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Hoy es jueves, 28 de marzo de 2024

Mamá de 98 años se mudó a un asilo para cuidar a su hijo, de 80

Ada Keating decidió trasladarse a la residencia Moss View Care Home, en Liverpool, justo un año después de que su hijo Tom ingresara

Mamá de 98 años se mudó a un asilo para cuidar a su hijo, de 80

unca dejas de ser mamá!", dijo Ada Keating, una mujer de 98 años de edad que recientemente se ha mudado a una residencia de ancianos para cuidar de su hijo Tom, de 80 años. Los cuidadores del centro dicen que la pareja es inseparable y, aunque es una situación fuera de normal, afirman estar encantados y esperan hacer que su estancia sea lo más especial posible.

Ada Keating decidió trasladarse a la residencia Moss View Care Home, en Liverpool, justo un año después de que su hijo Tom ingresara. Lo hizo porque su delicado estado de salud necesitaba de cuidados adicionales. Y ahora ella ha querido ingresar para ayudar a cuidar de su hijo mayor.

Ada y Tom Keating, originalmente de Wavertree, siempre han vivido juntos, según recoge el Liverpool Echo. El señor Keating nunca se casó. A ambos les encanta pasar el tiempo juntos. Son inseparables.

Antes de su retiro, Tom fue pintor y decorador de los servicios de construcción de He Simm. Su madre, Ada, era enfermera auxiliar en el antiguo Mill Road Hospital. Ella y su difunto esposo, Harry, tuvieron cuatro hijos.

"Le digo buenas noches a Tom en su habitación todas las noches y voy siempre a darle los buenos días", contó la señora Keating a una enfermera auxiliar.

Por su parte, Tom está encantado con tener a su madre cerca:

"Todos son muy buenos aquí y yo estoy feliz de ver a mi madre más tiempo ahora que vive aquí conmigo".

Y añadió: "A veces ella me dirá: "¡compórtate!", pero es muy buena cuidando de mí".

De esta entrañable historia podemos sacar varias lecturas. Una de ellas, la más obvia quizás, es que no importa cuántos años hayan pasado que una madre siempre será una madre. Y otra, que siempre que podamos, valoremos lo que hacen nuestras madres por nosotros y disfrutemos de los ratitos con ellas. Nunca se sabe cuando ni cuanto las echaremos de menos.