Diario El Independiente
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Hoy es viernes, 29 de marzo de 2024

Gran tribuna

· Para un cierre de semana les comparto un texto que habla de un castigo que se le propina a un periodista · Conversaciones con el diablo



 

Me pase un alto. Y por poco arrollo a un despachador de combustible. No lo vi. Esos cuatro altos de la Isabel La Católica, no están bien ubicados. No los registra mi cerebro. Voy cansado. Me quede trabajando hasta altas horas de la noche en el periódico. Voy a descansar.

 

Cuando menos acuerdo ya estoy en casa. Mi perra me recibe con un intenso movimiento de cola. Me acompaña a cenar. Es mi compañera. Soy viudo. Y solo. Este diciembre cumpliré 70 años. Soy periodista y pastor de la iglesia “Luces de Jehová”. No tuvimos hijos Alondra Betzabe, mi esposa y yo. Nos regocijábamos con mascotas y con la palabra del señor.

 

Después de leer varios capítulos de la biblia me acuesto. Por lo cansado el sueño llega pronto. Estoy dormido. Todo silencio en casa.

 

De pronto escucho un murmullo. Es casi inaudible. Como un arrastre de láminas, proviene de mi oficina. Pasa pronto. Otra vez la calma. Y otra vez a dormir.

 

Creo que no pasan cuarenta minutos. Y otra vez ese ruido. Ahora suena como un golpeteo de martillos sobre madera. Ahora son más intensos. Y el ruido es muy fuerte. Inclinó la cabeza.

 

Prendo la luz y lo que veo me deja totalmente asustado y desconcertado. No doy crédito a lo que veo... Seguirá mañana.

 

Soy Jheu Isaías Monroy y narro un pasaje de mi vida, acaecido anoche. Estoy despierto y frente a mi cama veo tres botargas. Representan plumas de escribir. Los tres son altos. El más grande de color negro trae una lanza. Y con ella me pica el cuerpo. Y me grita “Despiértate, impostor”. Sorprendido y con dolor en el estómago por el piquete, me levanto y quedo en el borde de la cama, sentado y expresó un ¡ayyy! Y recibo como respuesta.

 

Un golpe seco en el rostro con la vara de acero. ¡Cállate, blasfemo! No llores, como puerco. ¡Siento un hilo de sangre que recorre mi rostro. No entiendo nada. No sé de qué se trata. Tengo miedo. Veo atrás de estas figuras, en un charco de sangre a mi perra. Y me animo a preguntarles ¿por qué la mataron?

 

El de en medio, vestido de rojo ocre responde- por escandalosa. Estaba haciendo mucho ruido. Y esto te pasará a ti, viejo estúpido.

 

Otra vez el temor me recorre el cuerpo. La sangre de la herida me llega al cuello. Y ahí están: tres verdugos, que tras sus disfraces aprecio en sus ojos miradas de odio. De muerte. Y mi interrogante es ¿por qué?

 

¿Por qué? Me pregunto. Hago un repaso mental de mis acciones recientes y atrasadas. No he matado. No tengo enemigos. No soy mal cristiano, ni mal ciudadano. Mi empresa periodística es fuente de empleo para 40 familias. ¿Por qué? Otra vez les pregunto a los tres monigotes. Y la respuesta de los tres. ¡Cállate! Obedezco. Me duelen los pies. Y un dolor me recorre la espalda. Y aquí estoy. Solo frente a esta gente que entro y mancillo mi hogar. Veo con el rabillo del ojo y alcanzo a ver que todo está revuelto en mi oficina. Mi colección de plumas, medallas y hasta mi título universitario está en el piso. Se me revuelve el estómago de miedo y coraje. El olor que se desprende del cuerpo de mi perra, me marea. Verla así, me desgarra el alma. Y recuerdo cuando llego a casa. Era una mirruña. Se la regalaron a Betzabé los vecinos de al lado. En diez y siete años pario tres veces. Y era generosa en cada camada entre once y trece cachorros. Hoy ha muerto en manos de estos locos y desgraciados.

 

Otra vez me armo de valor y les grito. Si vienen a robar les doy las ofrendas del último culto y ¡váyanse!

 

De pronto el tercer sujeto cuyo disfraz es color plateado da un paso al frente y queda a unos centímetros de mí. Y responde tranquilo y sin prisas.

 

—No venimos a robarte. Venimos a juzgarte. Y a matarte. No nos interesa tu dinero y de tus aleluyas. Y no te preocupes por nosotros. Nos vamos a ir cuando estés juzgado y muerto.

