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Hoy es viernes, 26 de abril de 2024

Revisan la vigencia de 'Días de guardar'

• Juan Villoro, Elena Poniatowska y José Ramón Ruisánchez hablan del autor y su obra, a diez años de su muerte

Revisan la vigencia de 'Días de guardar'

CIUDAD DE MÉXICO.

Días de guardar, el primer volumen de crónicas que el escritor mexicano Carlos Monsiváis (1938-2010) publicó hace 50 años, es un "título versátil que se ocupa de distintas zonas de la realidad contemporánea" y ocupa "el lugar fundante de la colección inaugural, pues el autor le será fiel a esta forma,  tanto al nivel crónica como al nivel libro", comentan respectivamente los escritores Juan Villoro y José Ramón Ruisánchez. 

Editada por el sello Era en 1970, el título reúne 33 textos sobre la Ciudad de México, su cultura popular, y la identidad citadina. "Es el primer libro en el que Carlos ejerció su vocación de periodista y de crítico social. Con él nació el gran cronista de México que fue, pues creó toda una escuela en este género", afirma por su parte la escritora Elena Poniatowska.

Amiga de Monsiváis durante décadas, "hicimos muchas crónicas juntos", la autora de La noche de Tlatelolco (1971) considera que Días de guardar es una especie de hermano gemelo de su crónica basada en la matanza estudiantil de 1968, "porque los mueve el mismo espíritu", dice. 

En el décimo aniversario de la muerte del ensayista analista político, que se conmemora hoy, los entrevistados analizan la vigencia y la importancia de este título que escribió cuando tenía 32 años. 

"Ya era Monsiváis. Su incontrolable consumo cultural había ya encontrado forma en la falta de forma. Nunca sería un escritor tan intensamente pulido como José Emilio Pacheco. Nunca se apegaría de manera tan feliz al habla como José Agustín. Pero su forma resultó necesaria para la heterogeneidad de lo real. Por suerte nunca se traicionó", destaca Ruisánchez.

Villoro explica que Días de guardar habla de ceremonias, manifestaciones y mitologías populares. "Todo eso sigue vivo en nuestra sociedad, aunque de distinto modo. Por desgracia, la 'nota roja' ha dejado de ser la crónica de sucesos individuales para transformarse en la estadística de lo colectivo. Historias como la de la Autoviuda, o incluso la Mataviejitas, se difuminan en un país que se ha transformado en una inmensa necrópolis. 

"En este libro, las manifestaciones políticas son aún la aventura de ganar la calle contra un gobierno autoritario. Una de las mejores piezas de Monsiváis es la que se refiere a la manifestación del silencio, en la que comienza participando como testigo, el cronista de los hechos, y termina convertido en militante, encendiendo un  periódico (símbolo de su oficio) como una antorcha", agrega.

El tambien cronista añade que las "exploraciones de la mitología del sentimiento (de Monsiváis) siguen teniendo vigencia, entre otras cosas porque no hemos dejado de oír a Agustín Lara".

Dice que en las crónicas de Monsiváis "hay dos voces fundamentales: una narra los sucesos, otra los comenta. Esa duplicicdad, la del cronista-editorialista, dio lugar a lo que llamó el 'género Monsiváis'. Carlos fue un fenómeno de la precocidad. Su capacidad de absorción era enorme".

Para Ruisánchez, en Días de guardar, Monsiváis "había comprendido que la crónica es un género sumamente robusto, que además del flujo de las urgencias del presente, se presta para la conversación con el pasado".

Detalla que la forma misma del libro --"que es cíclica, porque recorre los 'Días de guardar' (los feriados religiosoas, paganos y cívicos) regados en el año; pero que salta entre 1968 y 1970-- muestra la concepción del género que tenía Monsiváis. 

"De este modo, lo que importa no es solo lo que se ha desplazado, sino como cierta repetición muestra no un rito o un tritual, sino la hondura de una ritualidad y la inventiva de sus avatares. Creo que eso es la contribución de los grandes libros de Monsiváis: la exploración de las potencias de la ritualidad, su potencia en repetir que no obsta para crear", concluye.

Finalmente, Poniiatowska adelanta que le gustaría publicar un libro que reuiniera todos sus escritos sobre Monsiváis. "Encontré un fólder donde había unas diez entrevistas que le hice en disintos años. Las tengo que corregir. Sería bonito verlas juntas. Es increíble que ya pasaron diez años de su muerte; hemos hestado sin su critica política, pero dejó su museo, un legado vital".