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Hoy es jueves, 28 de marzo de 2024

'El arte, un antídoto contra la violencia': Elisa Carrillo

• La bailarina mexicana considera que los niños y jóvenes no tienen opciones en nuestro país

'El arte, un antídoto contra la violencia': Elisa Carrillo

BERLÍN.- En el México actual, donde “es muy fácil” que a uno le paguen por matar, “no hay opciones” para niños y jóvenes, abocados a un mundo de “oscuridad”, advierte la mexicana Elisa Carrillo, estrella de la danza de su país.

 

Ahora es muy fácil en México que te paguen para que vayas a matar a alguien o cosas así. Y creo que de repente los niños y los jóvenes se ven perdidos en un mundo de oscuridad, porque no hay otras opciones”, dice Carrillo en entrevista.

 

Primera Bailarina del Staatsballett de Berlín, Carrillo (Estado de México, 1981) cree que “el cambio no depende de una persona que esté al mando, sino que es algo que depende de cada uno de nosotros, desde el respeto”.

 

Si podemos inculcar en mi país que la cultura y el arte profundicen en todas las clases sociales podríamos tener un mejor resultado”, estima Carrillo.

 

Creo que sería importante que haya un gran apoyo, que haya proyectos grandes para el público”, agrega esta bailarina que pide que la cultura desempeñe un mayor papel en la vida de los mexicanos.

 

Creo que si va a haber un cambio hay que echarle ganas y hay que pensar que van a salir las cosas”, agrega Carrillo, quien piensa que todos los mexicanos tienen que poner de su parte.

 

Debemos de inculcar a nuestra familia, a nuestros seres queridos, otras cosas. Y creo que con la cultura podemos hacer mucho”, asegura.

 

Y se pone a sí misma de ejemplo de lo que puede hacerse cuando se pregunta qué pasó en su vida que le hizo evitar caer en lo que para otros parece no ser una opción libre.

 

¿Cómo fue que yo, por ejemplo, cuando fui a Londres, no me dediqué a beber, a drogarme, cosas así? Porque yo recuerdo que desde pequeña tenía otra visión, quería bailar, escuchaba música”, rememora, “a pesar de que yo vivía sola desde los 16 años y podía hacer lo que quería”.

 

Dice que los niños deben estar entretenidos “en otras cosas” y que, así, “automáticamente vas creando una barrera para que tengas esa cápsula con la que te proteges, de cosas bellas, y no te deja perderte en las cosas negativas”.

 

Sentencia que “el arte y la cultura son un antídoto contra la violencia. Esto es un arma que no se está utilizando al cien por ciento en México”.

 

Lo mismo opina del papel atribuido a la mujer en la sociedad mexicana, cuestión que tiene que ver “con la educación, es algo de familia”, como cuando se reservan ciertas tareas “para la hermana”.

 

Carrillo está feliz de vivir en Alemania, donde está con su marido, el también bailarín ruso Mikhail Kaniskin, y su hija; pero no pierde de vista volver a México.

 

Me imagino (viviendo) en México, porque me siento muy cercana a mi país a pesar de que llevo más de la mitad de mi vida fuera”, confiesa.

 

Llegó a la capital alemana procedente del ballet de Stuttgart, de donde le resultaba difícil marcharse porque allí ya era solista; y a los tres años de estar en Berlín se convirtió en Primera Bailarina del Staatsballett de la capital.

 

Aunque guarda en su recuerdo como momento especial de su carrera la gala en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, en 2016, porque allí se dio cuenta del resultado de “tantos años de lucha, de trabajo, de esfuerzo, de lágrimas, de momentos bellos”, detalla.

 

Y considera otro momento decisivo el bailar la Blancanieves de Angelin Preljocaj, uno de los “proyectos más difíciles” de su carrera, que le hizo ser conocida del público y de los “maestros”.

 

Entre éstos menciona al español Nacho Duato, hasta hace unos meses director artístico del Staatsballett berlinés y del que dice que le “pesa” no tenerle ya en Berlín. “Es una gran persona y me dio muchas oportunidades”.

 

La bailarina tiene claro que quiere que “México sea un país importante en el mundo de la danza, que se escuche el nombre de México, porque es un país maravilloso, con mucho talento, con mucha gente que quiere bailar; pero desgraciadamente no tenemos tantas posibilidades”, lamenta.