· ¡Qué tiempos aquellos! · El Destierro de Enrique “Kiky” Guerrero · En memoria del Ing. Félix Agramont Cota, último gobernador del territorio; con gratitud y respeto.
En septiembre de 1973, recién
iniciado el periodo escolar, hizo crisis la situación que enfrentábamos un
grupo de estudiantes de Caduaño, Miraflores, El Ranchito, Santa Cruz, Las
Cuevas y El Campamento, para transportarnos a la secundaria en Santiago; el transporte
que teníamos asignado por parte de la Delegación, era un pick Ford de redilas
modelo 1959 que manejaba don Jesús Meza (QEPD); se descompuso y tuvo varios
días en el taller al desvelársele el motor; varias semanas tuvimos que rifárnoslas
pidiendo “raites” en la carretera para poder asistir a la escuela, más de las
veces perdiendo las primeras clases.
En ese mes, fui elegido
presidente de la sociedad de alumnos de la secundaria de Santiago y presidia la secretaría de la Junta de
Mejoras Materiales en Caduaño, en los inicios del “Cálate Lion” (conocido líder
agrario forjado en los inicios de los 70’s) ; acaba de ocurrir el golpe militar
en Chile tras el asesinato de Salvador Allende, y la efervescencia que reinaba
--como ahora-- era de impotencia, emancipación y de reivindicar causas
sociales: Enrique “Kiky” Guerrero Montaño, QEPD, era el Director de la
Secundaria y creo que fundador de la misma; no contábamos con edificio propio, así
que recibíamos clases en la escuela primaria Andrés Quinta Ana Roo, de Santiago;
al “Kiky” Guerrero (QEPD) le teníamos mucho respeto y cariño porque era un
excelente maestro, fuera de serie, siempre servicial, comprometido, trabajador,
preocupado y echado pa’ delante.
Un día me citó en la dirección
y me dijo, palabras más palabras menos; Víctor Octavio, tenemos que hacer algo ¡ya!
--a mí me profesaba especial afecto porque era muy amigo de mi papá--, y qué
podemos hacer profe, le inquirí, hay que ver la forma de entrevistarnos con el
gobernador a ver si nos ayuda; buscar
una audiencia con él y plantearle la situación que vivimos, no podemos seguir
así, ustedes están sacrificándose mucho y corriendo demasiados riesgos pidiendo
“raites” en la carretera, el camión de la delegación no tiene pa’ cuando salir
del taller, según me dijo el “Chacho”
Peláez (Carlos “Chacho” Peláez Cota, era el delegado municipal de
Santiago); ahí mismo decidimos organizar una reunión para exponer la situación
y ver qué es lo que íbamos hacer.
Convocamos a reunión de
maestros y alumnos al día siguiente donde surgió la propuesta de formar una
comisión de alumnos y maestros para viajar a La Paz, y solicitar una audiencia
con el gobernador (el gobernador era el Ing. Félix Agramont Cota) para
plantearle el problema; se me hizo fácil invitar al “Cálate Lion” para que
reforzara nuestro viaje a La Paz con ejidatarios de Caduaño --lo que después adquiriría
matices de manifestación tumultuosa--; se llegó el día y hay vamos para La Paz entonando
canciones revolucionarias de Fidel Castro y del Che Guevara; al llegar, ya con
la agenda en manos del “Cálate Lion”, se decidió que nos detendríamos en la
Prepa Morelos, donde grillaba a sus anchas el Tito Piñeda, Juan Luis Rojas, el
Cuco Moyrón, el Puchas, Saúl Tuchman y otros marxistas-leninistas de esa época;
ahí en la prepa Morenos se unieron estudiantes marxistas-leninistas y
trotskista, amén de un fuerte contingente de trabajadores de la Ardemi, estudiantes
de la Escuela Normal Urbana y colonos de la Colina de la Cruz, entre otros, decidiéndose
marchar de la prepa Morelos hacía palacio de gobierno por la calle Isabel La
Católica, aquello era el acabose, gritando consignas contra el gobernador y
vivas a la revolución cubana.
Agramont de inmediato nos
recibió en su despacho solidarizándose con nuestros planteamientos,
comprometiéndose a dar respuestas a nuestras peticiones lo más pronto posible,
mientras en la sala de gobernadores era una “guasanga” incontrolable gritando
vivas a la revolución cubana; recuerdo que en mi breve intervención solo
replantee el problema que el gobernador ya conocía, propiamente la discusión se
centró entre él y el “Cálate Lion” por el conflicto de tierras en Caduaño; las
exigencias de los trabajadores de la Ardemi y la férrea posición del Toño
Castro Moreno por problemas derivados de reubicaciones de colonos y programas
sociales en colonia Colina de la Cruz.
Fue entonces cuando al “Kiky”
Guerrero le comenzó a “caí” el veinte al darse cuenta al ver cómo se había
convertido en una gresca incontrolable lo que habíamos previsto como una marcha
tranquila de estudiantes en demanda de peticiones justas, esté se había
desbordado y capitalizado los liderazgos del “Cálate Lion”, Tito Piñeda y Cuco
Moyrón, entre otros, quienes aprovecharon el “nublado” para encarar fuertemente
al gobernador, fue entonces cuando sentí al “Kiky” Guerrero extremadamente
nervioso y más cuando el gobernador ni siquiera lo tomó en cuenta, no apagaba
el cigarro, recuerdo que era un fumador empedernido (fumaba cigarros Record).
