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Hoy es jueves, 28 de marzo de 2024

En privado

Arma de dos filos


Con la firma estampada ante el Notario Público número 30 de la Ciudad de México Rafael Arturo Coello Santos, por Andrés Manuel López Obrador, ahora parece que en lugar de lograr conciliar el sueño, pudiera todavía ser mucho más difícil  que puedan dormir con tranquilidad aquellos a quienes les asaltaba el temor de la posible reelección de AMLO.

 

Y no es para menos, toda vez que el desasosiego y los sobresaltos son comprensibles cuando los temerosos adversarios no alcanzan a descubrir cuál es o en qué consiste el nuevo juego que se trae entre manos el presidente, y que –según se ve-- tiene mucho parecido al de “El Gato y el Ratón”. Y por supuesto, esos adversarios “y opositores conservadores”, como lo llama el propio presidente, alcanzan a  observar esto, como un arma de dos filos. Lo cual, indudablemente que los debe de poner mucho más nerviosos que antes.

 

En mi afán de desglosar lo anterior, le diré que para comprender lo anterior no se requiere de gran inteligencia. Y para percibir lo que yo percibo será cuestión de centrar la atención en lo que Andrés Manuel López Obrador dijo después de estampar su firma en ese documento de la no reelección: “He de aclarar que no sólo estoy en contra de la reelección, sino que estoy proponiendo la revocación del mandato, para que el 2021 se les pregunte a los mexicanos si quieren que yo continúe en la Presidencia o que renuncie”.

 

Y, ¿Cuál es  la desesperación, la preocupación, o el afán de AMLO porque se lleve a cabo esa tan cacareada revocación de mandato?

 

Muchos dicen que si bien es cierto no es la reelección lo que mueve al presidente, pudiera ser que, lo que le interesa es mantener la batuta en sus manos. En otras palabras, permanecer con el poder tras el trono;  y en su caso, obviamente seguir dirigiendo la presidencia desde su casa. Y para ilustrar lo anterior habría que acotar que,  eso de querer permanecer en el poder tras el trono, no es nada nuevo en cuestión de política.

 

Veamos.

 

En Cuba lo fue Fidel Castro, cuando su hermano Raúl asumió el poder. Álvaro Uribe Vélez, después de haber sido presidente durante los períodos 2002-2006 y 2006-2010 lo hizo en Colombia. Y en México, lo fue Plutarco Elías Calles, quien desde su casa, logró controlar a Portes Gil, Ortiz Rubio, Abelardo Rodríguez, y ya finalmente  cuando quiso seguir siendo el poder tras el trono, con Lázaro Cárdenas, éste no se dejó y lo mandó al exilio.

 

Ahora bien, el concepto del poder tras el trono no tiene nada de nuevo,  y es tan viejo como lo es la prostitución de la política; y hace referencia a la persona que sin tener un cargo de autoridad o responsabilidad, es quien ejerce el poder. En pocas palabras,  toma las decisiones, y hasta recibe beneficios por ello.

 

Y vale decir que en el caso concreto de la política mexicana, el ex presidente Carlos Salinas de Gortari ha sido, en los tiempos modernos el prototipo de esta nociva práctica, muy a pesar del presunto exilio que se impuso, --o que más bien le inventaron--, durante el gobierno de Ernesto Zedillo. Incluso, aquí bien  vale destacar que ha sido el propio Andrés Manuel López Obrador, quien ha sostenido que Salinas fue el personaje central en la maquinación para impedir que él, en su calidad de candidato de la izquierda y favorito en las encuestas, pudiera alcanzar el triunfo en la las elecciones del 2006. Y precisamente de allí parte su cotidiana expresión de “la mafia del poder”.

 

Es más, para el ahora presidente de la república, nada menos que Salinas de Gortari sigue siendo uno de los que mandan en México, por supuesto dentro del argot priista. Y a todo esto habría que agregarle que Carlos Salinas movió a los suyos dentro del PRI para lograr que el expresidente Miguel de la Madrid, adujera una supuesta incapacidad mental y se retractara públicamente de lo que había declarado a Carmen Aristegui en torno de su sucesor y sus hermanos, lo que supuestamente tenía que ver con falta de honradez en el manejo de los recursos públicos durante el sexenio 1988-1994, entre otras cosas igual de negativas.

 

Por otro lado, es necesario analizar los diferentes grupos de poder para darnos cuenta del manejo de las marionetas con los movimientos de los hilos del poder desde arriba, Y para ello será cuestión de poner algunos ejemplos, como lo es el control del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) a través de Elba Esther Gordillo, considerado este un producto político precisamente de Carlos Salinas de Gortari, con lo cual logró desplazar a quien no estuvo de acu3rdo con su política: Carlos Jonguitud Barrios en abril de 1989.

 

Otro  ejemplo lo es el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) que por más de 30 años ha dirigido Carlos Romero Deschamps, (ahora en la cuerda floja) otro gran producto de Carlos Salinas de Gortari, en su determinación por desplazar a Joaquín Hernández Galicia "La Quina", este último, quien se supone, le dio la espalda a Salinas durante las elecciones presidencias.

 

Han sido pues, grandes y varias las teorías de la conspiración  que se han tejido a la luz pública desde las más altas esferas de la política. Lo que, en su conjunto  nos debe obligar a hacer  un reconocimiento a estos nefastos políticos que toman las  decisiones, muy a pesar de que nos afectan a todos.

 

Así es que hoy, justamente en los tiempos actuales, en materia de responsabilidades dentro del argot político, si bien es cierto –basados en esa lucha frontal contra la corrupción, emprendida y ya firmada y notariada también por Andrés Manuel López Obrador--, no podemos ni debemos confiarnos del todo.

 

Aunque,  cuando Andrés Manuel López Obrador afirma ser cien por ciento maderista, podríamos estar dispuestos a brindar un voto de confianza   a nuestro presidente. Toda vez que: “Sufragio efectivo, no reelección” fue el lema de la campaña de Francisco Ignacio Madero en el año de 1910, cuando se lanzó a competir por la presidencia de la República Mexicana contra el dictador Porfirio Díaz, quien llevaba nada más y nada menos que 35 años en el poder.

 

Además de que don Francisco I. Madero ha sido y sigue siendo un gran ejemplo a seguir por todas las generaciones. Sobre todo por sus ideas democráticas y anti reeleccionistas. Lo que, debemos reconocer en nuestro presidente. …… Cuestión de tiempo.