• Será la primera experiencia del programa en una zona que necesitan al menos unas pocas horas diarias de energía como es la sierra de La Candelaria, al norte de Los Cabos, cuyo kiosco inicia el 27 de noviembre; y en San Luis Gonzaga, Comondú, que comenzará pruebas en diciembre.
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Emilio Avendaño
La Paz, Baja
California Sur.- En lo que resta del año, el Centro de Energía Renovable y
Calidad Ambiental (Cerca) inaugurará dos nuevos kioscos solares que ampliarán
su red de electrificación rural en Baja California Sur (BCS).
Será la primera
experiencia del programa en una zonas que necesitan al menos unas pocas horas
diarias de energía como es la sierra de La Candelaria, al norte de Los Cabos,
cuyo kiosco inicia el 27 de noviembre; y en San Luis Gonzaga, Comondú, que
comenzará pruebas en diciembre.
Estos kioscos
están construidos por módulos fotovoltaicos que brindan energía eléctrica, y
que conectan cableado subterráneo a los centros que la comunidad decide
priorizar como escuelas, canchas, casitas de salud y subdelegaciones. Se trata
del núcleo de un modelo llamado energía social, un esquema que no solo instala
equipos, sino que parte de la organización comunitaria para decidir cómo y
dónde se distribuye la energía.
“Nos dimos
cuenta de que las comunidades aisladas no solo estaban fuera de la red
eléctrica, sino también en lo territorial. Cada huracán descompone los caminos
y se quedan aisladas hasta un mes”, explicó Jaqueline Valenzuela, directora de
la asociación civil, Cerca. “Ahí surge la idea de ofrecerles soluciones locales
que abastezcan sus necesidades básicas y que las propias comunidades puedan
operar y mantener".
·
De la vulnerabilidad a la energía social
El proyecto
nació en el 2021, después de que Cerca identificara 63
comunidades sin conexión eléctrica en Baja California Sur. En muchas de ellas,
la electricidad provenía de pequeños generadores de diésel que apenas
alcanzaban para mantenter la luz por unas horas.
A partir de un
diagnóstico energético publicado en 2022, la organización civil diseñó una
estrategia para que las soluciones surgieran desde las propias comunidades a
través de talleres escolares, asambleas locales y un proceso de priorización de
necesidades colectivas.
“Las comunidades
nos dijeron claramente qué necesitaban: refrigeración, iluminación,
comunicación y un poco de confort climático”, relató Valenzuela.
A partir de esas
demandas, Cerca diseñó los kioscos solares, cuyo sistema fotovoltaico aislado
está compuesto por cuatro paneles y una batería que permite almacenar
suficiente energía para mantener activos aparatos eléctricos durante tres días,
aun si no se recibe sol.
Conque es
posible sostener de manera continua actividades básicas como la iluminación de
espacios comunitarios, un refrigerador para conservar alimentos, un ventilador
durante varias horas, y la carga diaria de celulares, radios o computadoras.
El resultado son
microredes locales que hoy abastecen dos comunidades pesqueras: Puerto Chale,
en La Paz, y El Dátil, en Mulegé. En ambas, los kioscos transformaron la vida
cotidiana, relató Valenzuela, los consultorios de salud extendieron sus
horarios, los estudiantes aumentaron y formalizaron clases y las canchas
volvieron a llenarse de jóvenes después del atardecer.
·
Energía que educa
El impacto más
visible ocurre en las aulas y en centros de salud. En Puerto Chale, la
electrificación del albergue escolar (instalaciones educativas y asistenciales
que brindan hospedaje y alimentación a infancias y juventudes) permitió mejorar
la alimentación de los niños y mantener la matrícula.
“Nos dimos
cuenta de algo muy triste”, contó Valenzuela. “Hay varios albergues que se han
ido cerrando por falta de electricidad, y eso implica que las familias más
alejadas ya no pueden estudiar. Electrificar un albergue significa mantener
viva una oportunidad".
En La
Candelaria, donde se inaugurará el nuevo kiosco solar el 27 de noviembre, la
telesecundaria y el albergue comunitario serán los primeros beneficiados. Hasta
ahora, las clases se interrumpen cuando falla la energía vuelve insoportable el
calor en el aula.
“Sí funcionan,
pero digamos que tiene intermitencias. La matrícula es limitada. Ya en voz de
los directores te enteras que el reto de no tener electricidad de manera
constante, suficiente y sobre todo de calidad, limita las actividades. Dicen,
pues hago lo que puedo y recibo lo que puedo".
En San Luis
Gonzaga, otra de las próximas comunidades, la energía servirá para reactivar
una misión jesuita que lleva años abandonada. La comunidad votó para
electrificar un pequeño centro de visitantes que impulse el turismo cultural.
“Queremos que la energía sirva para recuperar la vida comunitaria”, explicó
Valenzuela.
·
Comunidades en transformación
Desde que se
instaló el primer kiosco solar en 2023, Puerto Chale ha celebrado festivales,
torneos de fútbol y ceremonias escolares bajo luz eléctrica. La subdelegación
local tramita actas de nacimiento en línea y el médico del centro de salud usa
computadora e internet para atender a los pacientes.
“Las comunidades
se organizan para decidir a qué centros conectar y cómo aprovechar la energía;
eso fomenta la cohesión y reduce la
marginación”, afirmó Valenzuela.
El modelo de
Cerca no consiste solo en donar infraestructura. Cada kiosco se entrega en
comodato: la comunidad mantiene el sistema siempre que realice actividades que
beneficien a todos.
“La condición
para que el kiosco permanezca es que sigan haciendo actividades comunitarias.
Lo que buscamos es cohesión social, no solo electrificación”, explica.
En ese proceso,
las mujeres han adquirido un papel importante. En Puerto Chale y El Dátil, las
enlaces técnicas son mujeres locales que se encargan del mantenimiento del
sistema.
·
Un modelo que se expande
El proyecto ha
beneficiado directamente a unas 700 personas en sus dos primeras comunidades,
aunque el número de servicios —consultas médicas, actividades deportivas,
clases, trámites— se cuenta por miles.
En los próximos
meses, con las nuevas instalaciones en La Candelaria y San Luis Gonzaga, Cerca
consolidará su visión de una red de microredes rurales, interconectadas y
gestionadas por sus propios habitantes.
“Lo importante
no es instalar sistemas, sino acompañar a las comunidades en su crecimiento”,
concluyó Valenzuela. “Queremos que las decisiones energéticas nazcan desde la
comunidad, que ellas mismas definan hasta dónde quieren crecer y cómo
hacerlo".
Con la expansión
del programa, Cerca aspira a llegar gradualmente a las decenas de comunidades
aisladas de Baja California Sur que siguen sin conexión eléctrica. Pero más
allá de los números, el impacto de cada kiosco se mide en lo cotidiano: en la
luz que mantiene abierta una telesecundaria, en la refrigeración que conserva
los alimentos de una familia, o en una cancha que vuelve a encenderse.
* Este artículo
fue publicado originalmente en Causa Natura Media.