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Hoy es miercoles, 1 de mayo de 2024

Revelan intimidad epistolar

El Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo exhibe documentos inéditos, como cartas personales, manuscritos y fotografías sobre procesos de creación y las relaciones entre reconocidos artistas mexicanos del si

Revelan intimidad epistolar

  • El Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo exhibe documentos inéditos, como cartas personales, manuscritos y fotografías sobre procesos de creación y las relaciones entre reconocidos artistas mexicanos del siglo XX
CIUDAD DE MÉXICO.

Ahí, en el mismo edificio donde Diego Rivera pintó y vivió sus últimos años, su voz vuelve a resonar. “En realidad, el arte es una necesidad vital para el ser humano, después pueden venir otras atribuciones, pero esencialmente es una necesidad; la obra de arte es útil a la vida del hombre lo mismo que es útil a la vida del hombre la cacería para proporcionar la carne que se come, las pieles que se visten”, se escucha en la grabación.

El muralista sigue disertando a lo largo de una hora sobre la función social del arte. Responde a su hija, Ruth Rivera, quien le ha pedido compartir sus ideas con algunos estudiantes de arquitectura y pintura. La grabación es uno de los tesoros que han sido sacados del archivero para dejarse oír por primera vez en la exposición Correspondencias… Archivos y fondos del Cenidiap, que a partir de mañana se exhibe en el Museo Casa Estudio Rivera y Frida Kahlo. La muestra es la tercera versión —mucho más extensa y enfocada en la figura del muralista mexicano— de una aproximación a los extensos fondos del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap), adscrito al INBA (conformados por 163 mil fotografias y dos millones de expedientes). Además de grabaciones de audio como la de la voz de Rivera, incluye un total de 155 documentos (38 originales y 117 facsímiles) entre cartas, telegramas, recados y folios oficiales, así como 58 fotografías y dos archivos fílmicos poco vistos.
“Dieguito: En mi baño están todas sus cosas. Báñese y arréglese ahí”, se lee en un pequeño recado escrito en una hoja de cuaderno. Frida Kahlo se lo escribió al muralista y sobre el recadito, a manera de firma, estampó sus labios con carmín. Otro documento expuesto, de 1890 y el más antiguo de la muestra, es la fotografía del pequeño Diego en su natal Guanajuato. Frida escribiría posteriormente al reverso: “Mi Dieguito maravilloso a la edad de cuatro años (en Guanajuato) 1890. Frida. Qué manitas! Y qué ojos tan inteligentes!”.
La exposición, explica el curador Eduardo Espinosa, ha sido dividida en cuatro núcleos y ha sido conformada como una ventana para asomarse a la intimidad de los creadores. “Es una reflexión de la vida, es una reflexión sobre los procesos de creación de los artistas, pero también es una reflexión sobre las relaciones humanas, sobre los contactos entre los artistas, las correspondencias entre ellos en el sentido estricto de cómo se mantenían comunicados cuando no existía el internet y las redes sociales”. El núcleo Formación y trabajo ha sido ubicado en la casa de Juan O'Gorman, la primera morada funcionalista construida por el arquitecto y adquirida por el INBA en 2010; Poder y política, junto con un subtema que se refiere al Movimiento de Paz que Rivera encabezó a finales de los cuarenta e inicios de los cincuenta ha sido ubicado en la casa estudio que ocupó el muralista; mientras que los temas Amor y amistad y Enfermedad y muerte fueron instalados en la casa de Frida Kahlo, todos en el mismo predio de la colonia San Ángel Inn. Para armar la exposición se han tomado documentos de los fondos de Cenidiap de Frida Kahlo, Diego Rivera, Javier Fernández Ledezma, Isabel Villaseñor, Francisco Goitia, Leopoldo Méndez y algunos otros más. A decir de Espinosa, la muestra permite tener un acercamiento más humano a los diferentes creadores. Ahí se incluye una extensa carta de 12 hojas que Frida le escribió a Diego, “nos permite ver a la Frida con un diferente perfil, la personalidad de la artista, su manera de hablar y de referirse a las cuestiones cotidianas”. En ella dice, la pintora se refiere al retorno con el muralista después de su primer rompimiento. Cada documento ha sido seleccionado con la intención de “guardar equilibrio entre lo público y lo privado”. Se exhibe, por ejemplo, la esquela que anuncia la muerte de Frida Kahlo en julio de 1954. En ella se puede ver “la congruencia que mantuvo en todo momento Diego Rivera”, quien tacha los motivos religiosos y los acostumbrados responsos de las funerarias para darle su toque personal, congruente con sus ideas políticas y espirituales. Hay también una carta poder que Diego extiende a Kahlo el 3 de junio de 1940 para autorizarla a “sacar de mi casa los objetos que juzgue necesario y para depositarlos en donde le parezca más conveniente. La autorización que estoy dando no reconoce ninguna limitación, por lo que puede usted hacer sacar de mi casa la totalidad de los objetos y muebles que en ella se encuentren y depositarlos en cualquier lugar”. O la documentación del Movimiento por la Paz en la que se refiere el intercambio epistolar que Rivera tuvo con personajes como Carlos Mérida o Bertrand Russell. De este episodio quedaría ilocalizable el mural Pesadilla de guerra, que pintó Diego (en sólo 35 días en 1952 en el Palacio de Bellas Artes y que, a decir del curador de la muestra, “el INBA censuró” en aquel momento, por contemplar una escena donde se ve a Stalin y Mao Tse Tung pidiendo a las potencias imperialistas que firmen un tratado de paz. A partir de una diapositiva, la obra que se perdió en su trayecto a Checoslovaquia puede admirarse en la muestra.