trata de un suntuoso inmueble que va en
picada vertiginosamente para convertirse en triste rescoldo de excremento y
cenizas.
Y es que desgraciadamente han
transcurrido casi 15 años y la desigual lucha del emblemático hotel Los Arcos
no ha sido lo suficientemente fuerte para volver a ser lo que fue.
Que ha faltado entereza y
disposición de sus propietarios para llegar a un buen arreglo, lo admitimos.
Y que hay cerrazón de ambas
partes, lo damos por un hecho.
Sin embargo, estoico, firme y
silencioso, el hotel Los Arcos, ha aguantado las embestidas de uno y otro lado.
En efecto, ha soportado no
solo los embates de la naturaleza, sino el robo, el vandalismo, el saqueo, la
destrucción y hasta los incendios.
Así es, desde aquel fatídico
21 de noviembre de 2008, cuando las venganzas políticas contra la familia
Coppola provocaran que las banderas se tiñeran rojinegras, dio inicio el
calvario, no tanto para los trabajadores o el propietario, sino para el icónico
hotel Los Arcos.
Sí, porque a partir de
entonces se transformó en lo que hoy es: un muladar, un basurero y una tristeza.
Y a partir de allí, empezó el
caos. Y también dieron inicio las denuncias, los amparos, los jaloneos, los
gritos, los desacuerdos.
Ya no se diga los desastres,
las calamidades y las desdichas, ocasionadas por el olvido el importamadrismo y
los incendios.
En efecto, dos extrañas, muy
extrañas conflagraciones cuyas investigaciones allí quedan, en los archivos del
olvido.
El primer incendio, ocurrido
el 27 de agosto de 2016. El segundo, el 19 de marzo de 2023.
Ambos sin aun saber las
causas.
Ambos, insertos en abismales
sospechosismos, en profundas dudas, en cuestionables y oscuros misterios.
Y ambos, apagados y
controlados con aguas turbias e inciertas.
Por cierto, hace ocho años el
conflicto laboral del Hotel Los Arcos parecía estar cerca de llegar a su fin.
Lo anterior, lo había dado a
conocer Alberto Rentería Santana, en su calidad de dirigente del Sindicato de
Gastronómicos de Baja California Sur.
En ese entonces precisó que si
bien se ha dado un avance sustancial en el caso, el pago parcial se vislumbra
como “una forma amañada” de abordar el conflicto por parte de los Coppola, pues
aunque reconocen la deuda no consideran a 70 trabajadores.
Y esto se había dado luego de
que la familia Coppola realizara el pago de salarios caídos a 9 de los 79
trabajadores que iniciaron la huelga, con una cantidad aproximada de 7 millones
de pesos.
Por ese tiempo, Oscar Martínez
Burgos, secretario del Sindicato de Gastronómicos, había precisado que cada
trabajador recibiría alrededor de 700,000 pesos por concepto de salarios,
canasta básica, fondo de ahorro, premios de puntualidad y asistencia,
aguinaldo, vacaciones y propinas.
Sin embargo, hoy por hoy, y
tras 15 años de denuncias, amparos y empedernidas luchas por parte del Hotel Los
Arcos, el Tribunal Colegiado ha dictaminado, que se deberán de pagar 140
millones de pesos en favor de los 79 sindicalizados, esto debido a que la
empresa había venido presentando acciones en contra de una resolución anterior.
Ante dicho dictamen, se espera
que el cuerpo jurídico que representa a la familia Coppola responda a la
sentencia en donde se les obliga a pagar la cantidad antes mencionada.
Claro, teniendo en garantía
propiedades como son el mismo Hotel Los Arcos y las Cabañas adyacentes.
En síntesis, el icónico hotel
paceño se mantiene cerrado desde el 2008, tras esa muy cuestionable huelga.
Pero, lo destacable aquí es
que el gobernador de Baja California Sur, Víctor Manuel Castro Cosío, se ha
comprometido con las y los trabajadores del Hotel Los Arcos para ayudarlos con
toda la fuerza del gobierno del estado para reabrir esa fuente de trabajo.
Luego entonces son buenas las
intenciones de este lado.
Es decir las del gobierno del
estado.
Falta solamente que las partes
involucradas le bajen un poco a su egolatría para que el conflicto se resuelva
satisfactoriamente.
Todo esto para que el incendio
no siga.
Cuestión de tiempo.