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Hoy es viernes, 17 de mayo de 2024

Salvan de la extinción a la prenda quexquémetl

Actualmente en la huasteca sólo existe una mujer que continúa tejiendo el fino bordado con la técnica ancestral EL MANTE, Tamaulipas. En el pueblo totonaco de Pantepec, en el municipio de Huauchinango, Puebla,

Salvan de la extinción a la prenda quexquémetl

  • Actualmente en la huasteca sólo existe una mujer que continúa tejiendo el fino bordado con la técnica ancestral
EL MANTE, Tamaulipas.

En el pueblo totonaco de Pantepec, en el municipio de Huauchinango, Puebla, las mujeres acostumbran llevar un quexquémetl (prenda destinada a cubrir todo el torso) finamente bordado. Su origen se remonta a la época prehispánica y, desde entonces, la prenda se ha elaborado en un telar circular. En esa población huasteca de la sierra norte de Puebla hoy sólo existe una mujer que continúa tejiendo con la misma técnica.

Un destino más trágico vivió el atuendo tradicional de Tepehua de Mecapalapa, en el municipio de Pantepec, de la misma sierra poblana. Los tepehuas de esta región han dejado de usar “por completo” el quexquémetl de color blanco combinado con tela de color vino, bordada tanto por delante como por detrás. Las mujeres huastecas de esta región ahora usan una prenda blanca de encaje adornada con listón en ambos lados. “Hoy en nuestra huasteca poblana es muy poca gente la que usa el traje indígena, en algunos lugares ya no se elaboran las prendas, ya no hay quien las borde”, lamenta Adriana del Ángel Ortiz, promotora cultural e integrante de la agrupación familiar Yankuk Tonali (Nuevo Sol), que desde hace varios años se dedica a rescatar del olvido las vestimentas tradicionales que portaron los indígenas huastecos de la sierra norte poblana. Todo comenzó en 1982, cuando los padres de Adriana, María Félix Ortiz y Ramón del Ángel Hernández, se dieron a la tarea de iniciar una colección de atuendos tradicionales. Visitando las propias comunidades e investigando en fuentes documentales, lograron conformar una colección de más de 30 trajes indígenas y algunos mestizos, de los cuales han traído 25 a El Mante para montar una exposición como parte del XXI Festival de la Huasteca, que se celebra aquí hasta mañana. Si bien hay estados como Tamaulipas que han elegido un traje para bailar el son hausteco, dice Ortiz que en Puebla “no hay un solo vestido para bailar el huapango”. La variedad es inmensa, no sólo en telas y combinaciones, sino también en ornamentos, colores y bordados. Con la organización familiar, que incluye la promoción del Trío Yankuik Tonali, “nuestro objetivo es que las nuevas generaciones no se nos pierdan entre tanta música y cosas que aparecen en internet, en televisión, que sepan escoger y que no pierdan el valor de su identidad”, dice la promotora cultural y bailarina tradicional. “A medida que pasa el tiempo la gente va conociendo otro tipo de telas que les son más benéficas a su economía local, por eso es que van utilizando otro tipo de textiles pero todavía hay gente que trabaja algunas prendas en el telar de cintura o en el telar circular. La juventud va tratando de dejar atrás el atuendo indígena, pero es parte de nosotros y debemos conservarlo, es parte de lo que las nuevas generaciones deben admirar y respetar”, agrega. Durante sus jornadas de huapango, el Festival de la Huasteca ha reunido a más de tres mil personas en la plaza principal de El Mante. En el segundo día de actividades se volvió a sentirse el sabor de la huasteca. Al ritmo de la música las parejas se unieron al baile y en la plaza principal se ofreció una muestra gastronómica para más de 500 personas, donde incluso el alcalde, Pablo Alberto González León, se remangó la camisa para servir los platillos típicos de una región que comprende 120 municipios a lo largo de seis estados del país.