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Hoy es jueves, 25 de abril de 2024

En privado

• Hegemonía de partidos


 

Nadie duda que la hegemonía de un partido político, depende siempre de los acuerdos o desacuerdos que existan entre  dirigentes y militantes, y también de lo que se haga o deje de hacerse al interior del partido. Y por tanto, son sus dirigentes y sus militantes los únicos responsables de que perdure y no se resquebraje la unidad, y que por tanto se procure, y perdure la permanencia en el poder del partido en cuestión.

 

Sin embargo, he de acotar al iniciar el tema, que todos los entes políticos aglomerados en cada uno de los partidos, --absolutamente todos--, en las acciones que realizan anteponen su interés personal y de grupo. Y por tanto, no hay uno que lo haga ni por principio partidista, ni mucho menos porque sienta suyos los problemas del pueblo.

 

De esa hegemonía a que hago referencia, existen pruebas fehacientes. Y para ello es cuestión de recordar que el Partido Revolucionario Institucional fue el primero en disfrutar esa hegemonía, la cual –incluso--, lo llevó a perpetuarse en el poder por más de medio siglo de manera consecutiva. Pero un día, los bandazos y desacuerdos en su interior hicieron perder el equilibrio del PRI, hasta que al paso de los años lo condujo al ostracismo.

 

Después, en el caso de Baja California Sur, la fuerza hegemónica se puso de manifiesto en 1999 con el Partido de la Revolución Democrática. Pero al igual que sucedió con el partido anterior, las discordias al interior del PRD ocasionaron serias rupturas, provocando que su paso por el poder fuera pasajera, pues lo mantuvo solo un par de sexenios.

 

Luego entonces, --repito--, siempre, han sido las desavenencias al interior de cada uno de estos partidos las que han marcado la pauta para provocar el divisionismo y la desbandada, y por consecuencia la pérdida del poder.

 

Ahora bien, si hacemos referencia a la hegemonía que hasta ahora  mantiene el Movimiento de Regeneración Nacional, habríamos de decir que justo en estos momentos, por los caminos de Morena se ha levantado mucha polvareda, y entonces  las diferencias que se han remarcado en los últimos tiempos nos obliga a pensar que Morena, podría correr la misma suerte que los partidos ya descritos.

 

Y lo peor es que en este último partido, las discrepancias iniciaron desde la cúpula, justamente al  destronar a su dirigente Yeidckol Polevnsky Gurwitz. Lo que por consecuencia nos deja en claro que las fragmentaciones desde las alturas podrían ser todavía más cruentas. Más aún si tomamos como lección la vieja sentencia de que entre más alto es el porrazo más dolorosa es la caída, por lo que, tendremos que asegurar que se provocarán serias fracturas.

 

 En efecto,  hay muchos morenistas que ya quieren ver fuera de la dirigencia a Yeidckol Polevnsky Gurwitz, (apa nombrecito). Aunque también hay que decir que los hay otros muchos que quieren perpetuarla allí. Y lógicamente todos, absolutamente todos,  ---como ya lo dije-- dejan en claro su interés personal y de grupo.

 

Ejemplos de desacuerdos ya hay muchos, Y para ilustrar lo anterior saltan las diferencias generadas al interior de las fracciones parlamentarias de Morena tanto en el Congreso de la Unión como en algunos Congresos de los estados. Hechos que sobre todo tienen que ver con alcanzar el liderazgo de la Junta de Coordinación Política, Sin descartar diferencias con algunos que ostentan cargos de representación popular como es el caso concreto de lo suscitado con el alcalde paceño Rubén Muñoz, y cuyo caso ya registra y analiza la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia que dicho sea de paso está tomando las medidas pertinentes y buscará aplicar las sanciones correspondientes.                  

 

Aunado a ello, los desencuentros ya brotan  en otros estados del país,  como Oaxaca, donde Kenia Martínez García, lideresa juvenil de Morena habla de divisionismos, lo mismo que en Quintana Roo donde Yensunni Martínez Hernández, coordinadora del Distrito 02 de Morena, reconoce la existencia de divisionismo interno. Mientras en San Luis Potosí, el enojo provocó la renuncia del secretario de Finanzas del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Enrique Serrano Contreras, para luego  advertir que la “camarilla” del actual dirigente, Sergio Serrano Soriano, busca mantener a toda costa el control del partido.

 

A todo ello se suma lo opinado por el presidente del Movimiento Nacional por la Esperanza (MNE), René Bejarano, tras alertar que hay riesgos que podrían truncar el proyecto de la Cuarta Transformación que encabeza Andrés Manuel López Obrador, subrayando que “ninguna aspiración por legítima que sea está por encima del proyecto de la Cuarta Transformación”. Luego dijo que “se están repitiendo vicios como el grupísmo, la difusión de conflictos internos en los medios de comunicación y los ataques”.

 

Y lo peor es cuando en el Foro Nacional de Militantes de Morena se exigió una auditoría externa al uso de las prerrogativas del partido, por parte de Yeidckol Polevnsky, al acusar malos manejos y donde se demandó a la presidenta permitir el relevo en la dirigencia nacional de Morena y la realización del Congreso Nacional extraordinario. Denunciado asimismo que incumplió el acuerdo firmado junto con Bertha Luján para lograr un Congreso de unidad, en aras de mantenerse en el cargo por tiempo indefinido, y anunciaron que en el Congreso solicitarán una auditoría externa al uso de las prerrogativas de Morena.

 

Incluso se criticó severamente que Morena haya estado en riesgo el año pasado de quedarse oficialmente sin el mínimo de militantes requeridos para conservar su registro: “lo cual hubiera sido una vergüenza nacional” se dijo.

 

Ha todo ello hay que agregar que es la propia Polevnsky quien reconoce la existencia de divisionismo al interior del partido,  y a lo cual se suma el enfrentamiento que desde hace tiempo ha mantenido con Bertha Luján Uranga, Presidenta del Consejo Nacional,  quien ha cuestionado duramente a la Polevnsky al decir que “la dirigencia de Morena se va a ir al infinito”. Y lo cierto es que todo lo anterior pone de relieve desencuentros, que uno por uno van provocando pequeñas fisuras hasta lograr grandes boquetones por donde, así como un día entraron, así saldrán grupos.

 

Es más,  ya hay un el dirigente de Morena por mandato del Congreso Nacional de ese partido: Alfonso Ramírez Cuéllar, quien advirtió que “si seguimos en la barandilla y en juzgados desgastándonos, lejos de que Morena sea el principal apoyo, entonces Morena seguirá ausente”.

Cuestión de tiempo.