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Hoy es viernes, 29 de marzo de 2024

Centro Cultural Estación Indianilla, una década

Celebra con la muestra retrospectiva ‘El mundo mar del tiempo’, del artista Roger von Gunten Agencia CIUDAD DE MÉXICO.- Roger von Gunten (1933) vio por primera vez el mar cuando tenía 19 años, porque su n

Centro Cultural Estación Indianilla, una década

  • Celebra con la muestra retrospectiva ‘El mundo mar del tiempo’, del artista Roger von Gunten
Agencia CIUDAD DE MÉXICO.- Roger von Gunten (1933) vio por primera vez el mar cuando tenía 19 años, porque su natal Suiza no tiene costas y durante la Segunda Guerra Mundial no podía ir a ninguna parte, cuenta. “La horizontal absolutamente pura del mar me impresionó enormemente”. El pintor y escultor naturalizado mexicano en 1980 alimentó por años su fascinación por el mar a lo largo de sus viajes y la fue vertiendo poco a poco en sus cuadros de color verde-azul con burbujas-olas, peces, algas y mujeres-sirenas. Este es uno de los temas del apasionado de la botánica, la música clásica y la astronomía que se podrán admirar en la exposición El mundo mar del tiempo, que reúne unas 70 obras confeccionadas por el artista durante medio siglo. Con la inauguración de esta retrospectiva de uno de los integrantes de la Generación de Ruptura, el Centro Cultural Estación Indianilla festejará el próximo sábado su primera década de vida.
“Para mi es uno de los grandes pintores y, a la vez, uno de los artistas menos comprendidos en el país. Se ha reconocido poco el valor de su obra y se le tiene en un abandono general. Ha creado en México desde hace más de 50 años y él se considera más mexicano que el mole, pero tiene un trabajo universal de altísima calidad”, comenta Isaac Masri.
El director fundador de Estación Indianilla, espacio que abrió sus puertas el 25 de noviembre de 2006 como “un museo vivo y un centro integral de cultura”, considera que con esta muestra de Von Gunten están “tirando la casa por la ventana” para celebrar su décimo aniversario. Y anuncia que, además, entregarán al egresado de la Escuela de Artes y Oficios de Zúrich, que exhibió por primera vez en México en 1957, el Cuarto Premio Anual Estación Indianilla 2016, galardón que en sus anteriores ediciones ha sido otorgado al sociólogo Pablo González Casanova, al músico Mario Lavista y al artista plástico Gabriel Macotela. Expansión del color “Estructuras que casi parecen musicales, sin contorno, con aplicación directa de colores”. Así describe Roger von Gunten sus cuadros más recientes, cúspide de la evolución de un lenguaje que comenzó con lo figurativo, pasó por lo realista y ahora llega a “una abstracción donde deja que se expanda el color”. El pintor de origen suizo define su exposición El mundo mar del tiempo como “50 años de mucha biodiversidad” y dice que está contento porque no había presentado una retrospectiva desde 1989, en el Museo del Palacio de Bellas Artes. Quien estudió grabado en metal en la Universidad Iberoamericana afirma en entrevista vía telefónica desde Tepoztlán (Morelos), donde tiene su casa en medio del bosque, que el Indianilla es el lugar ideal para compartir su obra con un nuevo público. “Es un espacio muy singular y bello. Es ideal: hay mamparas, rincones, ángulos inesperados, y todo esto ayuda a hacer un buen trabajo de museografía. A ver cómo se ven las pinturas junto a las máquinas que hay en el lugar”, agrega refiriéndose a la batería que nutría al taller donde se reparaban los tranvías de la ciudad. Para el ganador de la Medalla Bellas Artes 2014, la pintura también es un arte del tiempo, no sólo del espacio. “La música es un arte en el tiempo y la pintura lo es en el espacio; pero, de forma paralela, un cuadro no se hace en 15 minutos o en dos días, uno puede trabajar en él un año, entonces también hay un componente tiempo”, explica. Un proyecto extra-muros El Centro Cultural Estación Indianilla nació hace una década en un inmueble con una historia singular: en el terreno que hoy ocupa la calle Claudio Bernard, en la colonia Doctores, estaba el patio de reparación de los tranvías jalados por mulitas en 1880. Y, al sustituir los tranvías de tracción animal por los de electricidad, ya en el siglo XX, la Compañía Limitada de Ferrocarriles del Distrito abrió el taller para su construcción y mantenimiento. Tras cerrarse la estación, al llegar la modernidad, el edificio que permaneció olvidado durante 20 años y sirvió de bodega para resguardar 18 mil cajas de archivo muerto del gobierno capitalino se transformó en un centro cultural que dio cabida al Museo Frida de Juguete Arte-Objeto, talleres de litografía, grabado y encuadernado y foros para presentaciones de libros, conciertos y obras escénicas. El museo comenzó con un acervo de 600 juguetes, pero, tras la donación a distintas instituciones de niños con capacidades diferentes, actualmente se exhiben unas 450 piezas, aclara Isaac Masri.
“Estamos contentos de llegar a estos diez años, después de hacer cosas importantes: los homenajes y exposiciones de Leonora Carrington; las muestras de Manuel Felguérez, Vicente Rojo, Gabriel Macotela, Miguel Ángel Alamilla, Fernando González Gortázar. Hemos tenido exposiciones de primerísimo nivel”, afirma.
El promotor cultural detalla que han compartido proyectos con los mejores museos del país, como el Museo del Palacio de Bellas Artes y el MUAC; además de iniciativas como Indianilla y la calle e Indianilla y Reforma, paseo donde se exhibieron bancas y campanas monumentales hechas por artistas destacados. Lugar especial ocupó la promoción de la Pérgola Ixca Cienfuegos, obra de Rojo en homenaje al escritor Carlos Fuentes, que, después de cinco años de espera, se inauguró en 2014 sobre la avenida Ejército Nacional.