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Hoy es viernes, 26 de abril de 2024

Argucias choyeras

• “Dichosísimo aquel que corriendo por entre los escollos de la guerra, de la política y de las desgracias públicas, preserva su honor intacto” Simón Bolívar


El 21 de octubre se marca un “antes y un después” en la historia de Los Cabos, el otrora segundo destino de talla internacional que tiene México, sus familias de manera organizada mostraron el hartazgo que se vive ante la creciente violencia.

 

Se pudieron ver los rostros y abrazar a aquellas mujeres, guerreras, que hoy están enfrentando día a día vivir con la ausencia de algún hijo que le fue arrebatada la vida en medio de esta locura que ahora resulta nadie sabe el origen y/o solución, pero de la que según el gobernador Mendoza todos somos culpables. La pérdida de un ser querido sin lugar a dudas es un trago amargo, imaginen el dolor de aquellas madres que en sus vientres dieron vida a esos seres que formaron y que la violencia “de alto impacto” se los quitó.

 

Ese dolor acumulado que provoca temblores del cuerpo, dobla hasta caer de rodillas y deja exhausto y sin más lágrimas que derramar. Amor de madre que enfrenta la vida día a día con valentía, porque cualquier mínimo esfuerzo las puede volver a derrumbar. Padres que quizás no de manera abierta se dan el “lujo” de expresar el dolor y solamente el dejo de tristeza les marca las miradas.

 

No importó la cifra, la realidad fue que rostros en silencio, algunos sonriendo con una marca de esperanza en sus ojos; otros con las zanjas que el dolor les ha dejado como rastro en la cara, hubo muchos que de la mano o cargando llevaron a sus hijos salieron, caminaron; en las calles de San José del Cabo el pasado sábado 21 quedó una huella, con un silencio que dijo mucho más que cualquier consigna: BASTA!!! QUEREMOS VIVIR EN PAZ!!!

 

Los Cabos, particularmente la cabecera municipal, como Usted lo ha podido ver en medios y redes sociales, se ha convertido en un escenario donde la sangre derramada no es de utilería, mucho menos las armas; los gritos de dolor de las familias que se enfrentan casi a diario a la pérdida de un ser querido no tuvieron horas de ensayo previo; son pues momentos de la vida que no te avisa serás el actor principal de la escena del día. Son todas y todos víctimas de un sistema que permite prevalezca la impunidad, injusticia, desigualdad y falta de estrategia para poder arrancar de raíz un problema que consume día a día a miles de ciudadanos.

 

La piel se enchinó cuando a una voz se entonó el Himno Nacional Mexicano, al concluir el mensaje de agradecimiento por el grupo de organizadores de la marcha, pese a los ataques orquestados desde las instancias de gobierno municipal y estatal, y sin caer en cifras triunfalistas se puede afirmar que la sociedad cumplió: sin políticos detrás del movimiento, una sola voz en silencio, un solo corazón marcando un nuevo ritmo para las familias locales, un compromiso de seguir empoderando y construyendo ciudadanía.

 

Ahora será importante conocer la reacción de los gobernantes, más allá de si continúan linchando en redes a los rostros que se vieron participando en la marcha; será interesante si tendrán la capacidad y sensibilidad de dar la cara para reconocer las fallas, informar las acciones en donde la sociedad se puede involucrar y dar una muestra de empatía al dolor que permea día a día aquellos hogares que se ven afectados ante esta escalada de violencia.

 

Les ha ganado la soberbia, al grado de pretender creer y hacer creer que no pasa nada en la entidad. Los representantes populares se han empequeñecido, sus voces no se escuchan, fue más lacerante el silencio de la mancha blanca que abarcada más de dos cuadras en pleno centro de San José del Cabo. Lejos de hacer presencia para mostrar un poco de solidaridad, pareciera corrieron a esconderse para no darse cuenta de la realidad que prevalece y mostrada con la marcha por la paz.

 

También será interesante conocer las reacciones de los empresarios locales, quienes deben estar conscientes que por más promoción turística (sin contar la brecha tan amplia de inequidad del destino para con sus trabajadores), no se podrá lograr mucho si el miedo sigue aumentando entre la población que debe recibir y/o atender a los turistas.

 

El objetivo se cumplió, ahora a esperar los siguientes pasos, para seguir construyendo comunidad; ahora a esperar, muchos de los que tienen aspiraciones irán a tocar puertas, lo interesante es no olvidar los rostros de quienes en lugar de hacer suyo el dolor y miedo, se escondieron y enmudecieron teniendo todo el foro para señalar y hasta convocar a sus representados para juntos buscar soluciones.

 

Mientras tanto la noticia de un menor de año y ocho meses que falleciera a consecuencia de estar presente en un hecho violento llega a toda la Media Península, un inocente más caído, un niño que no tuvo oportunidad de ver el mejor futuro prometido.