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Hoy es domingo, 28 de abril de 2024

En privado

La luz al final del túnel..



Hoy, muy a pesar de lo que puedan opinar los detractores del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, hay un respiro para México y los mexicanos.


En efecto, y se debe a que disfrutamos una economía estable.


Además, es notoria la disminución de la pobreza.


Veamos.


Muy a pesar de la pandemia por COVID-19, en un hecho histórico, México redujo en 8.9 millones las personas en situación de pobreza en los últimos dos años.


A todo esto, se suma el aumento salarial y por ende un mejor ingreso.


No es para menos cuando sabemos que desde el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz, y hasta el de Ernesto Zedillo, México sufrió la peor crisis en su economía.


Fue cuando varios mexicanos se quedaron sin sus empleos y muchas familias perdieron sus negocios y con ello sus ingresos.


Tras esto el vandalismo creció, y las cárceles se volvieron insuficientes.


Analicemos: durante los sexenios de los presidentes José López Portillo (1976-1982), y de Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988) los mexicanos vivieron una inflación terriblemente descontrolada.


Así es.


En 1977, al inicio del gobierno de López Portillo, la inflación tuvo variaciones, y estuvo entre el 16 y el 29.84 por ciento.


Sin embargo, para 1982, por la toma de decisiones erróneas, a finales de su mandato tuvo un gran incremento, alcanzando un 98.85 por ciento.


Después, durante el sexenio de Miguel de la Madrid la inflación fue aún más alta y creciente, pasando de 101.75 en 1983 a 131.82 por ciento en 1987, es decir una de las mayores tasas de inflación en nuestro país.


Y el caminó que llevó a la economía mexicana a ese extremo fueron los préstamos con bancos, los cuales estaban encaminados a pagar la exploraron e infraestructura de explotación de petróleo.


Además, como parte de esa toma de decisiones fuera de orden, el gobierno incrementó la burocracia con la creación de nuevas secretarías de Estado y otros organismos.


Fue por esos años que México experimentó una espantosa y profunda crisis económica.


De 1982 a 1988 el crecimiento del PIB fue de sólo 0.2 por ciento, entonces los salarios reales disminuyeron sustancialmente su poder adquisitivo, el gasto público se contrajo, y la inflación llegó en algunos de esos años a los tres dígitos.


Derivado de tanta estupidez, para el final del mandato de López Portillo, las arcas públicas no tenían dinero y el gobierno tuvo que declararse en moratoria para los préstamos que habían pedido al inicio.


Entonces la deuda pública alcanzó los 60 mil millones en tanto que con el sector privado fue de 20 mil millones.


Recordemos que, en 1982, este tipo, lloriqueando y a moco tendido prometió defender el peso como un perro.


Tras esto culpó a los bancos de su fracaso por sacar los dólares del país, al tiempo que nacionalizó la banca por decreto, y decretó el control de cambios.


En síntesis, por todos estos errores, al terminar su sexenio, uno de cada 2 mexicanos vivía en condiciones precarias.


Y fue así que, por presiones del Fondo Monetario Internacional, se dio la creación del Impuesto al Valor Agregado (IVA), con el objetivo de abatir la inflación.


Además, el peso se devaluó al 100 por ciento, después de décadas de estabilidad.


Para acabar pronto, los años 80 pasaron como el “decenio perdido”.


La crisis de inicio de la década deterioró la calidad de vida de los mexicanos. Se enfrentó fuga de capitales, pagos de deuda externa, las bajas en precios de materias primas y el PIB, entre otras.


El caso fue que al final del sexenio, comenzó la venta de paraestatales, pues eran un lastre para la administración pública, y era necesario, frente a la apertura comercial.


Pese a todo lo anterior, hoy por hoy vemos avances sustanciales para nuestro país.


En efecto. La economía mexicana muestra una desaceleración desde finales del año pasado, por lo que en 2024 apunta a crecer a una tasa de 2.8 por ciento, según estimó Victoria Rodríguez Ceja, gobernadora del Banco de México.


Así lo dijo: “esperamos que el crecimiento económico del PIB en 2024 se ubique entre 2.2 por ciento a 3.4 por ciento, con una estimación central de 2.8 por ciento”.


Por otra parte, en la primera quincena de febrero de 2024, el índice de precios, que marca el aumento generalizado de precios, retrocedió 0.10 por ciento respecto a la quincena anterior.


Y en lo que respecta al Producto Interno Bruto, las instituciones financieras nacionales e internacionales esperan que en México crezca entre 3 y 2 por ciento durante 2024. Tomando en cuenta que las expectativas se han revisado a la baja en los meses recientes.


Por ello, en medio de aquella oscuridad, los mexicanos alcanzamos a ver la luz al final del túnel.


Cuestión de tiempo.