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Hoy es martes, 16 de abril de 2024

El CCU Tlatelolco digitalizará memoria del 68

• Se digitalizará el acervo de fotografías, mantas originales de protesta, folletos, carteles y panfletos que la organización dirigida por Rosario Ibarra de Piedra conjuntó durante cuatro década

El CCU Tlatelolco digitalizará memoria del 68

CIUDAD DE MÉXICO.- Además de albañil, José Oliva era carpintero y plomero. Conoció a los Ibarra Piedra cuando llegaron a la colonia Altavista, que por entonces era la periferia de Monterrey. Aquel “milusos” se ganó a la familia, incluso “llevaba a los partidos de futbol, al Estadio Tecnológico, a Jesús, el hijo de doña Rosario”. Pero todo cambió el 18 de abril de 1975, cuando Jesús ya tenía 21 años y desapareció.

 

Jesús vivía en la clandestinidad, se le acusaba de pertenecer a la Liga Comunista 23 de Septiembre. Su madre decidió dejar la capital regia y venir a la Ciudad de México para investigar la desaparición de su hijo y exigir justicia. Junto con el caso de otros desaparecidos fundó en 1977 el Comité ¡Eureka!, que documentó la sistemática desaparición forzada por parte del Estado mexicano.

 

Rosario Ibarra fue acumulando expedientes, documentos que iban marcando el rumbo de la búsqueda y que muchos poderosos querían desaparecer. Ella lo sabía y cuando se cambiaba de morada escogía lugares seguros o era José Oliva quien se encargaba de asegurarlos: “el departamento de Medellín (colonia Roma) era chiquito, la parte de atrás era una habitación más y había que preservar el archivo oculto, con una pared doble; Oliva construyó paredes dobles. La parte de enfrente era una ropería, pero atrás estaba el archivo de ¡Eureka!”, recuerda Jorge Gálvez, integrante de la organización de familiares de desaparecidos.

 

Ibarra de Piedra acumuló documentos desde 1969 hasta 2000. Un centenar de 100 cajas, cada una con unas diez carpetas gruesas; hay también afiches, fotografías, pancartas y toda la memorabilia de la lucha desesperada por hallar a los desaparecidos. Cuatro décadas después, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a través del Centro Cultural Universitario Tlatelolco, da al movimiento una parte de la justicia negada por años.

 

A partir de un convenio, el archivo de ¡Eureka! y del Frente Nacional contra la Represión será integrado al gran repositorio digital sobre la memoria que la UNAM prepara como parte de las conmemoraciones del Movimiento Estudiantil del 68. “Los actos de corrupción, violencia, autoritarismo —dijo Ricardo Raphael, director del CCUT— se mueven siempre en las sombras, no es cierto que son evidentes; sin embargo, siempre dejan rastro, siempre hay una fotografía, una imagen, un expediente, y con el tiempo emergen y entonces las piezas del rompecabezas muestran las cosas tal cual fueron”.

 

Unir esos “pedazos de memoria” para entender lo que sucedió y encontrar “a quien desapareció, forma parte de los propósitos del repositorio digital que arrancará el 2 de octubre próximo con unos 100 mil objetos digitalizados y en línea, no sólo del movimiento de Ibarra sino también del Archivo General de la Nación, de la UNAM o de los líderes del 68 como Raúl Álvarez Garín. “El 2 de octubre es el primer paso en la construcción de la colección; la idea es que esos objetos vayan creciendo conforme otras colecciones se vayan trabajando”, dijo Raphael.

 

En conjunto, los documentos sirven también para señalar culpables. El rompecabezas, señaló Jorge Gálvez, casi ha sido armado, “nos faltan unos nombres sobre los que hay sospecha, pero necesitamos ver el documento, el archivo es una llave de entrada. Hay nombres que se han señalado, Francisco Quirós Hermosillo, Mario Arturo Acosta Chaparro, Miguel Nassar Haro, Fernando Gutiérrez Barrios, Luis Echeverría”.

 

Gustavo Díaz Ordaz por sí solo no pudo haber fraguado lo del 68, Echeverría tampoco pudo haber implementado aquí la desaparición forzada como un ejercicio de Estado, tenía un equipo, ese equipo siempre trabajó en las sombras, por lo general son miembros del PRI y también continuó con la misma práctica Vicente Fox, Felipe Calderón y ellos precisamente no tienen la capacidad de actuar solos, es una política de terror del Estado”, afirmó Gálvez.