 

La certeza de este personaje hace que me dé un vuelco en el corazón.

 

—¿Juzgarme ?

Les pregunto a los invasores de mi intimidad. Si, me responde el vestido de negro. - lo mereces, secunda el vestido de color rojo ocre.- Y lo haremos, sentencia el tercero vestido de color plata.

 

—¿Por qué?

—Por falso, hipócrita, temeroso, traidor a los principios morales. Y por insensible. Somos los ejecutores del Frente Nacional de la Recuperación y dignidad nacional.

 

—Locos. Eso es lo que son, digo para mis adentros. Y creo que adivinan lo que pienso. El negro me arrima otro barejonazo en la cara. Y otra vez, me brota sangre. Me duele. “No nos juzgues”.

 

Ya no sé qué hacer. Creo que ya son como las tres de la madrugada. A lo lejos escucho ruido de sirenas y ululuar de ambulancias. Vivo en una ciudad violenta. Y esta agresión que sufro, es una muestra.

 

Tres monstruos. Tres gigantes disfrazados de plumas de escribir. Y uno de ellos armado con una lanza puntiaguda me daña, me lacera mi rostro. Y ahora creo que si me van a matar. Y todavía no entiendo porque.

 

—Mira —me dice mi agresor—. Nos vamos a presentar para que no te lleves dudas al infierno. Yo soy el señor Mont Blanc. Y soy el que te matará. Soy el sicario del trio. El que me sigue de color rojo es Parker. Y el plateado es sheffer. Somos las plumas justicieras.

 

En otras condiciones hubiera soltado la carcajada por estas ocurrencias. Pero el temor, el estupor me obligan a la resignación. Oro en silencio y pido a mi Señor de señores que acabe esta pesadilla. La sangre de ambos cachetes sigue estilando. Mi rostro es rojo sangre.

 

Otra vez los sujetos vuelven a la carga contra mí. Mont Blanc me chicotea con su lanza el cuerpo. Y grita “No te duermas, falso profeta. El juicio comienza. Y de inmediato, Parker da un paso adelante y Mont Blanc, retrocede. Parker, ataca” Se te acusa de corrupto. Usas tu periódico, para lograr riquezas para tu Iglesia de ricachones. Tienes una vida de lujos, de oropel. Viajas por el mundo, dizque para esparcir la fe. Ja ja ja. ¿Cuál fe, fe de quién? No reportas diezmos ni otros ingresos. Te los robas descaradamente. “Corrupto de mierda.”

 

Espérate todavía tengo más. Te pregunto, ¿sabes el nombre del viejo que todos los días te saluda en la esquina del periódico y en ocasiones te comparte un fresco jugo verde? Y al final te regala una bendición. ¿Se la contestas? Claro que no. ¡Soberbio! ¿Cuándo murió tu esposa, tuviste el valor de rehacer una familia? No, mojigato. Cobarde. Y algo grave ¿Qué hiciste cuando en tu juventud descubrieron que tu bella esposa no podía concebir? No hiciste nada. Se fueron a Europa a mitigar el dolor ¿Que dolor? No pensaron en la adopción. No porque eran holgazanes y egoístas y prefirieron perros, gatos y hasta una cobra que ilegalmente te trajiste de la India, ¡desfachatado!

Sigue la andanada de señalamientos. No para la voz pastosa de este enviado del Diablo.

 

Ahí te van otras culpas pastorcete de lengua. “Desde cuando no te comes un plato de frijoles? ¿Cuándo fue la última vez que predicaste en la sierra? ¿Desde hace treinta años que cambias tu camionetota? Y en cada Navidad la estrenas e hipócritamente, das las gracias al Señor. ¿Gracias por qué? Y por último desde cuando no escribes con plumas o lápices. Ahora usas los I phones y IPad. Y escondiste tu modestia. Ahora lees la Biblia en tu Lap Top. Hay que elegante ¿Y el olor a tinta?

 

Con esto concluyó. Y emito mi voto a favor de la muerte de este cascajo.

 

Me revoluciona todo. Caigo en un tobogán de culpas. Las verdades me hieren. Me siento raro, derrotado.

 

De pronto siento otro estacazo en el cuerpo. Mont Blanc grita “No te duermas. Prepárate para el juicio final.”

 

La botarga de plata da un paso al frente. Y expresa. Jehu Isaias, se te condena a morir en tu cama. No mereces vivir. Fuiste en estos setenta años un hombre inútil. Hipócrita, deshonesto. Sin fe. Eres un ser despreciable que ocupa un lugar en esta sociedad que no mereces. Se te asesina de la manera más cruel. Tus sicarios somos los brazos de esta rebelión de valores cancelados por ti. La fama, la vanidad, el confort, el egoísmo. Y la falta de amor te condenan.

