Desde que tengo memoria, mi padre siempre me había hecho cosas que no me gustaban. No me gustaba con cuánta frecuencia me apartaba de mi madre' Dylan Farrow: "¿Qué película de Woody Allen es su favorita? Ante
Creía que así era como los padres mimaban a sus hijas. Sin embargo, lo que me hizo en el ático me pareció distinto. Ya no pude seguir guardando el secreto. Cuando le pregunté a mi madre si su padre le había hecho a ella lo que me hacía Woody Allen a mí, no tenía sinceramente ni idea de cuál iba a ser la respuesta. Ni tampoco sabía la tormenta que iba a desencadenar.
No sabía que mi padre iba a a utilizar su relación sexual con mi hermana para encubrir los abusos a los que me tenía sometida. No sabía que iba a acusar a mi madre de meterme la idea en la cabeza ni que iba a llamarla mentirosa por defenderme.
No sabía que me iban a pedir que contara mi historia una y otra vez, a un médico detrás de otro, para presionarme y comprobar si reconocía que estaba mintiendo, dentro de una batalla legal que yo no podía entender de ninguna manera. En un momento dado, mi madre se sentó conmigo para decirme que que no me pasaría nada si estaba mintiendo, que podía retractarme de todo lo que había dicho. Pero no podía hacerlo, porque era todo verdad. Sin embargo, a una persona poderosa le es muy fácil entorpecer una acusación de abusos sexuales.
Enseguida aparecieron expertos que impugnaron mi credibilidad. Médicos dispuestos a usar sus armas psicológicas contra una niña que había sufrido esos abusos.
Después de una reunión para decidir la custodia en la que a mi padre se le negó el derecho de visita, mi madre decidió no presentar una demanda penal, pese a que el Estado de Connecticut había llegado a la conclusión de que había causa probable. Lo hizo, en palabras del fiscal, por la fragilidad de "la niña víctima".
Woody Allen no fue nunca condenado por ningún delito. El hecho de que hubiera salido indemne me atormentó durante mi infancia y adolescencia. Me sentía terriblemente culpable de pudiera seguir relacionándose con otras niñas.
Me aterrorizaba que me tocaran otros hombres. Adquirí un trastorno alimentario. Empecé a cortarme con cuchillas. Y la tortura se agravó aún más por culpa de Hollywood. Todo el mundo, salvo unos pocos (que son mis héroes), hizo la vista gorda. A la mayoría de ellos les resultaba más fácil aceptar la ambigüedad, decir "quién sabe qué sucedió", fingir que no había pasado nada. Los actores le elogiaban en las ceremonias de premios. Las cadenas de televisión le llevaban a sus programas. Los críticos hablaban de él en las revistas.
Cada vez que veía el rostro de quien había abusado de mí --en un cartel, una camiseta, un televisor--, no podía más que disimular mi pánico hasta que encontraba un rincón en que estar a solas para desmoronarme. Hace unos días, Woody Allen recibió una nueva nominación a un Oscar. Y esta vez, decidí no desmoronarme. Durante mucho tiempo, la aceptación de la que ha disfrutado me ha mantenido en silencio.
Me parecía un reproche personal, como si los premios y los aplausos fueran una manera de decirme que me callara y me fuera. Pero varios supervivientes de abusos sexuales que se han puesto en contacto conmigo, para mostrarme su apoyo y compartir sus temores a dar la cara, a que les llamaran mentirosos, a que les dijeran que sus recuerdos no eran reales, me han dado un motivo para romper el silencio, aunque solo sea para que otros sepan que no tienen que permanecer callados. Hoy me considero afortunada.
Estoy felizmente casada. Cuento con el respaldo de mis maravillosos hermanos y hermanas. Tengo una madre que supo encontrar en su interior la fortaleza necesaria para salvarnos del caos que había introducido un depredador en nuestro hogar.
Sin embargo, sigue habiendo otras personas asustadas, vulnerables, que se esfuerzan para encontrar el valor que les permita decir la verdad. Y el mensaje que les transmite Hollywood es importante. ¿Y si hubiera sido tu hija, Cate Blanchett? ¿Louis CK? ¿Alec Baldwin? ¿Y si hubieras sido tú, Emma Stone? ¿O tú, Scarlett Johansson? Diane Keaton, tú me conociste cuando era niña. ¿Te has olvidado de mí?
Woody Allen es una prueba viviente de que nuestra sociedad no se porta bien con los supervivientes de abusos y agresiones sexuales. Por eso, imagínense a su hija de siete años, imagínense que Woody Allen se la lleva al ático. Imagínense que, durante el resto de su vida, a esa niña le dan náuseas cada vez que oye el nombre de él. Imagínense un mundo que aplaude a su atormentador. ¿Se lo imaginan? Y ahora, ¿qué película de Woody Allen es su favorita?"