Ajenos a lo que se tramaba en
las altas esferas del poder (la conversión del territorio en estado y la
designación de gobernador interino), pronto hubo reacciones; a los pocos días
de la marcha a palacio, el gobernador Félix Agramont nos envió un autobús
modelo viejo pero en muy buenas condiciones que el gobierno del territorio se
hacía cargo de los gastos de mantenimiento y gasolina, así con la autorización
de dos plazas para ser ocupadas de inmediato; una para el chofer del autobús y
otra de maestro; era así como el gobernador Agramont se solidarizaba con
nosotros. (Varios años después, en uno de los tantos desayunos que compartí con
él, me confió que la situación que enfrentábamos en ese entonces lo hizo
recordar cuando fue estudiante y comenzó a dar clases en San Ignacio en
condiciones muy precarias, según me dijo); a los meses dela marcha le llegó el
“cambio” al “Kiky” Guerrero a Nayarit, sin más que se presentara en la escuela
Normal Superior de Nayarit; Enrique “Kiky” Guerrero Montaño, era ante todo un
hombre institucional, hijo de otro profesor, don Arturo Guerrero, maestro
emérito, que fue por muchos años inspector de la IV zona escolar en lo que es
hoy es Los Cabos, quien a su vez era hermano de un periodista muy influyente en
ese tiempo; Alfonso “Güero” Guerrero, quien editaba una revista llamada
“Cincomentarios”, que gozaba de los afectos y la amistad de Luis Echeverría y
de Mario Moya Palencia; Alfonso “Güero” Guerrero, Antonio Navarro y el
gobernador del territorio, Félix Agramont Cota, estaban en la “puja” (terna
decían los politólogos de aquel entonces) para ser designado gobernador
interino.
Seguramente el gobernador Agramont
Cota vio en aquella marcha de estudiantes que se desbordó, la mano “negra” del
“Güero” Guerrero y de inmediato pasó la factura con el “destierro” del “Kiky”
Guerrero, sobrino del periodista; recuerdo que habían pasado varias semanas de
que el ”Kiky” Guerrero se había concentrado en Nayarit, cuando sorpresivamente
llegaron a mi casa, en Caduaño, Ángel César Mendoza Arámburo, en ese entonces
Secretario General de Gobierno y el profesor Humberto “Tablita” Muñoz Zazueta, Director
de la Escuela Secundaria Morelos, a pedirme que abogará por el “Kiky” Guerrero
y culpará al “Cálate lion” de lo que había ocurrido, que ellos se encargarían
de conseguirme una audiencia con el gobernador para que le dijera que todo
había sido culpa del “Cálate lion”. Recuerdo que no acepte la proposición
porque me dio miedo, fue hasta entonces fue cuando me di cuenta de la magnitud
que había alcanzado una marcha que presumíamos en argot estudiantil como una
demostración de fuerzas, sin saber qué diablos había o estaba pasando, me dio
miedo y le conteste a Ángel César que me disculpara, que no quería ir con el
gobernador, que lo sentía muy parco conmigo, me rogaron un rato y al ver que no
cedería se despidieron.
El “Kiky” Gurrero se mantuvo
en Nayarit hasta que entró de gobernador Ángel Cesar Mendoza Arámburo, pero ya
nada fue igual; mi relación personal con el “Kiky” se enfrió, siendo que los
dos fuimos utilizados en una típica disputa por el poder; el “Kiky” Guerrero, fue
un verdadero misionero de la educación, pero igual de ingenuo, noble y novel
que yo. Después de 44 años, me duele lo que paso, siendo hasta la fecha uno de
los recuerdos que más me hieren; la pérdida de sus afectos.
En ese mismo año, en los
primeros días de diciembre me avisaron de parte del gobernador, que me
preparara y elaborara un pliego petitorio porque me recibiría el presidente
Luis Echeverría el día que inauguraría la carretera transpeninsular en el
paralelo 29, en Guerrero Negro, que integrara una comisión de estudiantes, que
él mandaría por nosotros, que solamente le informará al Director de la Escuela.
El gobernador una vez más nos
daba muestras de su preocupación y solidaridad; un día antes de la visita
presidencial nos envió un autobús para que nos trasladáramos a Guerrero Negro,
donde me recibió en el autobús presidencial el presidente Luis Echeverría;
recuerdo haber saludado de mano a Jacobo Zabludovsky, Milton Castellanos,
Enrique Bracamontes, Hugo Cervantes del Río, Ignacio López Tarso, María Lourdes
y por supuesto, al gobernador del territorio de BCS, Félix Agramont Cota, quien
me acompaño durante la entrevista con el presidente; de esa entrevista surgió,
lo que la nueva muchachada de la Escuela Secundaria Técnica de Santiago
seguramente desconocen; un nuevo autobús, la construcción de la secundaria que
a partir de ahí sería técnica, un terreno en el Zacatal, cercano a Santiago,
para realizar prácticas agropecuarias, varias plazas docentes, administrativas
y de intendencia y presupuesto para la nueva secundaria.
Quién llegó cuando la mesa estaba
servida fue el sustituto de Enrique “Kiky” Guerrero; Gonzalo Gordián Castillón
I(QEPD), maestro nayarita que jaló hasta con el perico; un tipo mediocre,
ceremonioso y oportunista; Gonzalo Gordián Castillón se trajo varios maestros
de Nayarit y fue quien recibió los aplausos y homenajes por el trabajo,
esfuerzo, tesón, coraje y dedicación que le imprimió Enrique “Kiky” Guerrero
Montaño a la construcción de los cimientos de lo que hoy es la Escuela
Secundaria Técnica de Santiago, cuyo nombre y recuerdos han sido olvidados por
la mediocridad de burócratas de pacotilla que llegaron a BCS cuando la mesa ya estaba
servida. ¡Échense ese trompo a la uña!.
Para cualquier comentario,
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