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Hoy es domingo, 5 de mayo de 2024

Lo poético va hacia lo social en la exposición 'Gravedad'

CIUDAD DE MÉXICO. Las curadurías de Michel Blancsubé se caracterizan por una atención puntual en el modo en que se relacionan las obras con el espacio en donde son exhibidas. Tal es el caso de Gravedad, en Casa del La

Lo poético va hacia lo social en la exposición 'Gravedad'

CIUDAD DE MÉXICO.

Las curadurías de Michel Blancsubé se caracterizan por una atención puntual en el modo en que se relacionan las obras con el espacio en donde son exhibidas. Tal es el caso de Gravedad, en Casa del Lago, que en palabras del curador, parte de una yuxtaposición de piezas que apuntan a una reflexión política y social en tensión con obras de índole más poético, pensadas para exhibirse específicamente en la Casa. “Quería realmente saturar el espacio y que tuviera muchas piezas”, comenta el curador.

Tanto los temas como la relación con el espacio fueron pautas curatoriales exploradas también en la muestra True Story, que tuvo lugar el año pasado en la galería Proyectos Monclova. “Yo creo que las dos exposiciones tienen la misma energía. El mismo tipo de impulso”, explica.
Al entrar, apuntando en apariencia a lo poético, se encuentra el texto de sala escrito en un lenguaje ilegible; creado por Carlos Amorales en colaboración con Iván Martínez, ni siquiera el título de la muestra se salva de la intervención. El vocabulario para traducir el texto al español fue publicado en este diario el 14 de marzo bajo el título Manifiesto Emoticón, donde sus creadores hacen alusión a un terremoto, a un tsunami y a un incendio en la ciudad de Lisboa en el Siglo XVIII. Las catástrofes son utilizadas por los artistas para explicar el extrañamiento que sucede en un espacio al ser modificada su aparente normalidad: “lo familiar, cuando está fragmentado, perturba”, escriben. Bajo esta lectura, lo que aparentemente aparece como un ejercicio de poesía visual toma un rango político, pues la intervención no sólo ocurre en la hoja de sala. Toda la señalética del museo, todos los correos institucionales, todas las hojas de sala y fichas de las demás exposiciones se encuentran intervenidas por el vocabulario del artista, lo cual hace evidente el marco epistemológico e institucional que hace vivir a una muestra más allá de las obras. Blancsubé comenta que pensó que la institución frenaría la propuesta de Amorales, sin embargo, el curador de la institución, Víctor Palacios, y Julieta Giménez, directora del recinto, apoyaron la realización de la pieza hasta sus últimas consecuencias. Además de Amorales, los artistas que participan en la muestra son Malachi Farrell, Sofia Goscinski, Jean-Luc Moulène, Fernando Palma Rodríguez y Jean-Marie Perdrix. El curador menciona que le gusta exhibir piezas de artistas que conoce y con los que ha trabajado anteriormente. A lado de la críptica hoja de sala, se encuentra sobre el suelo la parte baja de un cadáver de un perro, está muerto pero no es un cadáver, es una escultura realizada a partir de una aleación de cobre, carbón, huesos y cenizas realizada por Jean-Marie Perdrix, quien ha trabajado en Burkina Faso, lugar donde es común que el animal se sirva en platillos. El curador indica que no es el único resto animal en la sala; a la entrada, empotrado sobre el techo, está un huevo de toro con un ojo, que encuentra su par en la tercera sala, realizada por el mismo artista. En la segunda sala hay otra pieza, una cabeza de caballo hecha con piel de cabra. Frente al perro está una pintura abstracta de Sofia Goscinski donde, sobre un fondo negro, se enmarca entre brochazos blancos una mancha larga y rosa que termina en forma circular. Al cuestionar al curador sobre la elección de las piezas en esa sala, comenta: “yo siempre hacía la distinción entre arte contemporáneo y arte moderno diciendo que los artistas contemporáneos firman por atrás o no firman y los modernos firmaban por enfrente. Pero mira, estamos ante una pintura de una artista contemporánea que firma por enfrente”, explica. Su comentario enfatiza la profunda atención a las piezas que la curaduría propone al espectador, a quien se le deja la responsabilidad de realizar las constelaciones de sensación y sentido. En la muestra, además de la tensión entre lo poético y la violencia, hay un tercer elemento que se repite, se trata de máquinas que se mueven en las tres salas principales. En la segunda sala se encuentra la pieza Strange Fruit (MO-Famille Farrell-12(c) aurelien mole), de Malachi Farrell, que consiste en una pila de tenis y zapatos bastante usados colgados desde el techo. Las puntas desgastadas de algunos de ellos se abren y se cierran, arrojando luz al exterior. Cuando llegamos a ver la obra, Blancsubé se da cuenta que ha pasado algo con el sonido, la música que forma parte de la escultura cesó, me comenta que no han pasado ni 10 días y ya hay una pieza rota y una descompuesta. El curador se tranquiliza y me cuenta que el artista Fernando Palma conoce a Malachi, quien le puede dar instrucciones para repararla. Palma tiene también una obra que se mueve a partir de una máquina, se trata de la Agonía de Quetzalcóatl, una escultura hecha con hojas de maíz que en cada ojo porta una mazorca que rota incesantemente. Al ver la pieza el curador me dice que los olotes colocados al final de la cola del que una vez fue dios, hacen alusión a los 43 desaparecidos de Ayotzinapa.   ¿Dónde y cuándo?
  • Gravedad
-          Se exhibe hasta el 29 de mayo en Casa del Lago, ubicada en Bosque de Chapultepec Primera Sección S/N, Miguel Hidalgo.