Ricardo Anaya será el próximo
presidente nacional del PAN, luego de los comicios internos de ayer. Es un político joven y talentoso, y no creo que apueste por la ruptura interna, que es una posibilidad que se aleja en el blanquiazul. Su elección es acertada, su rival de ayer, Javier Corral, es un político que hubiera llevado al desastre al panismo, un político que no ha ganado ni una de las elecciones en las que se ha presentado, fácil para el agravio y difícil para mantener su palabra, pero cuyos compromisos pasan por una agenda muy lejana a lo que realmente podría, o debería ser, Acción Nacional.
El PAN sabe su camino, al PRD se lo muestran
No creo que Anaya termine convirtiéndose, como algunos han dicho, en un simple peón de Gustavo Madero. Al contrario, creo que a partir de hoy el presidente saliente del PAN navegará con sus propias velas y tendrá que decidir muy bien si apostará por la coordinación de su grupo parlamentario en la Cámara de Diputados, si buscará Chihuahua, o si se mantiene como aspirante a la candidatura presidencial de 2018. Para las dos primeras opciones tiene posibilidades y también adversarios de consideración, para la tercera no veo que pueda llegar sin una ruptura seria del partido.
Para recomponer la relación con otros
sectores del PAN, como los cercanos a la precandidatura de Margarita Zavala, Anaya tendrá que abandonar la línea de agravios políticos y distancia que mostró Madero (y que no le dieron réditos ni políticos ni electorales) y comenzar a domar sus propias decisiones.
Buena parte de éstas se tendrán que mostrar pronto. En la designación del coordinador del grupo parlamentario en la Cámara de Diputados, una decisión personal del presidente del partido, que es a donde quiere llegar Madero (y posiblemente exista un acuerdo con Anaya y Moreno Valle para ello) e inmediatamente después, en la estrategia para las elecciones del año próximo, en la cual uno de los puntos centrales será si se establecerán, como se hizo hace seis años (en una decisión que tuvo éxito, pero profundizó las diferencias internas), alianzas con el PRD en alguno o varios de los 12 comicios estatales.
Con todo, después de la elección de Ricardo Anaya, si no se equivocan en las decisiones centrales y él no abandona el camino de la unidad (por lo menos entre quienes quieran mantenerla), creo que Acción Nacional puede estar mejor preparado para enfrentar el futuro.
Algo que todavía le falta
procesar al PRD. Tiene que decidir qué hará con su dirigencia, pero también qué línea seguirá, cómo definirá un perfil que lo haga realmente competitivo.
La semana pasada, en
referencia al PRD, recordábamos a Séneca que decía que cuando una nave no sabe cuál es su destino, ningún viento le es favorable. La mejor demostración la tuvimos unos días después cuando el gobernador electo de Michoacán, el perredista Silvano Aureoles, invitó a López Obrador a “gobernar” el estado, a ser parte de su administración, alabando su liderazgo, etc., etc. La respuesta de López fue mandarlo al diablo.
No puede un gobernador electo por un porcentaje alto de votos, como Silvano, con el respaldo de su partido, invitar a un rival que, lo menos que ha dicho de los perredistas es que son traidores y corruptos y que en esos mismos comicios apenas obtuvieron 3.5% de los votos. El PRD, si quiere tener destino, tiene que buscarlo lejos de Morena, porque acercarse a Morena significa que el PRD termine devorado, ya no hegemonizado, por el lopezobradorismo. La última oferta de Morena al PRD lo hace evidente: le ofrece trabajar juntos en el DF, “si el PRD reconoce que hizo fraude” en las pasadas elecciones capitalinas, o sea si el PRD se suicida.
El desprecio de López Obrador a la proposición de Silvano, y la oferta envenenada de Morena para el DF, tienen, sin embargo, un enorme beneficio: le demuestran al PRD que nada lo une ya a Morena, al contrario, es su principal adversario y a partir de allí el PRD debe buscar su dirigencia y su camino. Y como ocurre con Anaya y el PAN, él mismo terminará de definirse con la política que adopte para los comicios de 2016.
Mientras tanto, hoy se registran y el jueves terminarán tomando posesión, Manlio Fabio Beltrones y Carolina Monroy del Mazo, al frente del PRI. El tricolor ha librado muy bien esta etapa que era clave para su futuro. Lo hace sin fricciones serias, sin rupturas, y con objetivos claros. El desafío de Beltrones es el mismo que el de sus adversarios: los comicios de 2016, en los que todas las amenazas que se han sorteado con éxito en su designación, volverán a estar presentes, pero en el plano local.
A la bienal de Venecia
El cortometraje En defensa propia, dirigido por Mariana Arriaga y producido por Jacobo Salomón, dos jóvenes de 24 años egresados de la Universidad Iberoamericana, ha sido seleccionado para participar en la sección Orizzonti de la Bienal de Venecia, un trabajo notable sobre la decisión que tiene que tomar un médico en una situación extrema, en lucha con visiones absolutamente contrarias respecto a la actitud ante la vida.