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Hoy es domingo, 5 de mayo de 2024

Juan Gabriel Vásquez, conspirador entre ruinas

El escritor colombiano hurga nuevamente en la historia de su país para crear ‘La forma de las ruinas’, novela que mezcla la autobiografía, la crónica y el relato de intriga   CIUDAD DE MÉXICO. “La ficción reo

Juan Gabriel Vásquez, conspirador entre ruinas

El escritor colombiano hurga nuevamente en la historia de su país para crear ‘La forma de las ruinas’, novela que mezcla la autobiografía, la crónica y el relato de intriga

  CIUDAD DE MÉXICO.

“La ficción reorganiza el caos de la realidad para alcanzar una revelación mayor o para llegar a lugares donde nadie ha llegado”, afirma el narrador Juan Gabriel Vásquez (Bogotá, 1973), tal como lo demuestra en La forma de las ruinas, su más reciente novela, donde mezcla géneros como la autobiografía, la crónica y el relato de intriga.

“Recordemos que la razón de ser de la novela, como decía Milan Kundera, es contar lo que sólo la novela puede decir. Y para conseguirlo hay que llegar a los lugares donde es necesaria la ficción. Pienso que la novela es necesaria y la seguimos leyendo y escribiendo porque es capaz de decirnos cosas que no dice ni el mejor historiador o el mejor periodista”, afirma. Esto no quiere decir que la novela sea superior a los demás géneros, acepta. “Pero hay cosas que la novela hace mejor que la historiografía o el periodismo. Y aunque su sustento y su universo parezcan irreales, la intervención del novelista permite que la novela cuente lo que nadie más”. A primera vista, La forma de las ruinas es una caja china con varias historias, donde se recuperan los asesinatos de Jorge Eliécer Gaitán y Rafael Uribe, la participación de José María Villarreal –tío abuelo del autor–, así como una horda de teorías de la conspiración, con asesinos solitarios y restos humanos que se convierten en reliquias, como sucede con la vértebra de Gaitán y la parte superior del cráneo de Uribe, para demostrar que un novelista no sólo es un historiador de las emociones sino un conspirador –o conspiranoide como dicen en España– que explora las ruinas de su pasado. “Para mí un conspiranoide es un novelista que no escribe. Un novelista es un conspiranoide que no cree del todo lo que cuenta, pero convierte su relato en literatura. Sin embargo, la reacción tiene el mismo sustrato: defendernos de las mentiras históricas”. ¿Por qué le interesa hablar sobre las teorías de la conspiración? “Porque es un mecanismo de defensa, como leucocitos que producimos al detectar un hecho importante casi siempre traumático. Esas teorías son la primera defensa del ciudadano para llenar los vacíos, porque los seres humanos no soportamos el vacío histórico”. ¿Qué papel juega en esta historia Vivir para contarla de Gabriel García Márquez? “Todo empezó cuando García Márquez dedicó una página muy intensa al asesino de Gaitán y a mi tío abuelo. Pero al leerlo ahí, sentí que cobraba realidad esa leyenda con la que había crecido”. Ganador del Premio Alfaguara (2011) por El ruido de las cosas al caer, en esta novela se conecta con Vivir para contarla mediante algunas alusiones a Roberto Arlt y Jorge Luis Borges para recrear un laberinto de intrigas, conspiraciones, asesinatos y citas con el destino. ¿Por qué profundiza en el trauma de la historia? “Esta novela tiene que ver con el pasado colombiano y con los hechos de la violencia que hemos heredado. Para mí la historia no es un monumento de piedra hecho de muertos. En este caso hay una relación familiar con el pasado violento, el asesinato de Gaitán y lo que llamamos el Bogotazo, que nos dejó una ciudad destruida”. ¿La novela demuestra que la intriga es inherente al ser humano? “Lo que he entendido con la escritura de novelas es que los ciudadanos estamos constantemente disputándonos el control sobre el relato de nuestro pasado. No olvidemos que a menudo gobiernos, estados, religiones e instituciones con poder quieren imponernos una versión del pasado. Pero los ciudadanos, cuando estamos conscientes de eso, nos defendemos de la versión oficial para recuperar el derecho de contar nuestra historia”. ¿Aunque la literatura lo hace de una forma artística? “La literatura es una de ellas. Las novelas son esos lugares donde tratamos de contradecir la versión oficial, de buscar esos lugares oscuros, mentiras, distorsiones y recuperar un cierto control sobre la verdad de nuestro pasado”. ¿Por qué siente fascinación por las ruinas? “Porque ahí está mi obsesión por la ciudad y por ese barrio histórico que se ha convertido en un fetiche para mí. Es una búsqueda en esas ruinas de la historia, del pasado y de nuestra violencia presente en ese barrio. Además están esos restos humanos que dieron origen a la novela (la vértebra y una parte del cráneo), transfigurados, pero que tuve en mis manos el año de 2005. “Ese hecho se convirtió en una reflexión sobre el significado de los restos humanos y la violencia que contienen. Por eso a medida que escribí esta novela cobró más sentido aquella frase que Antonio le dijo a Julio César cuando fue asesinado: 'Eres las ruinas del hombre más noble'”. Por último, el también autor de Las reputaciones y Los informantes reconoce que a pesar de que esta novela supera las 500 páginas, dedicó un cuidado especial a mantener la atención del lector. “Quise conservar al lector porque hoy sé que toda página necesita decir algo importante o novedoso sobre la condición humana, pero al mismo tiempo necesita entretener y seducir al lector. Por eso quise construir una historia llena de personajes cuyo destino interpele al lector y lo obligue a quedarse”. Sin embargo, reconoce que esta idea es el producto de una posible rebeldía contra el escritor que fue hace muchos libros, ya que al principio sintió una admiración absoluta por libros que eran hostiles con el lector, esos libros herméticos donde la oscuridad era una cortesía. Quién es Juan Gabriel Vásquez es uno de los narradores más vitales y creativos en lengua española de nuestro tiempo. Saltó a la fama tras ganar el Premio Alfaguara de Novela en 2011 por su novela El ruido de las cosas al caer. Es un explorador permanente de la obra literaria de Joseph Conrad y Gabriel García Márquez. Estudió Derecho y tras graduarse viajó a Francia, Bélgica y Barcelona, donde vivió hasta 2012. También es autor de El arte de la distorsión, Los informantes, Historia secreta de Costaguana y Las reputaciones.