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Hoy es domingo, 1 de diciembre de 2024

En privado

• El Consejero Político.


Cuando la política –como los tuétanos-- se trae metida hasta lo más profundo de las venas, resulta difícil, muy difícil prescindir de ella. Porque es como si se pretendiera vaciar la sangre de las venas: simplemente dejaríamos de existir.

De tal manera que resulta sumamente increíble que alguien, como en el caso concreto de Leonel Cota Montaño,  pretenda hacernos creer que no está metiendo las manos en los actuales procesos electorales que culminarán el 6 de junio próximo. Y menos que no lo haga en lo que corresponde a Baja California Sur: su tierra.

Ya lo veremos: de acuerdo a una muy bien lograda entrevista de nuestro director general Cristian Carlos Sánchez, con el actual Secretario Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública en el Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, Leonel Cota Montaño, y en base a una pregunta específica dirigida seguramente con cierta jiribilla a Cota Montaño, este  simplemente – como Poncio Pilatos-- pretendió lavarse las manos al responder con sequedad: “Yo no opero políticamente nada”.

Bien, pues, por más que pretendamos asimilarlo, nos cuesta mucho aceptar esa respuesta. No solamente basado en lo escrito en las primeras líneas, sino porque sabemos de los compromisos que desde hace tiempo se han establecido, por ejemplo, entre Leonel Cota Montaño y Rubén Muñoz Álvarez,  incluso desde que Leonel Cota fue presidente municipal de La Paz en el periodo de 1996 a 1999.

Seria en base a esos previos favores, obviamente con el paso del tiempo y ya una vez que Rubén Muñoz se posicionó como presidente municipal de La Paz, el alcalde paceño, que  Rubén se vería obligado a ser recíproco, y en su caso aceptar –cuando menos-- darle un cargo a alguno de los hijos de Leonel, resultando entonces beneficiado Manuel Alejandro Cota Cárdenas con la Dirección General de Desarrollo Social, cuya responsabilidad, como ya lo sabemos, dejaría hace algunas semanas, para buscar otro cargo, como según se sabe, el de pretender suceder nada menos que a Rubén Muñoz en la alcaldía.

Por otro lado, está muy claro que también, en el caso concreto de Armida Castro Guzmán, presidenta municipal de Los Cabos, de igual manera existen obligaciones morales, luego de que Leonel Cota Montaño, logró primero acomodar a su hermana Rosa Delia como Secretaria General del Ayuntamiento sureño, y posteriormente a su también hijo, Leonel Efraín Cota Cárdenas, como titular de Desarrollo Rural y Pesca. Repito: allá en Los Cabos.

Y aquí, en lo que a esto respecta, que quede claro, muy claro. No estoy en posibilidad de poner en entre dicho los conocimientos o la capacidad ni de Manuel Cota Cárdenas, ni de su hermano Leonel, de los mismos apellidos. Jamás lo haría. En primer lugar porque ese no es un punto que está en discusión en estos momentos, y el segundo lugar porque se trata de dos jóvenes que como lo haría cualquier joven, tienen derecho a superarse.

Sin embargo, en estos tiempos de gran efervescencia política, es importante destacar que pese a todo lo que diga, dentro o fuera de entrevistas periodísticas,  Leonel Cota Montaño se ha convertido en el consejero político tanto de Armida Castro Guzmán, como de Rubén Muñoz Álvarez, al ser justamente el dueto en quien Cota Montaño cifró sus esperanzas para que alguno de ellos, sea Armida o Rubén, se convirtiera en la candidata o el candidato por Morena a la gubernatura de Baja California Sur para de esta manera seguir moviendo, desde arriba, los hilos de las marionetas.

Y es que, razones para que los personajes ya mencionados estuvieran en contra del hoy abanderado por Morena, las había muchas. Y po0r el momento citaré solamente dos. Una: porque Víctor Manuel Castro Cosío, que desde entonces era concebido como uno de los oponentes más fuertes, ya había caído de la gracia de Leonel Cota Montaño. Y dos: que  –Víctor Castro Cosió—no era propiamente y hasta ahora no ha sido propiamente el “gallo” de Alberto Rentería Santana, dirigente estatal de Morena.

Ya después, pero antes de que el profe Víctor Castro  fuera ungido como candidato de Morena a la gubernatura, --donde por supuesto Rubén soñaba con ser el elegido-- vendría aquella sorpresiva pero esperada despedida de funcionarios y funcionarias de la administración que preside Rubén Muñoz. Cuyas razones, ya las sabíamos: simplemente porque todos ellos y ellas simpatizaban con las aspiraciones políticas del profe Víctor Cosió, y que al final de cuentas –seguro estoy—fue la gota que derramó el vaso.

Luego entonces, --pese a lo que algunos defensores de oficio quieran opinar--,  detrás de Rubén Muñoz Álvarez y Armida Castro Guzmán, ha estado siempre  la sombra de Leonel Cota. Y vale aventurar que partir de ahí han sido los pataleos y los constantes enojos de Armida Castro, incluso en contra hasta de su propio partido y de su líder partidista.

Y en el caso específico de Rubén Muñoz Álvarez, por supuesto, que ha sido quien, al pie de la letra ha seguido los consejos, --buenos o malos-- de su asesor político Leonel Cota, lo que por ende, ha provocado que Rubén, lance aquellos tarascones a diestra y siniestra, a los cuales ya hice referencia en una entrega anterior. Y donde escribí que esos tarascones para todos lados en su afán de agarrarse de algo, tras ver perdida su oportunidad de ser el candidato a gobernador por Morena.

Ahora bien, lo he dicho y lo reitero una vez más: es de alta gravedad el daño político que el trio diabólico le está causando a solamente una persona: Víctor Manuel Castro Cosió. Y la resta provocada por tanta soberbia, y tantas terquedades, ya las veremos en el resultado de las urnas el 6 de junio.

En síntesis, de seguir así las cosas, no me cabe la menor duda de que tantas necedades y  tanto engreimiento le seguirán abonando votos a los partidos de enfrente. Y muy especialmente a la gran alianza de Pancho Pelayo.

Es por todo lo anterior que resulta difícil, muy difícil tragarnos eso de: “Yo no opero políticamente nada”, dicho por el mencionado consejero.

Cuestión de tiempo.