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Hoy es viernes, 19 de abril de 2024

Realidad de BCS

• El PRI renueva rostros y dirigencias locales o está condenado otra vez al fracaso político-electoral • Ricardo Barroso no pierde de vista posible alianza con Morena a través de Víctor Castro, Narciso Agúndez o Rubén Muñoz • El tricolor tendrá que restar protagonismo a los desgastados Esthela Ponce, Ricardo Barroso y por supuesto a al indolente Isaías González que no le importa para nada su partido


En la nueva dinámica en la que se encuentra el PRI en el país en su labor por renovar su dirigencia nacional, bien valdría la pena observar cómo se desenvolverá aquí en la entidad ese sector de la sociedad que aún se dice priista y que observa desde la barrera el uso de los acontecimientos con la esperanza de que en este organismo político aparezcan rostros nuevos o por lo menos que no sean figuras desgastadas convertidas ahora en verdaderos lastres.

 

Por su puesto para el tricolor esto es un reto mayor que debe imponerse la tarea de no presentar más de lo mismo.

 

En parte porque en este partido históricamente siempre han existido liderazgos eternizados no precisamente por buenos, sino porque les resulta complicado dar cabida a nuevas generaciones de políticos.

 

Estos eternizados liderazgos que a la postre se han convertido en verdaderos lastres, precisamente porque lo primero que sucede es que cuando se reactivan, lo hace para provocar fuertes confrontaciones que buscan fundamentalmente controlar de lo que resta de este otrora poderoso organismo político.

 

Ahí tiene usted a Esthela Ponce, Ricardo Barroso e Isaías González, con la posibilidad de participar otra vez en este nuevo proceso en el que se pretende renovar su dirigencia nacional y cuya competencia entre Alejandro Moreno e Ivonne Ortega, puede provocar que los pocos priistas que aún tienen ganas de participar con su partido, se desanimen y opten por conservarse como hasta ahora, atrás de a barrera, alejados de la actividad partidista.

 

Alguien tendrá que hacer un prudente llamado a estos actores políticos para que participen desde un segundo o tercer nivel y permitan hacer a un lado sus enormes cargas negativas y dejen que otros rostros de priistas connotados puedan participar en esta actividad interna que seguramente servirá como tiro de calentamiento para renovar también la apagada y extraviada dirigencia estatal y proyectar lo que puede ser su participación en el próximo proceso electoral del 2021.

 

Vale decir que para el PRI en la entidad, la competencia será muy a cuesta arriba y si además se le agrega el hecho de que los referidos, tan conocidos y desgastados actores políticos pretendan otra vez aparecer en primer plano como los “controladores” y titiriteros del vapuleado tricolor, simplemente están condenados otra vez al fracaso.

 

Está claro que ante un escenario de mucha adversidad y en donde es el PAN y Morena los que hasta ahora se observan como los principales competidores para el próximo Proceso electoral el tricolor tendrá que definir ya desde ahora su manera de participar en esta ocasión.

 

Una forma será la de reorganizarse internamente con una nueva dirigencia estatal en donde bien podría estar Noé López, apoyado con quien resulte ganador de la dirigencia nacional para poder conformar propuestas lo más competitivas posibles.

 

La otra manera puede ser la de establecer en la medida de lo posible, potenciales alianzas políticas abiertas o de facto que les permita transitar hacia un futuro político menos complicado e incierto como el que hasta ahora viven los priistas sudcalifornianos.

 

Por supuesto, para poder realizar esto se tendrá que hacer a un lado, bajar el protagonismo de figuras tan desgastadas como la del exsenador Ricardo Barroso, que no cesa en sus intentos por protagonizar un supuesta influencia en la actividades actuales del tricolor y que está claro podría en un momento dado establecer una alianza de facto con Morena en la entidad.

 

Basta decir que es de todos conocida la amistad de Ricardo Barroso con el superdelegado Víctor Castro y el exgobernador Narciso Agúndez recién desempacado como comisionado electoral del PT estatal, así como sus evidentes esfuerzos por apoyar a través de su hermano el regidor priista Pedro Barroso, todo lo que proponga por su parte el alcalde morenista de La Paz, Rubén Muñoz Álvarez.

 

Así que si en efecto el tricolor local pretende tomar como un nuevo impulso el proceso de renovación de su dirigencia nacional, tendrá que restarle protagonismo a los exdirigentes estatales del PRI Esthela Ponce y Ricardo Barroso y por supuesto a un Isaías González que a pesar diputado federal por el tricolor, actúa con tal indolencia sobre lo que sucede en su partido que ya muchos suponen que desde hace tiempo en la práctica ya no está dentro de las filas de este organismo político.

 

Veremos qué deciden los que tiene capacidad para decidir al interior del PRI que tiene ante sí una nueva oportunidad de recomponerse, reagruparse internamente para enfrentar de la mejor manera posible tanto al PAN como a Morena en el próximo proceso electoral en donde no solo estarán juego todas las alcaldías, las diputaciones locales y federales, sino la misma gubernatura.

 

Ya veremos de qué son capaces la potencial nueva generación de líderes político del tricolor local