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Hoy es lunes, 18 de marzo de 2024

El legado de José Vasconcelos, a 61 años de su partida

• Fue escritor, político, intelectual, educador, y primer SEP, impulsó la educación y aportó a la Universidad Nacional su escudo y el lema 'Por mi raza hablará el espíritu'

El legado de José Vasconcelos, a 61 años de su partida

CIUDAD DE MÉXICO.

Hoy se conmemora el 61 aniversario del fallecimiento de José Vasconcelos, un mexicano que profundizó en la cultura y a quien se deben legados tan importantes como la creación de la Secretaría de Educación Pública. 

Fue escritor, político, intelectual, educador, y primer SEP, impulsó la educación y aportó a la Universidad Nacional su escudo y el lema “Por mi raza hablará el espíritu”. 

En 2015 Excélsior publicó este trabajo, que retrata en cuerpo y alma al personaje inolvidable que dio lustre a la historia de México. 

Con el propósito de “salvar a los niños, educar a los jóvenes, redimir a los indios, ilustrar a todos y difundir una cultura generosa y enaltecedora, ya no de una casta, sino de todos los hombres”, José Vasconcelos planteó la creación de una institución que atendiera la educación, las bibliotecas públicas y la cultura en el país.

La presentación de una iniciativa ante la Cámara de Diputados durante la Presidencia de Álvaro Obregón, hoy hace 95 años, se convirtió en el origen de la Secretaría de Educación Pública (SEP), proyectada para llevar la instrucción a todo el país.

Enviada de manera oficial a los legisladores por José Inocente Lugo, subsecretario de la Secretaría de Gobernación, el 22 de octubre de 1920, la propuesta para crear la SEP incluía una exposición de motivos escrita por Vasconcelos, entonces director del Departamento Universitario y de Bellas Artes.

En su escrito, Vasconcelos, quien un año después se convertiría en el primer secretario de Educación Pública, señalaba la necesidad de establecer una dependencia federal cuyas “funciones civilizadoras” llegaran “no sólo a una porción privilegiada del territorio, no sólo al Distrito Federal, sino a toda la República, necesitada, de un extremo a otro, de la acción del poder público y de la luz de las ideas modernas”.

La visión de Vasconcelos iba más allá de la construcción de centros educativos; su ideal era que, mediante la instrucción, la literatura y las bellas artes, los mexicanos enaltecieran su esencia, como lo afirma el lema de la UNAM, del cual es autor: “Por mi raza hablará el espíritu”.

HECHOS E IDEALES

Nacido en Oaxaca en 1882, José Vasconcelos desdeñó la visión positivista del Porfiriato, así como el afrancesamiento en el que habían caído los mexicanos educados, y abrazó el romanticismo.

De acuerdo con Arturo Torres Barreto, doctor en Historia por la UNAM, el proyecto educativo de Vasconcelos derivó de su romanticismo y la influencia del filósofo griego Plotino, que lo empujaban a una tendencia centralizadora.

En los planes de estudio que implementó hay también un componente socialista, cuyo origen fue el análisis de obras como las de Nadezhda Krúpskaya, esposa de Lenin, y de Anatoli Lunacharski, expone Torres Barreto.

En su propuesta enviada al Congreso, José Vasconcelos habla de la educación como una forma de aumentar la capacidad productiva, dotar a los campesinos de herramientas y métodos para multiplicar su producción para que, derivado el desarrollo económico, pudiera florecer la cultura.

Por ello, planta la creación de escuelas indígenas donde se enseñara español, “con rudimentos de higiene y de economía, lecciones de cultivo y de aplicación de máquinas a la agricultura”. Todo ello para que el trabajo se hiciera más eficaz, lo que motivaría el aumento de su pago “y una mayor posibilidad de que la raza se eleve rápidamente”. Sin embargo, hace hincapié en que la dependencia no debía centrar sus esfuerzos en aumentar el número de centros educativos en el país.

Aterriza su ideología planteando para la SEP tres departamentos: el Escolar, el de Bibliotecas y el de Bellas Artes para complementar las tareas de la educación.

OBSTÁCULOS

En su labor para crear la SEP, uno de los primeros retos que enfrentó el posterior secretario de Educación fue convencer a los poderes políticos locales de que la acción de una dependencia federal no menoscabaría sus facultades, escribe Claude Fell en su libro José Vasconcelos: los años del águila, 1920-1925: educación, cultura e iberoamericanismo en el México postrevolucionario.

Por ello, realizó giras a las ciudades principales y también localidades alejadas en todo el país, difundiendo la importancia de federalizar la educación y, al mismo tiempo, tomando nota de las necesidades de las escuelas rurales y la situación social, económica y estado de salud de los niños en edad de asistir a la escuela.

Una vez persuadido el Congreso, los estados y los municipios sobre la necesidad de crear la secretaría y que ésta se fundara, Vasconcelos se enfrentó a un problema más acuciante aún: la falta de recursos.

Los estragos en las vías férreas causados por la Revolución, la reconstrucción de los caminos y la deuda contraída por la destrucción de propiedades de estadunidenses tras los conflictos armados tuvieron un gran peso sobre la economía mexicana y los recursos que se destinaron a la educación, indica el historiador Arturo Torres Barreto. Agrega que la rebelión de Adolfo de la Huerta, iniciada en 1923 y originada por el respaldo de Álvaro Obregón a Plutarco Elías Calles como su sucesor en la Presidencia, también mermó el financiamiento que se requería para llevar la labor alfabetizadora a todos los rincones del país.

“El principal impedimento para que Vasconcelos continuara con sus planes fueron los recursos”, asevera.

VISIÓN ARISTÓCRATA

Una de las principales críticas hacia José Vasconcelos es que la suya fue una “educación aristocratizante”, que se enfocó en abrir paso a la identidad nacional mediante las bellas artes, lo que se refleja, por ejemplo, en su apoyo a los muralistas mexicanos, lo que chocaba con el pragmatismo estadunidense imperante durante el gobierno de Plutarco Elías Calles, señala Torres Barreto.

No obstante, admite que las campañas culturales comenzadas por el oaxaqueño fueron el origen de las que se implementaron desde el gobierno de Calles hasta el de Lázaro Cárdenas. “A Vasconcelos le debemos las campañas de alfabetización, la creación de la Secretaría de Educación Pública, y, además, le debemos el inicio de las misiones culturales, que es una parte fundamental de la escuela rural mexicana, pero, en lo particular, él no estaba muy interesado en la escuela rural”, concluye.