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Hoy es domingo, 1 de diciembre de 2024

Buenos días, B.C.S.

• “Noche de Paz”, la canción navideña más famosa del mundo, símbolo de paz y amor • A manera de reflexión navideña y año nuevo…


Noche de paz, noche de amor/ todo duerme en rededor/ y las estrellas con su resplandor/ van titilando en alegre fulgor/ para anunciar que esta noche, viene a la tierra el niñito Jesús/ brilla la estrella de paz…”. Pero, ¿qué significa, qué simboliza, dónde nació esta sencilla canción cuya melodía halaga al oído y hace palpitar los corazones?.

 

Bueno, según la información recabada vía Internet, nació hace 190 años en Austria la canción navideña más difundida y cantada del mundo: "Noche de Paz". Pocos recuerdan a quiénes compusieron el tema que fue llamado "el obsequio más precioso de Austria para la humanidad". Este villancico, tan sencillo y a la vez tan hermoso, tiene una historia  igual de modesta como la propia canción, interpretada a lo largo de 19 décadas por famosos cantantes. El autor del texto fue José Mohr, un sacerdote que se inspiró en la fe y en la confianza de los hombres; Franz Gruber compuso la música y era amigo personal del sacerdote. Ambos hablaban un idioma fácil de entender en el corazón de los pueblos y con su melodía repartieron el don del espíritu, lleno de paz y de esperanza, que reina durante la temporada navideña en todos los rincones del planeta. Aunque la canción es interpretada en casi todos los idiomas, sin embargo es raro que se recuerde al poeta y al compositor, a la ciudad, Viena, y Austria, donde vivieron; aunque ciertamente las partituras llevan impresos sus nombres, así como las fechas de sus nacimientos y fallecimientos, pero aparte de esto, poco información hay de ellos.

 

“Noche de paz” se tocó por primera vez el 24 de diciembre de 1818 después de las guerras napoleónicas cuando volvía a reinar la paz en Europa, también en las calles y casas de Oberndorff, una antigua población pesquera, situada a orillas del río Salzach, en la región de Salzburgo. Su creación-composición, según la anécdota, fue circunstancial: la gente se preparaba para la tradicional Misa de Gallo que se celebraría en la pequeña iglesia de San Nicolás, pero ese año, la ceremonia no tendría la solemnidad de otras veces, ya que el viejo órgano no estaba en condiciones de emitir sonidos melodiosos y, por tanto, el servicio religioso se haría sin música. En la tarde del 23 de diciembre de aquel año de 1818, Mohr entregó a su amigo el texto y pocas horas más tarde, Gruber compuso la música para dos voces y coro, como instrumento de acompañamiento sólo era la guitarra. La gente de la pequeña población de Oberndorff sintió una gran emoción al oírla, pero nadie pensó que ese villancico, junto con los nombres de José Mohr y Franz Gruber, alcanzaría la inmortalidad.

 

Durante la primavera de 1819, el constructor de órganos Maurecher viajó desde el Tirol a Oberndorff, con el fin de reparar el órgano de la iglesia y fue él quien se llevó el texto y las partituras a Alemania. Ahí la escucharon los hermanos Strassner, fabricantes de guantes que visitaban numerosos mercados y ferias comerciales de ese país. Trece años más tarde (1832) la cantaron ante una población católica en Leipzig, y desde allí el villancico emprendió su largo y glorioso camino a través del mundo, como "canción popular tirolesa", y cristianos de todo el mundo la adoptaron como un símbolo musical para las fiestas navideñas.

 

Así entonces, la navidad con toda la connotación que conlleva: religiosa, espiritual, social, familiar, regalos, Santa Claus, etc. todo ello envuelto en esa preciosa musicalidad en base a específicas y selectas melodías, y en particular los villancicos, representa el más grande símbolo que une a la mayor parte de la humanidad en torno a sus seres queridos, que concilia y/o reconcilia; que la navidad  hace olvidar por esos momentos las negatividades que se traigan, los odios y rencores que hubieren, las crisis y situaciones difíciles del mundo y particulares. Con el advenimiento del niño Jesús renace una esperanza para los pobres y desvalidos, para los hombres y mujeres de buena voluntad; una esperanza de paz y prosperidad por el año que comienza enseguida, cuando todavía estamos envueltos en el ambiente navideño, en la fe y la esperanza propiciada por esa noche de paz. “Noche de paz, noche de amor/ ver qué bello resplandor/ luce en el rostro el niño Jesús/ en el pesebre del mundo la luz/ astro de eterno fulgor/ brilla la estrella de paz…”. (Moraleja: la valía de la sencillez y la modestia en la vida…

