• Habitantes de La Ventana, El Sargento y Agua Amarga exigen que la regulación del turismo con orcas priorice a quienes viven del mar y no a empresas externas que los han aventajado en el esquema inicial.
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Emilio Avendaño
La Paz, Baja
California Sur.- A tres meses desde que entró en vigor el primer Plan de Manejo
Tipo para el Avistamiento y Nado con Orcas en México, la Secretaría de Medio
Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) modificó su esquema de permisos tras
reconocer que la distribución original dejó fuera a prestadores de servicios
locales.
La autoridad
federal confirmó la emisión de 10 permisos adicionales para incluir a
habitantes de las comunidades de La Ventana, El Sargento y Agua Amarga que
habían sido excluidos del primer listado de 50 autorizaciones. La decisión,
revelada por la directora estatal de la dependencia, Cristina González Rubio
San Vicente, corrige uno de los principales motivos de inconformidad y abre un
proceso de diálogo con las comunidades.
“Ya se dieron
los 50 permisos que en su momento se planteó, de estos se otorgaron 40 a
personas de la comunidad y otros 10 que, desafortunadamente, no son de personas
de la comunidad. Esto fue el principal descontento por parte de la comunidad y
que entendemos perfectamente”, explicó González Rubio en entrevista para Causa Natura Media.
“Nos
comprometimos a dialogar con la Dirección General de Vida Silvestre para que
esos 10 que no fueron dados para la comunidad se repongan a gente de la
comunidad”, agregó.
González
Rubio reconoció que el reclamo es “genuino” y que el conflicto exhibe una
limitación de la propia normatividad ambiental. Apuntó que la ley actual impide
otorgar prioridad a las comunidades locales pues las autorizaciones se evalúan
bajo los mismos criterios para todos los solicitantes.
Desde las
oficinas centrales “no siempre se alcanza a entender el contexto local”, dijo,
por lo que considera necesario revisar la normativa para permitir que los
beneficios recaigan primero en los habitantes locales.
El plan
vigente del 1 de agosto de 2025 al 31 de julio de 2026 regula por primera vez
en el país la interacción turística con orcas silvestres. Establece distancias
de seguridad, horarios, límites de embarcaciones y protocolos de monitoreo
satelital.
Esta clase de
delfín, cuya presencia en la bahía de La Ventana se ha vuelto un atractivo
turístico en ascenso, motivó el ejercicio piloto impulsado por Semarnat de
ordenar los avistamientos que crecían sin regulación formal.
La comunidad
aceptó el plan “porque no quedó de otra”, explicó Heriberto Rosas, actual
presidente de la Mesa Directiva Prestadores Turísticos Pueblos Unidos que
agrupa a La Ventana, El Sargento y Agua Amarga. “Nos dijeron que era un plan
piloto y que ya venía desde la Ciudad de México, que no se podía cambiar nada
por ahora. Pues no había más que agarrarlo así, aunque no sirva”, relató.
El dirigente
reconoce que la falta de presencia de orcas en esta temporada; la imposición de
fechas de arranque del plan de avistamiento y nado; y la obligación de tomar
capacitaciones sin consulta a las comunidades “complican mucho las cosas”, ya
que buena parte de los capitanes no logran cumplir el nuevo esquema.
Un cambio de
vida con obstáculos estructurales
El paso de la
pesca al turismo ha significado para estas comunidades costeras un cambio de
identidad y sustento. Muchos de los actuales capitanes son antiguos pescadores
de tiburón o de mobula que ante las bajas de la pesca buscaron en el
avistamiento de fauna una forma de ganarse la vida.
“A la pesca no quiero volver. Fue una etapa muy
difícil... esto [el turismo] es seguro, sacas un cliente aunque veas o no veas
cosas... pero si siguen dándonos la espalda, regresamos a la pesca, aunque
tampoco queremos eso”, afirmó Alfredo Rojas, un capitán de Agua Amarga de quien
se ha guardado su verdadero nombre.
La implementación del plan exhibió la falta de
acompañamiento en la transición al turismo
de los pescadores. Alfredo resume la frustración de muchos por el
esfuerzo de años para conseguir una lancha y adaptarse al nuevo modelo que
terminó en la exclusión de los permisos.
Uno de los
compromisos establecidos fue la capacitación obligatoria en seguridad y
primeros auxilios para capitanes y guías. Hasta ahora ya se ha impartido uno de
10 cursos programados. Éste tuvo costo por ser impartido por un privado
acreditado por Protección Civil.
Los costos de
los cursos han sido un punto de tensión con la comunidad y la renuencia a pagar
montos que rondan en los 5 mil 800 pesos también ha permitido que foráneos se
adelanten en la obtención de permisos, acusan los pescadores.
Frente a esa desigualdad, las comunidades tomaron el
control sobre las rampas y accesos a las embarcaciones. “Aquí el pueblo manda,
cuando menos, la lancha que salga de aquí tiene que ser de aquí. La gente que
es de fuera no la vamos a dejar salir para lo de orcas”, afirma Rosas.
