C.- uando se ostenta la investidura como representante popular, debe hacerse con dignidad y respeto porque representa a una porción de la geografía nacional, o un estado en el caso de los locales y en conjunto de la colectividad sirviendo a una sociedad plural. Debe tener los tamaños suficientes para enfrentar los problemas o convertirse en coadyuvante buscando soluciones con entrega pero no con quejidos lastimeros. Cuando no acontece así, únicamente se arrodillan en sus curules y el trasfondo de sus protagonismos es de debilidad y hasta cobardía parlamentaria I.- ndica lo que antecede y dejamos constancia que no hablamos de colores, que esta clase de sujetos ridiculizan la cuna Política a conveniencias. Siendo diputado local astutamente se las ingeniaba para hacer ruedas de prensa al término de cada sesión. Inmediatamente salía casi a la carrera. Y de esta forma obtenía publicidad gratuita propia de los cuenta chiles y muertos de hambre. M.- ás allá de colores o siglas a las que pueda pertenecer Don Ernesto Ibarra, no mentimos cuando decimos que es un sujeto oportunista pero además ridiculiza la investidura de tribuno federal, al suplicar “que se hacen los ilícitos”  e implora una tregua a los protagonistas de tales hechos. Sabido es que quien propone una tregua está demostrando debilidad, miedo y falta de creatividad y prácticamente se sirve en bandeja de plata. A.- sí, la postura cómoda, fácil y ridícula de ponerse de rodillas por una tregua, desentona con el papel que debería asumir para exigir a las autoridades a las que competa la calidad del delito, pero pesa más la voracidad por la presidencia municipal de Los Cabos, debiera coadyuvar con las autoridades en turno, sin embargo vale más la sociedad anónima que mantiene con dos tipejos que negaron su cuna de origen y que cuando estuvieron en el poder dejaron un fuerte olor a azufre. Si bien es cierto que Ibarra Montoya fue el alcahuete de un sujeto que golpeaba a su pareja y a su niño, apoyado por éste con material de construcción y de esta manera convocara sesiones pues siendo delegado municipal de Cabo San Lucas, Ernesto Ibarra, preparaba el segundo paso que era la diputación local y de ahí a la federal. En cierta forma Ibarra Montoya fue un cómplice, pues el 30/30, marco Sandoval tiene un expediente abierto tengo entendido en uno de los juzgados de San José del Cabo. R.- esulta que Don Ernesto el valiente diputado, no causa sorpresa a los sudcalifornianos al querer negociar con delincuentes pues ya lo ha hecho anteriormente. No tiene los calzones a la altura para exigir se sumen a las tareas estatales y municipales mejor pide por piedad un arreglo y de paso dar de patadas o al menos pretender al régimen municipal en turno. R.- íspido e inicuo nos resulta este diputado federal que sirve para maldita la cosa. Está pidiendo chichi a quienes están al margen de la ley. Otras cosas debe proponer algo que salga de un cerebro tormentoso y que deberas sean susceptibles de llevarse a cabo pero lo arropa un futurismo ramplón que va más allá de lo ridículo y lo pusilánime. O.- jalá que realice un trabajo efectivo en la cámara federal de diputados y no ande haciendo declaraciones desafortunadas. Las sabemos de memoria. Todavía recordamos cuando repitió una y otra vez que se metería a la cárcel a quienes fildearon más de 800 millones de pesos y aseguró que recibirían castigo. Les digo, era llamarada de petate para que los impactos primarios dijeran que era un diputado justiciero. N.- o le vale aquello de: “La importancia de llamarse Ernesto”. Es más se trata de un cuete que se cebó y que la población debe conocer partiendo que su popularidad en cabo San Lucas la ganó protegiendo a un delincuente.