 

A MANERA DE REFLEXIÓN NAVIDEÑA Y AÑO NUEVO. SALUD, DINERO Y AMOR, PERO…

“Salud, dinero y amor”, sí, pero…sin embargo… La vida tiene muchas relatividades, vaya hasta el absolutismo del concepto salud-que pudiera ser lo máximo, lo único- por lo que se dice: “teniendo salud, eso es lo importante, lo demás es lo de menos”, y luego siguen los comentarios y justificaciones filosóficas del porqué de esta expresión o dicho; sí, pero resulta que esto es relativo porque a veces teniendo o habiendo salud, se es desgraciado en otros aspectos y temas de la vida, que alguien diría: para qué quiero ser o soy fuerte como un roble si…“para qué voy a negarlo tú eres todo aquí en mi vida…”  “si yo sufro porque te amo, porque traigo aquí en mi pecho muchas ganas de llorar…”, o si un ser querido está sin libertad o perdido en … lo que sea.

 

Ahora bien, claro que la salud es el motor principal de nuestras vidas, y, la verdad, por otra parte, sin salud, ¿de qué te sirve el dinero o los éxitos materiales, sociales o de poder: “que se fizo el Rey Don Juan… qué se fizieron sus infinitos tesoros, sus villas y sus mandos…” (Coplas a la muerte de mi padre, de Jorge Manrique); pero, sin embargo, aquí está otra también realidad: la salud, que es fuente y energía de la vida , del ser o no ser, en un gran porcentaje se previene o se recupera y se conserva CON DINERO, sí, la verdad, que muchas vidas se prolongaron y prolongan- con buena calidad- gracias y sólo con el dinero suficiente, que en caso contrario ahí tenemos a millones de seres humanos  que han culminado su existencia por no contar ni siquiera con…

 

Sin embargo, por otro lado tenemos, “que el dinero no es la vida, es tan sólo vanidad”, o como dijo José Alfredo: “Tengo dinero en el mundo, dinero maldito que nada vale…” “ya que el cariño comprado ni puede querernos ni sabe ser fiel…”. Bueno, aquí la relatividad de la reflexión que hoy nos ocupa sería, por ejemplo, para qué le sirve el dinero a alguien si está enfermo, con sufrimiento físico y moral, sin esperanza…, si no tiene amor, si se perdió la familia, ¿para qué sirve?, ¿por eso lo de…? “No quiero oro ni quiero plata, yo lo que quiero es quebrar la piñata…”. Y así pues, selectos lectores, todo es relativo en esta vida, en especial estos tres conceptos-para el caso-mencionados, pero sin embargo la gran realidad es que el dinero, siendo un bien-que genera bienes, un recurso universal de transacción, un medio de compra venta que nos hace ser y estar, independientemente de su correlatividad con los conceptos de la salud y el amor, es un recurso mundial necesario y único, pero hay que concebirlo sólo como un medio, no que dependamos de él fetichistamente y que lo endiosemos hasta el sometimiento como ser humano. Sin embargo, por otro lado tenemos la valía y la diferencia de tener o no tener recursos, por ejemplo,  ¿cuántos amores, familias y estados de salud se han desvanecido, perdido,  por falta de dinero?, en fin…

 

Bien, lo anterior tómese como una reflexión navideña universal, ya que en realidad mi pretensión es adecuarla en específico en torno a tantísima gente que sufre, que se abusa de ella con una gran injusticia social y humana, y en esto incluyo a periodistas sudcalifornianos en función de la etapa tan difícil que siguen viviendo, producto de la falta de recursos (no de trabajo, porque se trabaja, y mucho, salvo excepciones de los pseudos, la verdad), algunos colegas con una muy precaria salud (ustedes saben a quiénes me refiero), problemas familiares de integración y demás, de impotencia para ser y estar, incluso en esta época navideña. Buenos días.