Sin embargo,
los cursos son obligatorios para mantener los permisos. “Hay términos y condicionantes que están plasmados
en su autorización. El curso de capacitación y el sistema de monitoreo
satelital son obligatorios. Si no las cumplen es motivo para que en una segunda
temporada no sean beneficiarios de permiso", dijo González sobre esta
autorización que dura un año.
La funcionaria
apuntó que se apoyan en el Ayuntamiento de La Paz a través de la dirección de
Turismo para evitar que la mayoría de los cursos tengan costos, al tiempo que
pescadores locales piden que sea la Cruz Roja u opciones más económicas la que
imparta los mismos.
·
La organización como respuesta
En aras de
fortalecer la comunicación con los líderes comunitarios, la Semarnat acompañó
la elección de una mesa directiva. Un comité de vigilancia participativa
conformado por miembros de las tres localidades recibirá capacitaciones de
Profepa.
La mesa
directiva comunitaria está integrada por ”puros locales”, aclaró Rosas. Una
petición realizada por 34 pescadores de la zona fue entregada a Cristina
González Rubio el 17 de octubre.
El documento
plantea que se otorgue prioridad a los habitantes originarios de Agua Amarga,
El Sargento y La Ventana frente a foráneos; que se retiren los permisos
concedidos a empresas externas; que toda operación foránea se realice
contratando únicamente personal local, y que se reconozca el papel de los
pobladores como quienes “comparten una genuina vocación de servicio hacia su
comunidad y conocen de primera mano la problemática que los afecta”.
“Si siguen
trabajando empresas de fuera, el beneficio se va a ir para afuera”, advirtió
Rosas, pese a que los locales “han vivido toda su vida del mar y son los que
realmente conocen cómo hacerlo”.
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Juventudes se
involucran en el “blindaje” de su bahía
Entre las
nuevas figuras que emergieron de la problemática destaca Víctor Flores, joven
de 23 años de edad residente de La Ventana que ha encabezado el proyecto de
propuesta de una Unidad de Manejo Ambiental (UMA) marina.
Las UMA son
espacios legalmente registrados donde se aplican planes de manejo autorizados
por la Semarnat. Su fin principal es conservar los ecosistemas y las especies
que los habitan, aunque también pueden destinarse a actividades de
restauración, investigación, educación ambiental o aprovechamiento sustentable.
El esquema
contempla un comité financiero con representantes de las tres comunidades,
encargado de decidir colectivamente el uso de los recursos: desde mejorar la
rampa de desembarque hasta financiar embarcaciones de vigilancia.
Según Víctor
Flores, el propósito es que los planes de manejo sean diseñados y administrados
por los propios habitantes para impedir que intereses externos controlen lo que
pertenece a La Ventana, El Sargento y Agua Amarga.
“Era el
principal problema aquí en la comunidad que otras personas de fuera, vinieran y
quitaran este trabajo a los locales. Esa preocupación justamente fue lo que
pasó… Varios prestadores de servicios turísticos de la comunidad quedaron fuera
desde el comienzo, y hubo personas que se aprovecharon de eso”, señaló Flores.
·
Un proceso en
curso
Entre los
requerimientos del plan de manejo con orcas se incluye la instalación de
sistemas de monitoreo satelital en las embarcaciones autorizadas, con el fin de
asegurar su localización y seguridad en tiempo real.
González
Rubio explicó que el modelo aún se evalúa y será consensuado con las
comunidades. Éste podría replicar esquemas ya aplicados en el avistamiento de
tiburón ballena o en áreas naturales protegidas.
“Queremos
tener una reunión con los compañeros permisionados para que vean los ejemplos
y ellos van a decidir con qué sistema se
van a quedar. Estos sistemas representan un costo para ellos, algunos son
mensuales y otros anuales".
Los sistemas
de monitoreo también derivarán en bases de datos ecológicos. “Vemos mucho valor
en tener automatizada la generación y recopilación de datos... el plan de
manejo establece que los prestadores registren todo lo que observan, no nada
más de orcas, sino de toda la megafauna que habita la zona del Sargento y La
Ventana”, explicó la funcionaria.
Sobre el
anuncio de diez permisos adicionales por parte de Semarnat, Rosas confirma que
la comunidad fue notificada, pero aún sin resultados concretos: “Sí, nos
dijeron eso, pero no ha habido entrega”.
Aun así, el
dirigente mantiene un tono conciliador hacia la autoridad estatal. Por su
parte, Semarnat asegura que “se ha ganado la confianza” y que el diálogo
continúa.
Así el
proceso de nado con orcas en Baja California Sur ha abierto un precedente sobre
la regulación ambiental y turística que sólo puede sostenerse si es construida
con las comunidades que viven del mar.
“Estamos
desconcertados, creíamos que el banderín iba a ser un beneficio muy grande y al
parecer nos está limitando. Nos metió en problemas”, concluyó Rosas.
Ante esa
realidad, la comunidad ha decidido mantenerse firme: si en la siguiente
renovación los permisos vuelven a beneficiar a externos, “vamos a tener que
hacer algo más serio, más contundente”, concluyó el dirigente. “Con el pueblo
todo, y sin el pueblo nada”.
* Este
artículo fue publicado originalmente en Causa
Natura Media.