 

Los tres se ponen más cerca de mí. Y el arma de acero puntiaguda me mata. Caigo en un negro túnel.

 

Y afuera, en la calle ven mi cuerpo desmembrado. Ambulancias, ruidos. Y una veintena de uniformados colocan cintas amarillas. Y el Procurador de Mi Pueblo, anuncia que se hará justicia. Y se abre una carpeta de investigación más.

 

Las ocho columnas del demandante son “Muere en accidente de tránsito un gran pastor”.

 

·        Me fascinan los cuentos

Desde niño me regocijaba escuchando a mi padre Francisco, historias fascinantes. Antes de dormir me recetaba uno, dos o tres. O !vaya, hasta que me quedaba dormido. Esa tradición la seguí como padre. Y después como abuelo.

 

Es fascinante el ver como la realidad se convierte en fantasía y viceversa. Ya de grande una tarde Mario Santiago mi gran amigo, me contó uno. Se trataba de un rey europeo. Era un tirano. Temido por sus súbditos. Era cruel. Y lo expresaba de manera cómoda y fácil. Era subiendo los impuestos. Cada vez que se le pegaba la gana emitía el decreto de aumento. Después de subirlos, mandaba a su personal de seguridad- orejas- a semblatear el tema, escuchar las opiniones de la gente. Y después escuchaba los reportes. Todos coinciden: todos repudian la medida. Esta encolerizado el pueblo. Al escuchar esto el soberano se regocijaba. Gozaba. Y otra vez, aumentos. Y otra vez los mismos reportes. Otra vez y otra vez.

 

Hasta que años después los informes fueron diferentes: Majestad, los plebeyos se ríen. A carcajadas reciben los aumentos. No lo crea pero hasta fiestas hacen en las plazas. Y se les observa felices. Al escuchar esto, ese rey abusivo cambia de semblante. Y expresó: ahora si está grave. Ahora no pagarán. Y tuvo razón. No solo se sublevaron los ciudadanos sino que lo llevaron a la guillotina. Este cuento me sirve para aderezar lo que a unos días de gobernar la comuna paceño Rubén Núñez sigue empeñado en aplicarle al ciudadano más cargas impositivas.

 

La más nueva puntada es cobrar el alumbrado público usando a la CFE, la misma que tiene sentenciada de cobrarle el uso del suelo por los postes. En los recibos de esta vendrá el cobro. Ignora Muñoz que el cobro de energía es en este estado el mayor suplicio de la gente. Y ahora viene ese cobro. Pero no es el único. Hay una canasta maldita de cobros y aumento que de la ocurrencia ha pasado a la propuesta de ley de Hacienda del 2019. Esto está vistas de los Regidores que de ninguna manera deben de aprobar estas puñaladas a la de por su pauperizada Economía paceña. De salirse con la suya Rubén estaría representando a ese rey felón que tendrá que aguantar las carcajadas de un pueblo ya cansado de tanto abuso de sus autoridades.

 

·        Conversaciones con el diablo

Raùl Zùñiga Meza un destacado servidor público federal del ámbito electoral concluyó su desempeño Se retira. Hoy fue su último dia. Nos dijo”Hoy me retiro del Servicio Público, dejo a un gran equipo de trabajo, Muchas gracias al Personal del REGISTRO FEDERAL DE ELECTORES, por siempre tendrán mi afecto y gratitud, les deseo que los tiempos por venir sean mejores, que tengan salud, paz y prosperidad, les envío un abrazo que abrace a todos. Hasta pronto..

 

Invariablemente” Suerte amigo. Y felicidades...En un proceso que se llevó a cabo de manera pacífica, transparente y democrática, estudiantes de la Universidad Autónoma de Baja California Sur votaron a sus próximos representantes para el Honorable Consejo General Universitario (H. CGU), máximo órgano de gobierno de la institución, para el periodo 2018-2019. Acorde con la convocatoria emitida por el propio Consejo, las votaciones se llevaron a cabo este 13 de noviembre, en un horario que fue 13:00a las 10:00de las y a las 17:00de las 20:00 horas. El proceso se llevó a cabo mediante voto directo y secreto en urnas, las cuales fueron colocadas en las diferentes áreas académicas de la Máxima Casa de Estudios en Baja n el bien. Y sean felices California Sur...Y con esto nos despedimos. No olviden: hagan el bien y sean felices…