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Hoy es jueves, 25 de abril de 2024

Arrasó; Andrés Manuel López Obrador, presidente

En su primer discurso, AMLO aseguró que se mantendrá una disciplina financiera y fiscal, prometió una transición ordenada para mantener la estabilidad y que se reunirá el martes con Enrique Peña Nieto

Arrasó; Andrés Manuel López Obrador, presidente

 MÉXICO.

Andrés Manuel López Obrador triunfó ayer en la elección presidencial de México con 53.8% de la votación, de acuerdo con el conteo rápido que dio a conocer anoche el Instituto Nacional Electoral (INE).

Al concluir oficialmente el cierre de las casillas, sus principales adversarios, José Antonio Meade y Ricardo Anaya, reconocieron la victoria del aspirante de Morena y le desearon éxito.

A las 23:00 horas, Lorenzo Córdova Vianello, consejero presidente del INE, emitió el mensaje que confirmaba la tendencia a favor del candidato López Obrador, e inmediatamente después, el presidente Enrique Peña Nieto lo felicitó y le ofreció su apoyo para tener una transición ordenada.

En su primer discurso como virtual presidente electo, López Obrador llamó a todos los mexicanos a la reconciliación y anunció que habrá cambios profundos, pero con apego al orden legal establecido.

Aseguró que habrá libertad empresarial y, en materia económica, se respetará la autonomía del Banco de México y se mantendrá disciplina financiera y fiscal.

Dijo que se reconocerán los compromisos contraídos con empresas y bancos nacionales y extranjeros. Los contratos del sector energético serán revisados para prevenir actos de corrupción.

En el Zócalo capitalino dijo que Alfonso Romo, Marcelo Ebrard, Olga Sánchez y Tatiana Clouthier, entre otros, se encargarán de la transición. Anunció que mañana a las 11:00 horas tendrá una primera reunión en Palacio Nacional con el presidente Peña Nieto.

En su conteo rápido, el Instituto Nacional Electoral otorgó a Andrés Manuel López Obrador, candidato de Morena-PT-PES 53.8% de los votos de una participación de entre 62.9% y 63.8% del padrón electoral y lo perfiló como el próximo Presidente de México.

José Antonio Meade y Ricardo Anaya, candidatos perdedores, adoptaron nuevos modales políticos y le levantaron la mano al tabasqueño.

Inmediatamente después de que el consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, hiciera público el conteo rápido tomado de siete mil 787 casillas, el presidente Enrique Peña Nieto emitió un mensaje en el cual le aseguró a López Obrador y su equipo una transición ordenada.

En su primer discurso formal como ganador, López Obrador dijo que respetaba a los candidatos que reconocieron su derrota y llamó a la reconciliación y a poner por encima de los interese personales los intereses superiores y recordó la máxima de Vicente Guerrero: “La Patria es primero”.

Hizo una deferencia especial al presidente Peña Nieto, que “me trató mejor” que lo hicieron Vicente Fox y Felipe Calderón.

La suma de los votos —de un proceso que se celebró pacíficamente—, llevarán a México, a partir del 1 de diciembre de este año a una tercera alternancia en 18 años, por primera vez hacia la izquierda social y nacionalista.

A decir de López Obrador, que refrendó el significado del refrán ‘la tercera es la vencida’, su gobierno (2018-2024) será comparable con lo sucedido en la Independencia de 1810, la Reforma de 1859 y la Revolución de 1910. Será ésta, dijo ayer López Obrador en su primer recorrido triunfal de su casa de campaña en la colonia Roma a la Alameda, “la cuarta transformación de la vida pública de México”.

Las propuestas hechas por López Obrador durante la campaña, vislumbran que México experimentará además de la alternancia, la primera transición política. Una nueva era política al margen del PRI, PAN y el PRD, y con Morena al frente, registrado oficialmente como partido político el 9 de julio de 2014.

