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Hoy es miercoles, 24 de abril de 2024

El diamante 'The Proposal', de Jill Magid no es arte: Cuauhtémoc Medina

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El diamante 'The Proposal', de Jill Magid no es arte: Cuauhtémoc Medina

CIUDAD DE MÉXICO. 

El diamante “The Proposal” que fuera hecho con las cenizas del arquitecto mexicano Luis Barragán (1902-1988) no es una obra de arte, dijo ayer a Excélsior Cuauhtémoc Medina, curador en jefe del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (Muac), tras la polémica desatada por ese diamante de 2.02 quilates, que formará parte de la exposición “Una carta siempre llega a su destino: Los Archivos Barragán” de la artista conceptual Jill Magid que podrá visitarse del 27 de abril al 8 de octubre de 2017.

La obra de arte no es el diamante... la obra de arte es la propuesta de intercambio de este diamante por la propiedad del archivo profesional de Luis Barragán que, desde 1995, permanece en Suiza” y hoy resguarda Federica Zanco”, afirmó el curador ante la ola de acusaciones que él calificó de moralistas e inocentes.

Y consideró que tras quienes se oponen a la muestra existen estructuras de intervención profesional que financian desplegados y destinan un trabajo profesional, encabezado por el comunicador Roberto Morris Bermúdez, hijo de la comunicadora y extitular de Conaculta Sari Bermúdez. “Sería interesante plantearse quién paga esos desplegados y cómo se sostiene este proyecto porque Roberto Morris Bermúdez no está fuera de un radio de relaciones” , expresó.

Por otro lado, Medina aseguró que ni el curador ni este periodista pueden definir lo que es arte. “Me parece que ni tú ni yo, tenemos derecho a definir qué es una obra de arte. Es un asunto que estamos discutiendo entre varios miles de millones de personas, una materia que claramente está abierta”.

Y añadió: “Lo que sí puedo decirte sobre este caso, es que esta pieza ocurre bajo la lógica de la intervención, donde la obra es más bien la alteración de una institución, de una práctica social o de una estructura de poderes mediante un gesto, objeto o investigación”.

El curador reconoció que él propuso esta exposición al Muac para ser montada en 2018. “Nos pareció relevante dedicarle una exposición monográfica a la artista Jill Magid, a partir de la discusión que yo veo un poquito fuera de la delicadeza y la precisión sobre arte, que ocurrido desde la segunda mitad del año pasado”.

¿Qué pasará con la pieza si el intercambio con Federica Zanco no se consuma?, se le inquirió a Medina. “Esa pieza está planteada para recuperar el archivo que está en Suiza desde 1995. Pero como en toda negociación, una oferta no puede evaluarse hasta que sea cerrada o rechazada. Y eso sólo le corresponde a Zanco”.

El hecho es que la oferta tendrá una vigencia de tres años, precisó, pero como este diamante no puede tener un destino comercial -como en una galería-, si este intercambio no se consumara... el anillo se incorporaría a los documentos del archivo Barragán, aunque su destino final estaría en mano de los familiares que autorizaron la creación de esta pieza.

Cuauhtémoc Medina se reconoce como un curador “oldschool”, de la vieja escuela. Así que su acercamiento a las obras de arte, lleva un orden: “Primero las veo como obras de arte y luego paso a discutirlas. Así que me sorprende que éste no sea un valor que comparta con buena parte de mis colegas”, consideró entre risas.

“DOCTRINA VOLPI”

El curador en jefe del Muac aseguró que las críticas en torno a esta exposición hay algunos problemas. “Uno es la renovación de una muy baja pasión local, que consiste en convertir los debates culturales en chantajes sobre la autoridad política. Eso me parece totalmente inadecuado”.

En particular, lamentó la persecución de funcionarios públicos en Guadalajara, por lo que se perdió de vista en todo momento que lo que no está prohibido... está permitido. “Y, para mí, éste un principio básico de convivencia social”.

¿Qué panorama observa? “Vamos a presentar esta exposición y hay que dejarlo claro: vamos a presentar, por primera vez, el conjunto de las operaciones que Jill Magid en torno a los archivos Barragán, proyecto que trabaja desde 2013”.

Otro vicio de la opinión pública, expresó, tiene que ver con el hecho de presionar a la autoridad de las instituciones culturales o a la autoridad política académica del rector Enrique Graue para modificar la programación de un museo y el contenido de ciertas obras artísticas, razón por la cual celebró la “Doctrina Volpi”, que le dio al Muac la responsabilidad y la autoridad sobre su programa de exposiciones, sin ser sometidos a la censura.

¿Consideraría que este caso ejemplifica la falta de interés original por el archivo Barragán? “Eso no es cierto. Sí hubo intentos de la UNAM y de Conaculta para adquirirlo, pero el valor de venta fue de 2.5 millones de dólares y no se consiguió”.

Lo cierto es que al día de hoy, no hemos logrado que el aparato público, las cámaras de Senadores y Diputados establezcan presupuestos para adquirir archivos de estas dimensiones. Esto es un problema internacional y es muy serio porque las instituciones culturales no pueden competir con los coleccionistas privados y las corporaciones. Eso es un problema serio que sigue pendiente”, concluyó.