Muy buenos días estimable Lector, gracias, muchas gracias por continuar prefiriendo este su Diario El Independiente.
Inicio esta columna comentando
a Usted: Las mexicanas y los mexicanos, consideran que la política económica
que México requiere en los momentos actuales, debe plantearse objetivos que van
más allá de lograr el crecimiento. Sostienen que el crecimiento económico
significa también desarrollo, distribución equitativa del ingreso y menos
desigualdad social y regional. Por ello la nueva estrategia que plantean la
mayoría de los mexicanos, es buscar inducir un funcionamiento de la economía
nacional que permita fortalecer a todos por igual, oportunidades para alcanzar
las condiciones necesaria para una vida digna, primordialmente el acoso a la
alimentación, salud, educación, vivienda y a los servicios básicos adecuados,
en un entorno de seguridad. En ente sentido: Los gobiernos federales, estatales
y municipales, también proponerse en forma explícita, que el crecimiento no sea
a costa del despilfarro de nuestros recursos natrales o la destrucción del
medio ambiente, porque solo así habrá equidad con las generaciones futuras lo
cual se garantiza y será sustentable nuestro desarrollo. La historia nos
muestra que en política económica no deben adoptarse pensiones voluntaristas
que ignoran las restricciones que impone la realidad. También nos muestra que
los equilibrios macroeconómicos, el fiscal, el financiero, y el externo,
tampoco son suficientes para enfrentar el reto de la desigualdad social.
Bajo este contexto: Las
mexicanas y los mexicanos, demandan se instrumenten medidas que le permitan
hacer frente en el corto plazo, tales como el fomento a la vivienda, la
construcción de infraestructura y el ejercicio del gasto de manera eficiente,
transparente y oportuna. Por ejemplo; el sector rural requiere seguir
aumentando su productividad, con nuevas tecnologías, capitalización,
financiamiento barato, infraestructura y capacitación; con esquemas de
comercialización más eficientes y redistribuidores del ingreso, con capacidad
organizativa de los productores para defender sus precios y elevar sus
rendimientos incluyendo planes cooperativos y de asociación con industriales y
comercializadores; con mejor aprovechamiento de su vocación productiva por regiones
su inserción en el mundo globalizado. No debe perderse de vista que este es el
sector de cuya mejora depende superar el 70% de la pobreza extrema de nuestro
País.
Es necesario de manera urgente
la prioridad presupuestal del apoyo productivo y social al campo mexicano.
Porque absolutamente todos los campesinos demandan se ejerza a plenitud todos
los mecanismos jurídicos de defensa de los productores nacionales, industriales
y rurales, para salvaguardar los intereses nacionales. En el campo se enfrenta
uno de los mayores retos del País.
Sobre el mapa de sus problemas
en sexenios anteriores confluyeron años de estancamiento social y económico;
instituciones públicas que fueron inútiles en sus orígenes, porque no se
cumplían mas en la actualidad; síntomas de corrupción y paternalismo; practicas
burocráticas que los mismos campesinos rechazaban; restricciones legales que ya
no protegían sino inhibían al ejidatario y, además, un contexto internacional
que, por más de cuatro décadas ha reducido los precios de los productores
agrícolas básicos.
Concluyo: Los tres ordenes de
gobierno Federal, Estatal, y Municipal, se preocupan y buscan que las
actividades agropecuarias sean productivas, rentable y competitivas, para que
nuestros productores enfrenten con éxito los retos de la apertura comercial,
pero, sobre todo, que quienes se dedican a esta noble actividad, mejores sus
condiciones de vida.