• Aunque el Congreso del Estado aprobó la reforma en 2020, Víctor Castro Cosío asegura que no tiene intención de cambiar un modelo que —dice— está dando resultados.
La Paz, Baja
California Sur.- Baja California Sur (BCS) es, hasta hoy, la única entidad del
país que no ha iniciado formalmente la transición de Procuraduría General de
Justicia a Fiscalía General de Justicia, a pesar de que el Congreso local
aprobó desde abril de 2020 las reformas constitucionales necesarias para ello.
La razón no
es jurídica ni técnica, sino política. El gobernador Víctor Manuel Castro Cosío
ha sido claro: no le interesa cambiar el modelo actual.
“Ha dado
buenos resultados de cómo está estructurada la Procuraduría. Tratar de cambiar
algo que está dando buenos resultados, pues no me interesa”, sentenció el
mandatario en una reciente declaración.
El Congreso
del Estado ya hizo su parte hace cuatro años: reformó la Constitución local y
sentó las bases para una Fiscalía autónoma, en armonía con el nuevo modelo
nacional de procuración de justicia. A nivel federal y en 31 de las 32
entidades del país, este proceso ha avanzado. Solo Baja California Sur
permanece estancada.
Castro Cosío
sostiene que la PGJE ha entregado buenos resultados, especialmente en la
reducción de homicidios dolosos:
“Desde el
2021 que entramos hasta ahora, bajó —el señor procurador anterior, Daniel de la
Rosa, esas fueron las cifras que nos dejó— el 95% menos de homicidios dolosos.
Lo pueden ver ustedes”.
El gobernador
también se refirió a otros delitos de alto impacto:
“No soslayo
el asunto de la violencia contra las mujeres. Tampoco soslayo los
desaparecidos. Un desaparecido, un feminicidio que haya, no debe de existir en
una sociedad que aparentemente vive en paz. Junto con Yucatán, somos de los
estados con menos homicidios”.
Sin embargo,
activistas, académicos y colectivos ciudadanos han advertido que los “buenos
resultados” no justifican mantener un modelo subordinado al Poder Ejecutivo. La
creación de fiscalías autónomas busca justamente garantizar independencia,
profesionalización y transparencia en la procuración de justicia, alejándola de
intereses políticos.
Mientras
otras entidades —incluso las más rezagadas como Tlaxcala e Hidalgo— han
comenzado a implementar el cambio, Baja California Sur sigue sin dar el primer
paso, por decisión directa del Ejecutivo estatal.
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Lo que representa mantener el modelo anterior
La decisión
del gobierno de Baja California Sur de conservar la Procuraduría General de
Justicia, pese a que el Congreso del Estado ya aprobó en 2020 la creación de
una Fiscalía General autónoma, tiene consecuencias profundas.
Mantener el
modelo anterior significa conservar una estructura subordinada al Poder
Ejecutivo, lo que limita la autonomía e independencia necesarias para una
procuración de justicia imparcial. También coloca a la entidad en rezago frente
a la armonización constitucional que se ha implementado en 31 de las 32
entidades del país.
Además,
impide la creación de fiscalías especializadas, necesarias para atender delitos
complejos como los de corrupción, violencia de género o desapariciones. Esta
falta de especialización puede traducirse en una menor eficacia y en una
justicia que no responde de manera adecuada a las demandas ciudadanas.
En términos
de percepción, la ausencia de una fiscalía autónoma debilita la confianza
pública en las instituciones de justicia, al mantener la sospecha de posibles
interferencias políticas en la investigación de delitos.
En resumen,
mientras otros estados avanzan en profesionalizar y modernizar su sistema de
justicia, Baja California Sur sigue aferrado a un modelo que el país ya decidió
superar.