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Hoy es viernes, 29 de marzo de 2024

Realidad de BCS

Al compás de la canción “el pueblo unido jamás será vencido” Víctor Castro hizo un primer balance de su labor. Adiós a las guayaberas impuestas por el exgobernador Carlos Mendoza para portar en eventos oficiales. Se heredaron fuertes deudas y se intensificará mayor transparencia administrativa.



El pasado viernes por la tarde, el gobernador Víctor Castro Cosío, hizo un breve balance de las acciones más relevantes realizadas hasta ahora y perfiló la forma en que pretende seguir administrando los recursos de los sudcalifornianos a través de su mandato. Sin los fastuosos protocolos de pasados gobiernos, en eventos de este tipo, el acto se realizó si mayores contratiempos.


Por supuesto las diferencias se marcaron de inmediato sobre todo con relación a la anterior administración que encabezó el panista Carlos Mendoza.


De entrada, desaparecieron las guayaberas, vestimenta yucateca que fue instaurada como obligatoria para los integrantes del gabinete de la pasada administración que en cada evento público, por pequeño que fuera, estaban obligados a portar guayabera blanca y pantalón color azul marino. Así bien uniformados, por petición expresa del entonces ejecutivo estatal.


Ahora la situación en ese sentido fue definitivamente diferente.


La gente que acudió al evento del viernes lo hizo sin cumplir protocolos y lejos con una vestimenta prestablecida de manera específica y menos aún como obligatoria.


Ahí Castro Cosío hizo notar la deuda millonaria que recibió como herencia del gobierno anterior y lo que se pretende hacer precisamente para llegar al punto de equilibrar las finanzas gubernamentales.


La austeridad está en marcha dijo y hasta ahora tan solo de gasto del área del ejecutivo se han ahorrado más de 162 millones de pesos.


A ocho meses de iniciada la actual administración se ha atendido a los ayuntamientos con apoyos específicos y sobre todo en materia de salud a través de las diversas campañas de prevención y vacunación que mantiene hoy por hoy a la entidad prácticamente con el Covid-19 superado.


Por supuesto que la lectura política estuvo en todo momento presente pues ahora quizás como nunca los tiempos preelectorales están más que adelantados.


La muestra está en la dinámica que ha impuesto el alcalde de Los Cabos Oscar Leggs, que es inevitable observar cómo ya rebasó y por mucho al resto de las alcaldesas que en parte por los recursos económicos, pero también por la actitud ante la forma de administrar su respectivo ayuntamiento han trabajado a un ritmo más lento.


Con un lenguaje coloquialmente sencillo, muy al estilo de Castro Cosío, el evento cumplió con las expectativas de convocatoria y sobre todo de claridad y trasparencia en el manejo de las cifras.


La sentencia que no podía faltar llegó: Quien se comporte de manera irregular en la administración de los recursos pagará las consecuencias.


De ahí que el tema de lograr mayor trasparencia, será uno de los ejes de la actual administración empeñada en resarcir el rezago administrativo y de atención a la población por lo que se continuará con la política de contacto directo con la ciudadanía a través de las audiencias públicas.


Finalmente está claro que este acto, realizado a cinco meses de que se cumpla el primer año de gestión administrativa estatal, dejó un buen sabor de boca entre los asistentes que fueron testigos de una forma diferente de hacer este tipo de eventos.


Vaya, hasta la ambientación de fondo conformada con música andina y mexicana que en los años 70´s. y 80´s. era considerada como clandestina y por “subversiva” se prohibía tocar en las estaciones de radio en el país, amenizaron esta actividad que terminó al ritmo de la famosa canción de batalla social de la izquierda, “El pueblo unido jamás será vencido”.


Así de radical es la diferencia gubernamental que vemos ahora con respecto a pasadas administraciones.


Desde luego, está claro que lo que haga o deje de hacer el gobierno estatal se espera sea para el bien de todos los sudcalifornianos en general.


¿No le parece así amable lector?