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Hoy es jueves, 25 de abril de 2024

Realidad de BCS

• Se activan partidos con miras al 2021. En Morena la bandera de la decepción ondea alto y fuerte, requieren cambiar de dirigente • El PAN supervisa la renovación directiva en los comités municipales mientras que el PRI prepara participar en elección de su presidencia nacional • Partido que pierde el control de su unidad interna está condenado a obtener pobres resultados electorales. A todos les urge fortalecer sus respectivas estructuras


A un año de la pasada elección y a poco más de año y medio del próximo proceso electoral en la entidad, los partidos políticos ya dan muestras de que se acomodan a su interior justamente para enfrentar lo mejor que se pueda la próxima contienda política.

 

Está claro que esta labor se realizará en gran medida a partir de las condiciones en que cada organismo político quedó luego de los resultados electorales del 2018 en donde Morena con la enorme ola electoral que propició con el ahora presidente de México Andrés Manuel López Obrador, resultó un avasallador ganador.

 

Justamente por esa condición y contrario a lo que muchos pensaban que sería Morena a estas alturas del proceso sucesorio estatal, existe hoy en día una enorme diferencia con lo que fue esta propuesta política el año pasado.

 

La bandera de la decepción ondea alto y fuerte en este partido en donde incluso los propios morenistas aún no salen del asombro de que en efecto, una vez en el gobierno, las cosas ya no se ven de la misma manera y la respuesta a muchas de las propuestas que se hicieron supuestamente para mejorar al país, pues aún no llegan.

 

De hecho, estamos como país, peor que al final de la administración federal pasada.

 

Lo complicado para los morenistas locales, es que en esta ocasión prácticamente todo el proceso del 2021 lo enfrentarán con recursos propios, tanto en lo económico como en lo que respecta a la representación política y a sus respectivos antecedentes particulares de cada aspirante a candidato.

 

Hasta ahora está claro que la contienda se establecerá principalmente entre los morenistas y panistas con sus posibles los aliados respectivos, aunque nadie puede perder de vista del todo a un PRI que tratará de mantenerse vigente y actuante una vez que concluya su proceso de selección de dirigente nacional el próximo mes de agosto.

 

Para desgracia del partido que encabeza el desorientado Alberto Rentería Santana, los problemas de división interna producto de una evidente falta de liderazgo, de oficio e inteligencia política definitivamente tendrán consecuencias políticas sobre todo si a nivel federal los planes del actual gobierno no cumplen con las expectativas.

 

Será muy difícil armar una propuesta competitiva al mismo nivel que la presentada en la campaña electoral del 2018 pue es evidente que a siete meses de iniciada la gestión de presentantes morenistas el desgaste ya les hace ella. Sus luchas están establecidas en varios frentes y la más dolorosa y costosa hasta ahora es justamente la que se libra internamente.

 

Por su parte Acción Nacional que dirige en la entidad Carlos Rochín se ha concentrado en las últimas semanas en estar al pendiente de la organización de los diversos comités municipales donde el principal reto es no perder la unidad interna que es precisamente el principal activo de cualquier partido político.

 

Partido que pierde el control de su unidad interna está condenado a obtener pobres resultados electorales.

 

Por ello es estratégico que ya desde ahora se afinen las estructuras internas para detectar con tiempo la posible problemática interna y lograr la anhelada unidad y por supuesto generar la construcción de candidaturas lo suficientemente fuertes y que cuenten con una alta dosis de certeza en la victoria electoral.

 

El PAN se mueve en una aparente calma que seguramente está basada en que hasta ahora la expectativa de triunfo de este organismo político es muy alta sobre todo si se consideran los desatinos de un partido como Morena que le urge renovar a su todavía dirigente Alberto Rentería Santana que ahora está peleado hasta con los vecinos.

 

Hay un gobierno estatal encabezado por Carlos Mendoza Davis, emanado del blanquiazul que de acuerdo a recientes encuestas, tiene una excelente calificación social, que está muy activo en la atención ciudadana lo que seguramente impactará positivamente en su partido político.

 

Los morenistas a estas alturas de su arribo al poder local no pueden decir lo mismo. El balance para las alcaldías y la organización interna de los morenistas no es favorable. Tendrán que remontar con cambios efectivos en la dirigencia estatal de su partido y afinar las hasta ahora abruptas y evidentes pretensiones del llamado superdelegado Víctor Castro Cosío de controlar todo lo que esa fuerza política implica en la entidad.

 

El tricolor por su parte tendrá la necesidad de aprovechar el impulso que pueda darle la renovación de su dirigencia nacional para tratar de llegar lo más oxigenado que pueda a un proceso sucesorio que literalmente ya empezó al arrancar la segunda mitad de este 2019.

 

Veremos cómo se desempeñan los partidos políticos en los próximos meses en la evidente intención de perfilar propuestas para el proceso sucesorio del 2021.

 

Ya veremos.