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Hoy es jueves, 19 de junio de 2025

Callo de hacha en Bahía de Kino, la hazaña de pescar y repoblar el mar al mismo tiempo

• Hoy tienen una producción estable gracias a la implementación de una Zona de Manejo Integral para el recurso, e implementan un sistema de etiquetas para garantizar la trazabilidad de sus productos.

Callo de hacha en Bahía de Kino, la hazaña de pescar y repoblar el mar al mismo tiempo

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La Paz, Baja California Sur.- Un grupo de pescadores en Bahía de Kino, Sonora, no se sumerge a bucear solo para pescar, sino para cumplir el reto de repoblar una zona productiva de antaño de callo de hacha, que se convirtió en un desierto a causa de la sobreexplotación.

 

Hoy tienen una producción estable gracias a la implementación de una Zona de Manejo Integral para el recurso, e implementan un sistema de etiquetas para garantizar la trazabilidad de sus productos, contar su historia y concientizar a los consumidores sobre el esfuerzo detrás de su alimento.

 

·        Consolidación de la cooperativa

Después de participar en el encuentro De pescador a pescador en 2006, una iniciativa de la organización civil Niparajá que reúne a pescadores de todo el país para el intercambio de experiencias, los pescadores de Bahía de Kino quedaron revolucionados por las iniciativas de otros pescadores organizados.

 

Fue tanto el impulso que en el 2007, 17 pescadores libres se juntaron y crearon la cooperativa Jóvenes Ecopescadores con el acompañamiento de la organización Comunidad y Biodiversidad (COBI), dedicada a la conservación marina y el manejo sostenible de los recursos pesqueros.

 

En el 2009 obtuvieron los permisos de pesca comercial para callo de hacha, sin embargo, para ellos era evidente que no se podía seguir capturando la especie sin contrarrestar la sobreexplotación.

 

“Era una pesca libre, sin veda, y fue muy explotada desde los años 90 hasta la fecha.  Vimos la decadencia del producto, la escasez por la sobreexplotación y el mal manejo que tenía, y que tiene todavía. Cuando empecé a bucear en el 2003 sacábamos entre 30 ó 40 kilos en una jornada de tres horas, rápido. Ahorita sacas cuatro o cinco kilos desde las ocho de la mañana hasta las tres de la tarde”, señaló Daniel Torres, presidente de la cooperativa.

 

La sobreexplotación sólo frenó hasta el 2021 cuando se estableció una veda para restringir la pesca durante la temporada reproductiva de la especie que va del 1 de julio al 30 de noviembre en Bahía de Kino, además de una cuota de captura.

 

La captura de callo de hacha se lleva a cabo en el noroeste del país, principalmente, en Baja California Sur, Baja California y Sonora, donde el estatus de la especie es “aprovechado al máximo sustentable”, de acuerdo con la Carta Nacional Pesquera.

 

Por esta situación, la cooperativa se planteó una producción 100% sustentable. Eso implicaba repoblar la especie para que su captura no abonara a la sobreexplotación y así mantener estable tanto la población de la especie como la producción.

 

“Está muy sobreexplotado el recurso, pero nos hemos dado cuenta de que es muy noble porque si lo dejas y lo cuidas si se recupera”, señaló Torres.

 

·        Repoblamiento

A finales de mayo y principios de junio, Torres se lanza al mar con una manguera de oxígeno. Alguien a bordo se encarga de pasarle un ancla y un colector de larvas que él fija en el fondo marino, mientras otro pescador a cargo del motor registra el punto en el GPS.

 

Así colocan alrededor de 120 colectores que dejan por tres meses en el mar, después los llevan a la orilla donde seleccionan la semilla del callo de hacha y devuelven al mar las de otras especies.

 

Por último, las semillas se colocan en unas cajas tipo nestier en el mar, y cada mes las monitorean hasta que llegan a un tamaño de entre 8 y 10 centímetros, que es cuando están listas para ser sembradas aproximadamente en el mes de enero.

