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Hoy es viernes, 26 de abril de 2024

Reinventan el trazo oaxaqueño; recuperan a 57 creadores dispersos

• Bajo la mirada cómplice de Francisco Toledo se compiló la obra de los artistas contemporáneos más irreverentes que ya perfilan un nuevo ecosistema del arte

Reinventan el trazo oaxaqueño; recuperan a 57 creadores dispersos

CIUDAD DE MÉXICO.

Un mosaico con 57 artistas que revelan la nueva estética del arte oaxaqueño como un paisaje renovado que se aleja de la Escuela Oaxaqueña de Pintura, imaginada por el poeta y narrador Andrés Henestrosa, un ecosistema con nuevas técnicas que apuestan por la experimentación.

Así lo revela el libro +50 artistas contemporáneos en Oaxaca, compilado y coordinado por el escritor y promotor cultural Alonso Aguilar Orihuela y la historiadora del arte Paola Ambrosio, donde destacan nombres conocidos, como Demián Flores y Dr. Lakra (Jerónimo López Ramírez), y de otros más alejados de los reflectores, sin elaborar un canon de artistas exitosos.

Por ejemplo, los óleos de Alberto Aragón que atrapan el movimiento y la energía de ciertos animales o de sus instalaciones que se aproximan a viajes oníricos. Además de las xilografías de Irving Herrera y de César Chávez; la cerámica de alta temperatura de Adán Paredes y Claudio Jerónimo; las fotografías de Cecilia Salcedo, agrupadas en la serie La espina y el fruto; y las instantáneas de Vittorio D’Onofri, integradas en la serie Los desplazados, entre muchos más, para mostrar que hay un más allá de Francisco Toledo y Rufino Tamayo.

En entrevista con Excélsior, Aguilar Orihuela habla sobre este ambicioso trabajo que nació en 2014 bajo la mirada de Francisco Toledo, mientras la circulación del volumen en la Ciudad de México coincide con los 10 meses de su fallecimiento.


Lo que notamos es que se ha creado una especie de ecosistema cultural que difiere de la llamada Escuela Oaxaqueña de Pintura, nombrada en su momento así por el escritor Andrés Henestrosa que sirvió para dirigir los reflectores hacia este páramo que era Oaxaca. Ahora ya es un campo fértil, aunque hace algún tiempo este territorio estaba fuera de los reflectores”.

¿Cuál es la idea central?, se le pregunta al promotor cultural. “Mi premisa básica es que ha cambiado la estética del arte en Oaxaca y cada uno de los creadores entrevistados para este volumen forman parte del argumento que sostienen mi tesis sobre la conformación de un ecosistema que poco a poco ha propiciado ese cambio”.

Y añade: “Este libro es la continuación de un diálogo con otro libro que se titula Atardecer en la maquiladora de utopías, de Robert Valerio, publicado hace varias décadas. Él murió antes de ver todo este boom de actividades culturales, pero él destacaba que entonces la técnica más usada era la pintura y que los temas más acostumbrados eran las tradiciones y el paisaje onírico.

Y lo que digo ahora, en contraste, es que la técnica más utilizada hoy es el grabado sobre madera y el linóleo, gracias a la escuela del maestro Shinzaburō Takeda”, dice.

Lo cierto es que el libro arranca en 1988, con la creación del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), creado por el maestro Toledo, y llega hasta 2020.

 

JOYAS ARTÍSTICAS

Lo que me interesaba con este libro, dividido en dos tomos. era mostrar esa gran mayoría de artistas no reconocidos masivamente, pero que tienen una obra sólida, con la calidad para ser expuesta en lugares prestigiosos de México y el mundo”, apunta.

 

Así que me interesaba dar a conocer a gente como el maestro Adán Paredes, un ceramista reconocido que abreva de los prehispánico y construye instalaciones a partir de su trabajo”, añade.

También recuperar la obra de Claudio Jerónimo López, uno de los artistas que nos estamos perdiendo a nivel nacional, quien tiene la capacidad de crear formas variadas, desde cerros, frutas y cuerpos, hasta caparazones de tortuga y escarabajos de distintos formatos, abunda.

También está el trabajo de ceramistas jóvenes como Isabel Sánchez, que trabaja una serie de personajes que se desvinculan  totalmente de la estética local.

O de Byrol Jiménez, que parte del dibujo “como un proceso de invocación de la memoria”; o del dibujo creado por Sergio Gutiérrez, quien está interesado en la animación, el grabado y que reconoce una relación estrecha entre grafito, boceto y arte.

Sin olvidar el trabajo de colectivos como LaPiztola, la Guelaguetza Gráfica, Yope Project Space, La huella gráfica y los Tlacolulokos Activos, abarcando artistas que van del dibujo a la instalación y de la escultura en bronce a la fotografía.