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Hoy es martes, 23 de abril de 2024

'El suicidio de Vincent van Gogh es un mito': Mario Iván Martínez

• El escritor y actor llevará a escena ‘Vincent, girasoles contra el mundo’, donde plantea que el pintor no atentó contra su vida ya que no hay una carta póstuma

'El suicidio de Vincent van Gogh es un mito': Mario Iván Martínez

CIUDAD DE MÉXICO. Vincent van Gogh no se suicidó como muchos afirman”, asevera convencido el escritor, actor y productor Mario Iván Martínez en su libro Vincent, girasoles contra el mundo, en el cual traza una biografía narrativa del artista neerlandés y la dramaturgia inspirada en el autor de obras como Los girasoles y La noche estrellada, inspirada en sus últimos años de vida, así como su relación con su prima Kee, con Paul Gauguin y hasta su muerte.

Dicha dramaturgia la creó desde 2019 y la llevará a escena el próximo 19 de junio a las 19:00 horas a través de la plataforma Boletia.com.

Yo creo que el mito más importante en torno a Van Gogh tiene que ver con su aparente suicidio. Estoy convencido, como muchos, de que no se suicidó, sino que fue un accidente provocado por un irresponsable adolescente de nombre René Secrétan, quien era admirador de Billy the Kid y tenía como hábito hacer bullying al artista”.

Además, “es importante subrayar que hay mucha evidencia que no sustenta la teoría del suicidio. Para mí, la principal tiene que ver con que si Vincent se iba a suicidar después de 15 años de escribirse con su hermano y de expresarle a detalle la evolución de cada uno de sus cuadros y sus lecturas, ¿por qué no existe una carta de despedida?”, cuestiona.

Recordemos que no existió carta de despedida, pues la que llevaba en el abrigo era como cualquier otra, en la que incluso le pedía materiales y está inconclusa, llena de preceptos filosóficos, como las anteriores, con recomendaciones de libros y teorías, así que no parece verosímil que él realmente quisiera suicidarse y no hubiera escrito algo”, señala.

Aunado a eso, Van Gogh acababa de salir del hospital, pintaba más que nunca e iba resurgiendo, “y, aunque le pesaba que no vendía su obra y que era una carga para su hermano Theo, juzgo que no sucedió así, porque si quieres matarte no te disparas en el abdomen, sino en la cabeza o a través de la boca, mientras los testimonios forenses (de época) señalan que fue un disparo a cierta distancia”.

El problema, reconoce, es que no se le practicó la autopsia al pintor, por lo que está enterrado con la bala debido a que el doctor Gachet, quien lo asistió, no tenía experiencia en cirugía y no quiso extraerla de su abdomen, pese a la petición de Theo. Sin embargo, se sabe que Van Gogh pidió que no se culpara a nadie de su muerte, “por lo que posiblemente quisiera eximir a Secrétan de la responsabilidad”.

Y admite que “el propio Museo Van Gogh ha encontrado interesante la hipótesis del asesinato, por parte de Secrétan, no la toman como definitiva, pues siguen aferrados a la idea de que sí existió suicidio”.

Publicado por Penguin Random House y Reservoir Books, Vincent, girasoles contra el mundo inicia con un epígrafe atribuido a Van Gogh que le sirvió al autor de inspiración: “Más vale ser atrevido, aunque se cometan muchos errores, que ser estrecho de pensamiento y demasiado prudente”.

Y en este viaje, explica, descubrió que si Van Gogh no hubiera sido pintor, “fácilmente podría haberse convertido en poeta, filósofo o hasta santo”, ya que desde los 20 años memorizó la Biblia, había leído al Buda, a Dickens, Shakespeare, Daudet y Mallarmé”.

Pudo ser filósofo o hasta santo, porque tuvo un periodo de transformación mística donde hasta su familia lo reprobaba, incluso su padre, que fue predicador. Ése es un aspecto poco conocido sobre Van Gogh. Y otro es que él empezó a pintar tarde, en los últimos 10 años de su vida, pues antes quiso ser predicador y se fue a la región minera del Borinage, en Bélgica, con los más desposeídos a convivir y predicar”.

Incluso en el libro Germinal de Émile Zola se menciona al Cristo del Borinage cuando él realiza una investigación sobre aquellos mineros, quienes le mencionan la existencia de un holandés excéntrico que bajaba con ellos y era predicador. Pues sucede que aquel Cristo del Borinage era Van Gogh mismo”, advierte.

El origen de este proyecto, detalla Martínez, inició luego de prestar su voz al documental Vincent, pinceladas de un genio, de Peter Knapp y François Bertrand, producido por el Museo de Orsay y el Museo van Gogh.