• Diputados de Morena y PT presentan reforma que propone acciones para evitar el abandono del campo y fortalecer la cultura regional.
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La Paz, Baja California Sur.—
Entre aplausos, reproches y un ambiente de hartazgo acumulado, decenas de
rancheros, pescadores y habitantes de zonas rurales acudieron al Congreso del
Estado para respaldar la iniciativa que plantea reconocerlos, por primera vez,
como comunidades originarias de Baja California Sur (BCS).
La propuesta fue presentada
por los diputados Sergio Ricardo Huerta Leggs (Morena) y Fernando Hoyos Aguilar
(PT) y se turnó a la Comisión Permanente de Puntos Constitucionales y de
Justicia.
Su discusión podría modificar
la manera en que se entiende la identidad sudcaliforniana dentro del marco
constitucional.
·
Un
reclamo que llega desde la sierra y las costas
Guillermo Trasviña, presidente
de la asociación civil Rescate de los Pueblos, sus Tradiciones y su Economía,
encabezó una delegación que ingresó al Congreso. Afirman que no buscan un gesto
político, sino corregir lo que consideran una deuda histórica.
“Nos invisibilizan. Venimos
por un reconocimiento que debió llegar hace décadas”, sostiene. Agrega que la
ley estatal en materia indígena y afro excluye a quienes descienden de las
culturas ranchera, de costas y agrícola, pese a su aportación en el poblamiento
y defensa del territorio.
“La SCJN ya declara
inconstitucional esa ley por violentar nuestros derechos”, recuerda.
El reclamo rural, sin embargo,
va más allá del texto legislativo. Para ellos se trata de evitar que continúe
el desplazamiento silencioso de familias, el abandono de ranchos y la pérdida
de tradiciones que han sobrevivido en condiciones adversas.
·
¿Qué
propone la reforma?
El proyecto incorpora varios
cambios al articulado constitucional:
-Reconocer como comunidades
originarias a los descendientes de quienes heredaron tierras ex misionales.
-Ordenar al Estado promover
políticas públicas que fortalezcan la vida rural y reduzcan desigualdades.
-Establecer el derecho
ciudadano a proteger identidad, costumbres y tradiciones.
-Incluir un deber cívico:
participar en la preservación del patrimonio cultural y ecológico.
-Ampliar obligaciones
municipales para que promuevan la identidad de cada comunidad.
-Añadir al artículo 6° la
obligación del Estado de difundir la cultura regional.
La reforma también obliga al
Congreso a emitir una ley reglamentaria en un plazo máximo de 18 meses.
·
Sector
reducido, pero decisivo
La exposición de motivos
reconoce que el 91% de la población del estado vive en zonas urbanas, mientras
que cerca de 72 mil personas permanecen en áreas rurales. Aun así, los
legisladores sostienen que el peso histórico y cultural de estos grupos es irremplazable.
Para Trasviña, no se trata
sólo de identidad:
“Estamos perdiendo tierra,
agua e historia. Cada vez que privatizan un pedazo de costa o de sierra,
perdemos todos”, afirma al denunciar políticas de planeación territorial que,
asegura, ponen en riesgo a pequeños productores y ejidatarios.
Hasta ahora, ninguna autoridad
estatal o municipal responde de manera oficial a estos señalamientos.
Además, el proceso legislativo
ocurre en medio de una tensión creciente por el manejo del agua, las áreas
naturales protegidas y la expansión inmobiliaria en zonas rurales y costeras.
“No queremos que quede
guardado en un cajón”, afirma Trasviña.
Al cierre de la jornada,
Trasviña lanza un mensaje: “Convoco al pueblo de Baja California Sur a defender
nuestra tierra. No queremos una reforma bonita en el papel; queremos una
reforma viva”.