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Hoy es jueves, 18 de abril de 2024

Lo derecho es lo decente

• Los partidos políticos la obligación de promover la participación ciudadana en la vida democrática del País y contribuir a que los ciudadanos accedan al ejercicio del poder.


Muy buenos días estimable lector gracias, mucha gracias por continuar prefiriendo este su Diario El Independiente.

 

Inicio esta columna comentando a Usted: Los objetivos de los partidos políticos como organizaciones políticas, se vinculan directamente con el mandato Constitucional que, atribuyendo a los partidos políticos el carácter de organismos de interés público, les impone la obligación de promover la participación ciudadana en la vida democrática del País y contribuir a que los ciudadanos accedan al ejercicio del poder. Por tratarse de organizaciones que afilian libre e individualmente a los ciudadanos, debe entenderse que llevan a cabo una acción política de elevada finalidades y que, como tal las acciones que realicen deben estar revestidas de los más elevados principios de la ética política.

 

Pero si bien ese actuar debe responder a los principios éticos, nunca debe perderse de vista que son los hombres, y mujeres, y no las instituciones quienes violan, con su inadecuada conducta, las reglas de la convivencia civilizada, vulneran las virtudes que deben cumplir en su actuar público y con sus conductas llegan al extremo de cometer delitos que dañan el cuerpo social del que forman parte, y que en ocasiones se excede en su valoración externa de los hechos que se atribuyen a la institución, más que a los hombres que los cometen. La sociedad actual, más informada, con mayor nivel de educación, recibe los mejores críticos del actuar de los hombres y mujeres, cuya vida se desenvuelve en el difícil campo de la actividad política y que por tanto, tienen sus conductas a la vista de la propia comunidad a la que deben servir en el ejercicio de la profesión que pretenden desempeñar.

 

Ahora bien, la convergencia ideológica pragmática ha traído confusión a militantes y simpatizantes de los partidos políticos, a pesar del movimiento de los electores al centro ideológico, los ciudadanos tienen hoy y plantean demandas cada vez más específicas y diferenciadas. La alta volatilidad del electorado implica que la lealtad partidista explica cada vez menos el voto, y que es el voto de los indecisos el que cada vez más decide la votación final, ya que los electores mutantes votan por su bienestar individual e inmediato, no por definiciones ideológicas, para ellos la política partidista ha dejado de ser espacio de debate y se ha convertido en una secuencia de contratos contingentes y renovables, cada elección entre oferentes (candidatos y partidos) y demandantes (electores), por otro lado; los medios electrónicos han revolucionado los sistemas de comunicación política, y han reemplazado a los partidos en esta función.

 

Su creciente influencia en la política ha debilitado las funciones tradicionales de los partidos; continuamente se observa como los candidatos y sus imágenes influyen más en el electorado que las estructuras partidistas. En este sentido debido a la fragmentación de las demandas ciudadanas, más que un electorado los partidos enfrentan múltiples electorados: amas de casa, jóvenes, campesinos, burócratas, etc, etc... Dada esa diversidad de interés han surgido organizaciones sociales y no gubernamentales que representan demandas de grupos específicos con creciente influencia en los asuntos públicos.

 

Concluyo: Los mexicanos requerimos partidos políticos que prevengan cualquier acto de corrupción y que sancionen a quienes los cometan, para lo cual debe establecer, además una administración transparente, con vigilancia de los órganos de los partidos, a fin de aplicar estrictamente los códigos de ética partidaria independientemente de someterlos a juicio ante los tribunales de justicia penal.