El efecto López Obrador propició que Morena además lleve la delantera en cinco de nueve gubernaturas en juego —Ciudad de México, Tabasco, Chiapas, Morelos y Veracruz—; Guanajuato, Puebla y Yucatán para el PAN y Jalisco para Movimiento Ciudadano. Y también lleva delantera en el Congreso de la Unión.

A las 20:10 horas, desde la sede nacional del PRI, José Antonio Meade inauguró una nueva forma de modales democráticos en México. Sin resultados oficiales aún, emocionado, digno, generoso, como un jugador de tenis que se acerca a la red y aún derrotado da la mano a su adversario ganador, dijo:

“Las tendencias del voto no nos favorecen, habremos de esperar los resultados finales… de acuerdo a las tendencias, fue Andrés Manuel López Obrador quien obtuvo la mayoría, él tendrá la responsabilidad de conducir el Poder Ejecutivo y por el bien de México le deseo el mayor de los éxitos”.

Veintinueve minutos después del reconocimiento de Meade, el turno fue de Ricardo Anaya, éste como esgrimista aceptó la derrota:

“Como ya lo hice vía telefónica hace unos minutos que hablé con él, reconozco su triunfo, le expreso mi felicitación y le deseo el mayor de los éxitos por el bien de México”.

El presidente Enrique Peña Nieto, quien habrá de entregarle la banda presidencial a López Obrador como el presidente 57 de México, por la noche, en cadena nacional, informó que se había comunicado por teléfono con López Obrador. Y lo felicitó.

La radicalización que hubo durante la campaña, con posturas disímbolas y encontradas, principalmente entre lo prometido por López Obrador y las posturas de Meade, candidato del PRI-Verde-Panal, y Anaya, representante del PAN-PRD y MC, se materializaron ayer con una guerra de encuestas.

ARRANCÓ EN SANTA PAZ

La jornada electoral abrió oficialmente en el INE con una ceremonia presidida por su titular, Lorenzo Córdova, quien optó por anudarse una corbata rosa, que identifica a la autoridad electoral y así deslindarse de cualquier suspicacia de colores partidistas.

En su mensaje inicial, Córdova, hijo de Arnaldo Córdova, un intelectual, que en la LII (1982-1985) Legislatura fue diputado por el Partido Socialista Unificado de México, calificó la jornada de ayer como “fiesta de la democracia”.

VOTÓ POR LA “MAMÁ” DEL SUB MARCOS

Los botes de tamales aún no se colocaban en las esquinas del sur de la ciudad cuando López Obrador salió de su casa rumbo a la casilla básica y contigua 1 de Coyoacán, en la sección 0359.

Ocho minutos después de la siete de la mañana se subió al auto sedán blanco. Veinte minutos después llegó a la casilla, que obviamente aún no había sido instalada y que lo hizo hasta las 8:30.

Por su cuenta, a la casilla llegaron Beatriz Gutiérrez Müller, su esposa, con su hijo Jesús Ernesto, y los hijos mayores del candidato presidencial, José Ramón, Andrés Manuel y Gonzalo, ellos tres igual que su padre, de traje, pero sin corbata.

Casi a las nueve de la mañana, López Obrador, parsimonioso clavó las boletas en las urnas correspondientes. Y al salir de la casilla se refirió a que el de ayer sería un día histórico, porque la ciudadanía elegirá más de lo mismo o la cuarta transformación de la vida pública del país.

López Obrador no votó por él. Dijo que lo hizo por Rosario Ibarra de Piedra, la mujer que desde 1973 busca a su hijo Jesús, desaparecido en el contexto de la Guerra Sucia. Ibarra fue la líder de la presidencia de la Convención Nacional Democrática, convocada por el EZLN en agosto de 1994; “madre” postiza del subcomandante Marcos y conocida en la zona de influencia de este grupo armado en Chiapas como “mamá Piedra”.

“Voy a votar por Rosario Ibarra de Piedra que es una luchadora social… Yo quiero rendirle este homenaje en vida, es una mujer extraordinaria”, dijo López Obrador.