 

Les ha tomado años lograr un proceso exitoso. Al inicio el porcentaje de mortalidad era del 50% en las especies que sembraban, pero basados en sus experiencias fueron modificando la técnica y los tiempos para disminuir la mortandad que actualmente ronda entre el 5 y 10%. Al año siembran alrededor de 500 callos de hacha.

 

En 2013 la cooperativa obtuvo un permiso de pesca de fomento para callo de hacha, cuya finalidad es la investigación, el estudio y la conservación de los recursos. El permiso abarca 25.9 hectáreas donde desarrolló su propio instrumento de manejo pesquero llamado Zona de Manejo Integral.

 

Con el conocimiento de los pescadores, decidieron que la Zona sería de refugio con dos áreas: una de maricultura, donde ponen los colectores y siembran el callo de hacha; y otra de pesca. En ambas se repobla y se captura callo.

 

 

Actualmente, la cooperativa Jóvenes Ecopescadores es la única en el Golfo de California que hace repoblamiento de callo de hacha y con resultados positivos. Esto lo han comprobado a través del monitoreo biológico submarino que hacen en el polígono y en sus alrededores para conocer la biomasa de la especie.

 

“En el primer monitoreo que hicimos de toda la zona no encontramos ningún callo. Al siguiente año, cuando empezamos a trabajar, teníamos 100, y en el 2018, cuatro años después ya teníamos como 10 mil. En los últimos monitoreos hemos encontrado alrededor de 11 mil. Ha sido un 40% o 50% de manera natural y el otro de las siembras que

nosotros hemos realizado”, señaló Torres.

 

Al regenerar el producto, no solo se benefician como cooperativa, sino a toda la comunidad, ya que el 80% de los buzos de Bahía de Kino, El Sahuímero, El Choyudo y una parte de la comunidad Comcaac, dependen de este recurso.

 

Desde 2022, la cooperativa fue apoyada financieramente a través del proyecto “Innovación Azul”, impulsado por la Agencia Francesa de Desarrollo en colaboración con COBI, cuyo objetivo es mantener la resiliencia de los ecosistemas marinos y aumentar la capacidad de adaptación de las comunidades costeras mediante la promoción de soluciones de conservación y sostenibilidad.

 

La idea de este modelo desarrollado por la cooperativa es que más comunidades del noroeste con callo de hacha sobreexplotado se inspiren en él y lo repliquen con adaptaciones, señaló Carlos Acevedo, integrante de COBI.

 

·        Trazabilidad

Al capturar los callos de hacha, los pescadores abren y separan el molusco de la concha. Una vez limpio llenan bolsas de cinco kilos para venderlas, principalmente, al interior de la comunidad y venden las conchas de forma individual.

 

Desde el 2018, como parte del esfuerzo por lograr una producción sustentable, los pescadores han implementado una etiqueta para los callos en su concha.

 

Cada etiqueta lleva una numeración, lo que permite llevar un control de la producción y garantizar la trazabilidad. También incluye un código QR que lleva a un video donde cuentan la historia de la cooperativa y explican cómo funciona la Zona de Manejo Integral.

 

“Con la etiqueta quien lo compra puede ver realmente el origen del producto que se está comiendo y que vean que es un producto 100% sustentable. Aparte de la difusión del proyecto, queremos que la misma gente sea consciente de la importancia de la veda y cuando puede y no consumirlo para respetar el tiempo de reproducción de la especie”, señaló Torres.

 

Actualmente, buscan mercados que paguen por el valor agregado de su producto y de esta manera sea sostenible la producción, las labores de repoblamiento y el monitoreo que realizan.

 

“Apenas estamos en proceso de comercialización. Ahorita el porcentaje que hemos logrado obtener es mínimo. Sin embargo, contamos con un valor agregado que nos diferencia de otros pescadores comerciales. Al ofrecer el producto ofrecemos la historia detrás de su producción y eso nos puede llevar a tener un precio un poquito más elevado”, señaló Torres.

 

 

*Este artículo se publicó originalmente en Causa Natura Media.